CONSTANTÍN BRANCUSI, UN
EXPLORADOR DE LA ESCENCIA DE LAS FORMAS
A 138 años de su nacimiento
Constantín Brancusi
Pestiani nació en Rumania el 19 de febrero de 1876 y murió en París el 16 de
marzo de 1957. Estudió escultura en la Academia de Bucarest y perfeccionó sus
conocimientos en Viena y Munich, antes de establecerse en París (1904), donde
desarrolló la mayor parte de su carrera. Tuvo unos comienzos difíciles, durante
los cuales pasó penurias y privaciones, pero tras la Primera Guerra Mundial se
consagró como uno de los grandes escultores de la vanguardia artística.
Con la
eliminación de todos los atributos accesorios, evolucionó progresivamente hacia
una mayor esencialidad formal para crear formas puras y elementales. En sus
obras, Brancusi buscaba una belleza pura y espiritual, expresada a través de
sus figuras favoritas (el pájaro, el huevo, las cabezas femeninas) y resaltada
mediante el pulido de los materiales (bronce, mármol y, ocasionalmente,
madera). Realizó varios viajes a Estados Unidos, donde celebró con
éxito
exposiciones personales.
En 1937 regresó
a Rumania para llevar a cabo algunos encargos, como la Columna sin fin,
de casi 30 m de altura, para el parque público de Tirgu Jiu, cerca de su ciudad
natal. Ese mismo año fue a la India para proyectar el Templo de la Meditación,
por encargo del maharajá de Indore. Mademoiselle Pogany, El
recién nacido y Pájaro en el espacio, tres de sus
creaciones más apreciadas, constituyen otras tantas muestras de esa búsqueda de
la forma pura que llevó a Brancusi hasta los límites de la abstracción, aunque
sin abandonar por completo el figurativismo.
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