OCURRIÓ EN FEBRERO DE
1974. EL DICTADOR BORDABERRY LO DETUVO POR APLICACIÓN DE MEDIDAS DE SEGURIDAD
JUNTO A ONETTI Y JULIO CASTRO
- Quijano preso, porque “Marcha” publicó un cuento galardonado
Luis Casal Beck
El
martes 11 se cumplieron 40 años de la decisión gubernamental. La publicación
por parte del semanario “Marcha” de un cuento (“El guardaespaldas”), premiado
como el mejor por un jurado integrado entre otros, por Juan Carlos Onetti,
llevó al dictador Bordaberry a detener por “Medidas de Seguridad” y durante 81
días, a Carlos Quijano, Julio Castro, Onetti (que debió ser hospitalizado, con
vigilancia policial), y Hugo Alfaro. Su autor, Nelson Marra, fue procesado por
la Justicia Militar y permaneció cuatro años encarcelado.
El
cuento de Nelson Marra resultó seleccionado como el mejor por un jurado de
“Marcha”, integrado por Jorge Ruffinelli, Juan Carlos Onetti, y Mercedes Rein.
No había sido publicado aún, por problemas de espacio, ya que el semanario,
ante los problemas económicos que vivía, debió pasar de 32 a 24 páginas. A las
clausuras constantes, la represión que golpeaba a buena parte de sus redactores
(presos, exiliados), se había sumado en diciembre de 1973 una decisión oficial
de la Comisión de Productividad, Precios e Ingresos (Coprin), de permitir un
ajuste en el precio de venta de cada ejemplar a un valor que estaba por debajo
de los costos reales. Quijano decidió reducir transitoriamente las páginas de
“Marcha”, y apelar ante la Coprin. .
El 4
de febrero de 1974, Marra se hizo presente en la sede del semanario,
preguntando por Ruffinelli. “quería saber cuando podría cobrar el premio, y
cuando se (publicaria) el cuento”, según el testimonio de Hugo Alfaro,
administrador de la emblemática publicación (“Navegar es necesario. Quijano y
el semanario Marcha”, EBO, 1984). Alfaro le explicó que Ruffinelli estaba de
viaje (México) y el problema creado por la decisión de Coprin, obligando a
reducir el espacio del semanario.
Esta
semana, Coprin le dio la razón al reclamo de “Marcha”, y permitió el ajuste de
precios. Claro, fue un día miércoles; el semanario salía los viernes. “Vamos a
32 (páginas); no se me achiquen..” proclamó Quijano a poco de enterarse de la
buena nueva. Alfaro comentó: “no era cuestión de arrugarse o sacar pecho. Sino
de reunir en pocas horas, el material necesario”, porque se agregaban ocho
páginas. El cuento de Marra, seleccionado por el jurado, se aseguró entonces la
publicación, aunque no había sido leído por los responsables del semanario. El
propio Onetti, cuenta Alfaro, le había dicho a Ruffinelli “decile a Quijano que
el cuento no debe publicarse, sin que él lo lea”. Pero Ruffinelli debió viajar
precipitadamente a México, y nadie podría preveer que, a último momento,
Marcha, volveria a tener sus tradicionales 32 páginas.
“El
sábado, estábamos todos encapuchados en el departamento 6 de (Información e
Inteligencia de la policía) en Maldonado y Paraguiay”, recordó Alfaro en su
libro. Enviados ante la Justicia Militar, por apología de la sedición, Quijano
y Julio Castro (director y subdirector de la publicación), Onetti y Alfaro,
fueron absueltos de toda responsabilidad, pero Marra resultó procesado con
prisión y permaneció cuatro años en un centro de detención para presos
políticos.
Sin
embargo, Bordaberry dispuso que los liberados por la justicia castrense,
estuvieran igual presos en el Cilindro Municipal de Montevideo, al amparo de
las Medidas de Seguridad. Durante 81 dias permanecieron en esa condición
Quijano, Castro, Onetti (que debió ser internado en un sanatorio, con centinela
en la puerta de la habitación) y Alfaro. En el Cilindro se encontraban
recluidos un centenar de uruguayos, durmiendo en bancos, bajo las galerías del
estadio cerrado.
El
cuento de Marra, “narra los recuerdos de un policía corrupto y torturador. El
personaje agoniza inmovilizado en una sala blanca donde evoca momentos de su
vida: la infancia en el barrio, como policía de la Jefatura, y como
guardaespaldas de un “doctor”. Los recuerdos de andanzas sexuales y torturas a
sediciosos dibujan un personaje sádico y perverso que, se dijo, el autor quiso
identificar con el comisario Héctor Moran Charquero, asesinado por el MLN en
1970”, señala la historiadora Virginia Martínez (“Tiempos de dictadura,
1973/1985. Hechos. Voces, documentos. La represión y la resistencia, día a
día”, EBO, 2005, página 33).
“El
voto afirmativo de Onetti (…) expresaba una reserva acerca de lo que él llamaba
´crudeza innecesaria de lenguaje y de algunas situaciones´o algo asi –recuerda
Alfaro-. Era para ir corriendo a ver de qué se trataba. Pero el cuento quedó
dormido en un cajón, y nadie se acordó más de él. Hasta aquel miércoles en que
hubo que componer material de apuro, y marchó al taller sin examen”;
subrayando: “queda en pie el enfermizo afán persecutorio de un régimen que
sancionó con 4 años de cárcel al autor de una pieza literaria(…) En su honor,
debe decirse que ahora y desde que salio en libertad, Nelson Marra trabaja
dignamente fuera del país, en el periodismo y la docencia; en tanto, quienes
intentaron borrarlo de la faz de la tierra, ya fueron borrados de la faz de la
historia”.
En
mayo de 1974, todos los presos en el Cilindro Municipal, recuperaron la
libertad. Quijano escribió un editorial en “Marcha”, enfatizando en “la
jubilosa fraternidad que tanto nos enseñó de los camaradas del Cilindro. Los
compañeros. Con ellos compartimos el pan, como la palabra enseña. Y la
esperanza. La callada e inalterable certeza de tiempos mejores para esta tierra
entrañablemente nuestra. La prisión hermana y aunque parezca incongruente,
ayuda a liberarse”. En junio, el semanaro fue clausurado otra vez por 20
ediciones. Onetti decidió irse a España, Quijano, en soledad y ausencias, al
enterarse tiempo después que las Fuerza Conjuntas lo habían ido a buscar a su
casa tres veces, se refugio en la Argentina, y marchó al exilio en México,
donde muríó en 1984. “Hay exilios sin retorno, querido Alfaro, pero por las
dudas, averigue si la vieja rotativa es tan tozuda como yo”, escribió poco
antes.
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DOCTOR CARLOS QUIJANO
1900
nace en Montevideo un 21 de marzo
1917
fundador del Centro Ariel, cuya revista dirige.
1918/1923
profesor de literatura en Enseñanza Secundaria.
1924
abogado (medalla de oro)
1924/1928
Estudia economía y ciencia política en la Sorbona de París. Obtiene su segundo
doctorado.
1925
electo diputado blanco por Paysandú. No acepta por estar estudiando en Francia.
1928
retorna a Montevideo, y funda la Agrupación Nacionalista Demócrata Social
(ANDS). Ese año es electo diputado por Montevideo. En Francia publica su primer
ensayo: “Nicaragua: ensayo sobre El imperialismo de los Estados Unidos”.
1930
funda y dirige el diario “El Nacional”.
1931
Colapso electoral de su partido. Pierde su banca de legislador. “El Nacional”,
deja de editarse.
1932
Funda el semanario “Acción”. Se convierte en profesor de Finanzas de la
Universidad.
1933
Golpe de estado de Gabriel Terra. Se suma al Nacionalismo Independiente,
integrando dos de sus directorios (1933 y 1937). Toma distancia en 1938.
1935 participa
en un intento revolucionario que fracasa.
1936
profesor de Economía Política de la Universidad.
1939
funda y dirige el semanario “Marcha”.
1946
Dirige el Instituto Capital y la revista de Economía
(1947-1953).
Se postula al Parlamento, sin éxito, por el Partido Demócrata.
1956/1959
Dirige el diario “Tribuna Popular”.
1958
Rompe todo vínculo con el Partido Nacional, en una columna publicada en
“Marcha”. Se define como un nacionalista latinoamericano, antiimperialista,
afin con un futuro socialistas. Reivindica a Rodó, a Vaz Ferreira. Subraya su
empatía con el legado metodológico de Marx.
1962
Dirige el diario “Epoca”, y apoya a la Unión Popular.
1967
Funda los “Cuadernos de Marcha”.
1970
Firma un manifiesto de apoyo a la creación de un frente opositor al
autoritarismo oligárquico de Jorge Pacheco Areco.
1971
Respalda al Frente Amplia. No acepta ser su candidato a la vicepresidencia.
1973
Golpe de estado. Preso 81 días por haber publicado en “Marcha” un cuento
premiado en un concurso, junto a miembros de ese jurado como Juan Carlos Onetti
(que será hospitalizado).
1974
“Marcha” es clausurado definitivamente. Buena parte de su redacción estaba
presa o en el exilio.
1975
Sabiendo que lo estaban buscando, viaja a la Argentina por el litoral, escapando
de las fuerzas de seguridad.
Consigue
trabajo en México como profesor de Historia de las Ideas Económicas en la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Vive muy austeramente.
1979
Publica los “Cuadernos de Marcha” (segunda época)
1984
Muere un 10 de junio, a los 84 años.
1987
Sus restos son repatriados y reposan en el Panteón Nacional.
1989/1995
Parlamento publica en siete volúmenes sus principales escritos. El primero de
ellos, es prologado por Arturo Ardao, autor del primer editorial de “Acción” y
de “Marcha”..
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LA GENERACIÓN DE “MARCHA”
“(..)
quien cumplió la mas vasta labor magisterial, fue un hombre que no pertenece a
la literatura, pero dio la tónica del espíritu de una época, a través de una
paciente, a veces furiosa, siempre documentada y aguda tarea editorial: Carlos
Quijano.
Aunque
su campo específico fue el de la economía(…) su actividad mas influyente se
(ejercitó) en la política, (porque) él sentó los módulos operativos de una
cultura independiente y crítica, enfrentada a las instancias del poder oficial;
él favoreció su desarrollo, a través del semanario “Marcha”, estableciendo la
importancia que debe concedérsele a los variados ramos del arte y el saber(..),
infundió la tenaz y casi obsesiva apelación a otra realidad –soñada más que
vivida-, que será el país del futuro, la nueva sociedad, a cuya preparación
deben consagrarse los intelectuales.
Por
las condiciones del nuevo espíritu que propiciaba, no fue maestro de
discipulado dócil, educativo, y a la postre epigonal; siempre discutido y
polemizado, siempre en pugna con el medio y con las corrientes ocasionales del
exitismo; siempre persistiendo en sus orientaciones, a costa de escisiones y
rupturas.
Enseñó
a pensar con claridad, dentro de un modelo racionalizado francés; a considerar
la totalidad nacional, marcando la cuota importante de la economía en el
funcionamiento cultural; a creer a pies juntillas en la caducidad fatal del
sistema; a enfrentar sin anteojeras, críticamente, la realidad; a defender la
nacionalidad y a afirmar la segunda independencia nuestra, latinoamericana, en
incesante pugna con su enemigo imperial”
(Enciclopedia
Uruguaya Nº 56, “la conciencia crítica”, Angel Rama, 1969).
Extraído
de: http://www.republica.com.uy/
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