sábado, 22 de febrero de 2014


OCURRIÓ EN FEBRERO DE 1974. EL DICTADOR BORDABERRY LO DETUVO POR APLICACIÓN DE MEDIDAS DE SEGURIDAD JUNTO A ONETTI Y JULIO CASTRO
  1. Quijano preso, porque “Marcha” publicó un cuento galardonado




Luis Casal Beck


El martes 11 se cumplieron 40 años de la decisión gubernamental. La publicación por parte del semanario “Marcha” de un cuento (“El guardaespaldas”), premiado como el mejor por un jurado integrado entre otros, por Juan Carlos Onetti, llevó al dictador Bordaberry a detener por “Medidas de Seguridad” y durante 81 días, a Carlos Quijano, Julio Castro, Onetti (que debió ser hospitalizado, con vigilancia policial), y Hugo Alfaro. Su autor, Nelson Marra, fue procesado por la Justicia Militar y permaneció cuatro años encarcelado.



El cuento de Nelson Marra resultó seleccionado como el mejor por un jurado de “Marcha”, integrado por Jorge Ruffinelli, Juan Carlos Onetti, y Mercedes Rein. No había sido publicado aún, por problemas de espacio, ya que el semanario, ante los problemas económicos que vivía, debió pasar de 32 a 24 páginas. A las clausuras constantes, la represión que golpeaba a buena parte de sus redactores (presos, exiliados), se había sumado en diciembre de 1973 una decisión oficial de la Comisión de Productividad, Precios e Ingresos (Coprin), de permitir un ajuste en el precio de venta de cada ejemplar a un valor que estaba por debajo de los costos reales. Quijano decidió reducir transitoriamente las páginas de “Marcha”, y apelar ante la Coprin. .

El 4 de febrero de 1974, Marra se hizo presente en la sede del semanario, preguntando por Ruffinelli. “quería saber cuando podría cobrar el premio, y cuando se (publicaria) el cuento”, según el testimonio de Hugo Alfaro, administrador de la emblemática publicación (“Navegar es necesario. Quijano y el semanario Marcha”, EBO, 1984). Alfaro le explicó que Ruffinelli estaba de viaje (México) y el problema creado por la decisión de Coprin, obligando a reducir el espacio del semanario.

Esta semana, Coprin le dio la razón al reclamo de “Marcha”, y permitió el ajuste de precios. Claro, fue un día miércoles; el semanario salía los viernes. “Vamos a 32 (páginas); no se me achiquen..” proclamó Quijano a poco de enterarse de la buena nueva. Alfaro comentó: “no era cuestión de arrugarse o sacar pecho. Sino de reunir en pocas horas, el material necesario”, porque se agregaban ocho páginas. El cuento de Marra, seleccionado por el jurado, se aseguró entonces la publicación, aunque no había sido leído por los responsables del semanario. El propio Onetti, cuenta Alfaro, le había dicho a Ruffinelli “decile a Quijano que el cuento no debe publicarse, sin que él lo lea”. Pero Ruffinelli debió viajar precipitadamente a México, y nadie podría preveer que, a último momento, Marcha, volveria a tener sus tradicionales 32 páginas.

“El sábado, estábamos todos encapuchados en el departamento 6 de (Información e Inteligencia de la policía) en Maldonado y Paraguiay”, recordó Alfaro en su libro. Enviados ante la Justicia Militar, por apología de la sedición, Quijano y Julio Castro (director y subdirector de la publicación), Onetti y Alfaro, fueron absueltos de toda responsabilidad, pero Marra resultó procesado con prisión y permaneció cuatro años en un centro de detención para presos políticos.

Sin embargo, Bordaberry dispuso que los liberados por la justicia castrense, estuvieran igual presos en el Cilindro Municipal de Montevideo, al amparo de las Medidas de Seguridad. Durante 81 dias permanecieron en esa condición Quijano, Castro, Onetti (que debió ser internado en un sanatorio, con centinela en la puerta de la habitación) y Alfaro. En el Cilindro se encontraban recluidos un centenar de uruguayos, durmiendo en bancos, bajo las galerías del estadio cerrado.

El cuento de Marra, “narra los recuerdos de un policía corrupto y torturador. El personaje agoniza inmovilizado en una sala blanca donde evoca momentos de su vida: la infancia en el barrio, como policía de la Jefatura, y como guardaespaldas de un “doctor”. Los recuerdos de andanzas sexuales y torturas a sediciosos dibujan un personaje sádico y perverso que, se dijo, el autor quiso identificar con el comisario Héctor Moran Charquero, asesinado por el MLN en 1970”, señala la historiadora Virginia Martínez (“Tiempos de dictadura, 1973/1985. Hechos. Voces, documentos. La represión y la resistencia, día a día”, EBO, 2005, página 33).

“El voto afirmativo de Onetti (…) expresaba una reserva acerca de lo que él llamaba ´crudeza innecesaria de lenguaje y de algunas situaciones´o algo asi –recuerda Alfaro-. Era para ir corriendo a ver de qué se trataba. Pero el cuento quedó dormido en un cajón, y nadie se acordó más de él. Hasta aquel miércoles en que hubo que componer material de apuro, y marchó al taller sin examen”; subrayando: “queda en pie el enfermizo afán persecutorio de un régimen que sancionó con 4 años de cárcel al autor de una pieza literaria(…) En su honor, debe decirse que ahora y desde que salio en libertad, Nelson Marra trabaja dignamente fuera del país, en el periodismo y la docencia; en tanto, quienes intentaron borrarlo de la faz de la tierra, ya fueron borrados de la faz de la historia”.

En mayo de 1974, todos los presos en el Cilindro Municipal, recuperaron la libertad. Quijano escribió un editorial en “Marcha”, enfatizando en “la jubilosa fraternidad que tanto nos enseñó de los camaradas del Cilindro. Los compañeros. Con ellos compartimos el pan, como la palabra enseña. Y la esperanza. La callada e inalterable certeza de tiempos mejores para esta tierra entrañablemente nuestra. La prisión hermana y aunque parezca incongruente, ayuda a liberarse”. En junio, el semanaro fue clausurado otra vez por 20 ediciones. Onetti decidió irse a España, Quijano, en soledad y ausencias, al enterarse tiempo después que las Fuerza Conjuntas lo habían ido a buscar a su casa tres veces, se refugio en la Argentina, y marchó al exilio en México, donde muríó en 1984. “Hay exilios sin retorno, querido Alfaro, pero por las dudas, averigue si la vieja rotativa es tan tozuda como yo”, escribió poco antes.

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DOCTOR CARLOS QUIJANO

1900 nace en Montevideo un 21 de marzo

1917 fundador del Centro Ariel, cuya revista dirige.

1918/1923 profesor de literatura en Enseñanza Secundaria.

1924 abogado (medalla de oro)

1924/1928 Estudia economía y ciencia política en la Sorbona de París. Obtiene su segundo doctorado.

1925 electo diputado blanco por Paysandú. No acepta por estar estudiando en Francia.

1928 retorna a Montevideo, y funda la Agrupación Nacionalista Demócrata Social (ANDS). Ese año es electo diputado por Montevideo. En Francia publica su primer ensayo: “Nicaragua: ensayo sobre El imperialismo de los Estados Unidos”.

1930 funda y dirige el diario “El Nacional”.

1931 Colapso electoral de su partido. Pierde su banca de legislador. “El Nacional”, deja de editarse.

1932 Funda el semanario “Acción”. Se convierte en profesor de Finanzas de la Universidad.

1933 Golpe de estado de Gabriel Terra. Se suma al Nacionalismo Independiente, integrando dos de sus directorios (1933 y 1937). Toma distancia en 1938.

1935 participa en un intento revolucionario que fracasa.

1936 profesor de Economía Política de la Universidad.

1939 funda y dirige el semanario “Marcha”.

1946 Dirige el Instituto Capital y la revista de Economía

(1947-1953). Se postula al Parlamento, sin éxito, por el Partido Demócrata.

1956/1959 Dirige el diario “Tribuna Popular”.

1958 Rompe todo vínculo con el Partido Nacional, en una columna publicada en “Marcha”. Se define como un nacionalista latinoamericano, antiimperialista, afin con un futuro socialistas. Reivindica a Rodó, a Vaz Ferreira. Subraya su empatía con el legado metodológico de Marx.

1962 Dirige el diario “Epoca”, y apoya a la Unión Popular.

1967 Funda los “Cuadernos de Marcha”.

1970 Firma un manifiesto de apoyo a la creación de un frente opositor al autoritarismo oligárquico de Jorge Pacheco Areco.

1971 Respalda al Frente Amplia. No acepta ser su candidato a la vicepresidencia.

1973 Golpe de estado. Preso 81 días por haber publicado en “Marcha” un cuento premiado en un concurso, junto a miembros de ese jurado como Juan Carlos Onetti (que será hospitalizado).

1974 “Marcha” es clausurado definitivamente. Buena parte de su redacción estaba presa o en el exilio.

1975 Sabiendo que lo estaban buscando, viaja a la Argentina por el litoral, escapando de las fuerzas de seguridad.

Consigue trabajo en México como profesor de Historia de las Ideas Económicas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Vive muy austeramente.

1979 Publica los “Cuadernos de Marcha” (segunda época)

1984 Muere un 10 de junio, a los 84 años.

1987 Sus restos son repatriados y reposan en el Panteón Nacional.

1989/1995 Parlamento publica en siete volúmenes sus principales escritos. El primero de ellos, es prologado por Arturo Ardao, autor del primer editorial de “Acción” y de “Marcha”..

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LA GENERACIÓN DE “MARCHA”

“(..) quien cumplió la mas vasta labor magisterial, fue un hombre que no pertenece a la literatura, pero dio la tónica del espíritu de una época, a través de una paciente, a veces furiosa, siempre documentada y aguda tarea editorial: Carlos Quijano.

Aunque su campo específico fue el de la economía(…) su actividad mas influyente se (ejercitó) en la política, (porque) él sentó los módulos operativos de una cultura independiente y crítica, enfrentada a las instancias del poder oficial; él favoreció su desarrollo, a través del semanario “Marcha”, estableciendo la importancia que debe concedérsele a los variados ramos del arte y el saber(..), infundió la tenaz y casi obsesiva apelación a otra realidad –soñada más que vivida-, que será el país del futuro, la nueva sociedad, a cuya preparación deben consagrarse los intelectuales.

Por las condiciones del nuevo espíritu que propiciaba, no fue maestro de discipulado dócil, educativo, y a la postre epigonal; siempre discutido y polemizado, siempre en pugna con el medio y con las corrientes ocasionales del exitismo; siempre persistiendo en sus orientaciones, a costa de escisiones y rupturas.

Enseñó a pensar con claridad, dentro de un modelo racionalizado francés; a considerar la totalidad nacional, marcando la cuota importante de la economía en el funcionamiento cultural; a creer a pies juntillas en la caducidad fatal del sistema; a enfrentar sin anteojeras, críticamente, la realidad; a defender la nacionalidad y a afirmar la segunda independencia nuestra, latinoamericana, en incesante pugna con su enemigo imperial”

(Enciclopedia Uruguaya Nº 56, “la conciencia crítica”, Angel Rama, 1969).


Extraído de: http://www.republica.com.uy/




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