viernes, 29 de abril de 2011

Cuando el asesino es el Estado



Este lunes 2 de mayo se presenta en la Sala Jorge Luis Borges de la Feria Internacional del Libro, el último trabajo del Ministro de la Suprema Corte de Justicia Argentina Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni*.
El acto contará con la participación del periodista coterráneo Víctor Hugo Morales además de dos connotados abogados argentinos.
El Libro “La palabra de los muertos” Conferencias de criminología cautelar, está prologado por Juan Gelman y contratapa de Eduardo Galeano.
El carácter universalista del trabajo del Dr. Zaffaroni, y la cruda mirada sobre el genocidio estatal, nos llevó a compartir con nuestros lectores parte de una entrevista realizada hace pocos días por el periodista Ernesto Tenembaum y su equipo en Radio Mitre.


“Desde mi punto de vista creo que la criminalística no es una ciencia autónoma, sino que es un conjunto de conocimientos que vienen del mundo real y que valoran lo que se hace en materia penal”, comienza diciendo el Dr Zaffaroni.
Al responder acerca de las características de la publicación, señala:
“En el libro como estudio dice; cuidado que el sistema penal en el curso del siglo pasado “se cargó” cientos de millones de personas. Que son mucho más que lo que “se cargaron” las dos guerras mundiales. Los Estados mataron más de cien millones de personas indefensas. Las cifras varían, pues si incluimos las hambrunas nos vamos a ciento cincuenta millones, si no las incluimos nos quedamos entre ochenta y cien millones. Pero son víctimas del poder de los Estados, fuera de hipótesis de guerra, donde hay dos fuerzas más o menos simétricas”.
Consultado sobre cómo murió esa cantidad de personas, Zaffaroni dijo que “fue brutalmente. Población indefensa masacrada fuera de todo contexto bélico. Los treinta mil que tuvimos nuestros (en referencia a los muertos por la última dictadura en ese país), pero empecemos a contar desde el millón y medio de Armenios a comienzo del siglo; los que “se echó” Leopoldo Segundo en África Central, los desplazamientos de Stalin, lo de los Gulags, lo de Ucrania. En el caso de Stalin se calculan treinta millones de muertos, otros dicen que menos, depende de que se incluyan las hambrunas o no. En el número de muertos Stalin anda parejo con Hitler.
Pol Poth que “se echó” una cuarta parte de la población de Camboya.
La cifra es alarmante porque uno llega a la conclusión que en el siglo pasado de cada cien humanos que caminaban sobre la tierra en situación de indefensión, los Estados “se echaron” dos.
Hoy tenemos el problema de Darfour, el de Sudán, ahí hay un genocidio en curso en este momento. Tampoco sabemos muy bien lo que está sucediendo en los países árabes, y tampoco para dónde va a ir. Si se quiere estamos un poco mejor, pero tengamos cuidado porque este siglo dispone de mayor tecnóloga destructiva con respecto al siglo pasado.
Por otra parte el conocimiento tampoco es tan amplio. Nos enteramos exactamente de lo que sucedió en Irak bastante tardíamente, y el conocimiento lo teníamos en los años setenta cuando Pol Poth estaba “echándose” dos millones y medio de habitantes de Camboya, y los EEUU defendían que siguieran representantes de Pol Poth en la Naciones Unidas. Hoy evidentemente tenemos más posibilidad de comunicación e información de la que teníamos antes, pero en parte nos hemos habituado. Es como que se ha normalizado la noticia, la recibimos mientras seguimos tomando el café con leche y mojando la media luna.
Hay Estados que carecen de Fuerzas Armadas, pero Estado sin Policía no conozco ninguno. La policía es una Institución absolutamente necesaria. Las estructuras policiales tenemos que redefinirlas, y ver si lo que queremos es una Policía Federal que sea nuestro FBI interviniendo en todos los delitos y no que los delegue en las provinciales”.
Con respecto a la corrupción policial (a la que llama irónicamente “recaudación autónoma”), Zaffaroni dice: “esto es lo que las estructuras políticas han tolerado con las policías. Cambio “recaudación autónoma” por condiciones de gobernabilidad, lo cual funciona desde el siglo 19. El ámbito de recaudación era prostitución, juego, etc. pero hoy han entrado todas las formas de lo que se llama criminalidad organizada.
Como los ingresos se multiplican, esto desarticula la verticalidad de las fuerzas policiales, se descontrolan mandos medios, inferiores, etc. y no se puede seguir con este procedimiento.
Lo grave es que ese ámbito de “recaudación autónoma” si bien no financia la política para una elección Nacional, puede financiarla a nivel de caudillismo local y eso puede ir corrompiendo los partidos políticos desde la base. Este es un fenómeno latinoamericano, y otra de las razones que tenemos que tener en cuenta es que hoy los golpes de Estado tienden a darlos las policías. Tanto en África como en América Latina. Nuestra propia experiencia nos enseña: el último empujón a De La Rúa se lo dio la policía, el empujón a Duhalde también. En el caso de Ecuador fue más manifiesto”.


*Eugenio Raúl Zaffaroni (n. Buenos Aires, 7 de enero de 1940) es un abogado argentino, doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad del Litoral (1964), y ministro de la Corte Suprema de Justicia de su país desde 2003.

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