Bienvenida la polémica
Aldo Roque Difilippo
Algunos comentarios vertidos a través de las redes
sociales –y otros personalmente- sobre el artículo del periodista Matías Rótulo
sobre Domingo Faustino Sarmiento, (ver http://humbral.blogspot.com/2012/02/sarmientoel-hijo-matiasrotulo-fue-unode.html#links) nos generaron un par de reflexiones que no
tienen otro cometido que repensar algunas actitudes propias y ajenas.
Si bien es bueno, y
debería ser motivo de toda publicación (de cualquier formato) que se generen
debates en torno al material que se publica; esta discusión generada en
facebook nos movió a escribir estas líneas. Vale aclarar que lejos de evitar la
polémica, HUM BRAL siempre ha intentado incentivarla. No para
crear rencillas, sino porque entendemos que luego de la contraposición de ideas
estaremos más próximos a desentrañar las claves de un hecho o una información.
Por lo general, si el debate se desarrolla desde el terreno del respeto y la
confrontación sana, surgirá que no hay verdades absolutas, y que cada parte
tiene su cuota de razón.
Esa polémica generada en
la red social en torno al artículo “Sarmiento, el hijo” nos
mueve a preguntarnos: ¿Cuántos realmente hemos leído concienzudamente sobre
éste u otro personaje como para opinar en forma contundente? ¿Cuántos podemos
despojarnos de nuestra carga ideológica, religiosa, filosófica, o política,
como para opinar sobre un personaje, que aunque sea histórico, tiene una proximidad geográfica y hasta
generacional con nosotros.
Es muy fácil opinar sobre
cualquier personaje del cual nos separan
varios siglos, que pertenece a una cultura diametralmente opuesta a la nuestra,
porque en gran medida ese comentario no nos involucra. Por poner un ejemplo, si
mañana decimos que tal emperador chino era un déspota, salvo que nuestro
eventual interlocutor fuera un chino el
comentario no pasaría más que de eso. Lo
mismo pasa cuando opinamos sobre la homosexualidad, o la infidelidad de algún monarca de un país remoto. Pero traslade esos mismos
comentarios a un personaje histórico local. Cualquiera. Seguramente no lo hará
en el mismo tono porque intuirá que podrá estarlo escuchando o leyendo algún
descendiente. Porque ese personaje quizá no coincida con nuestro pensamiento
político pero si religioso; y eso llevará a que el comentario no sea tan
concluyente como en el otro caso.
La proximidad de un hecho
histórico, de un personaje o gesta, genera indefectiblemente pasiones, porque
nos sentimos involucrados. Estamos
hablando de cosas que de alguna manera nos pertenecen porque respondemos a una
condición política, social, familiar, religiosa y hasta étnica particular; y ese
personaje o ese hecho lo esta rozando.
Para toda publicación el
problema radica cuando, generando información no genera polémica. Por eso,
bienvenida la polémica. Seguiremos buscándola y con ella contrincantes con
quienes confrontar, porque en ese camino, seguramente, nos aproximaremos un poquito
más a la verdad.
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