Jorge Esmoris
El antihéroe que
encarnó al prócer de la
Patria
* La voz del prócer “fue trabajada a partir de la voz
de Zitarrosa. Para mi era que la voz de
Artigas fuera la voz de la tierra, que cuando hablara Artigas hablara la tierra”.
Aldo Roque Difilippo
Jorge
Esmoris, el actor, el humorista, el ex líder de la Antimurga BCG , el Artigas de
“Las Redota” estuvo en Mercedes para presentar su espectáculo “Todo bien, bo!”.
Un unipersonal al estilo de este singular actor y humorista nacional. Una obra
con un personaje cuya pasión es La Lógica. La ausencia de ella en este mundo lo
lleva a embriagarse, no de bebida, sino
de ilógica. “No me emborracha el alcohol, me emborracha la insensatez”, reflexiona.
Previo a
la función, mientras los técnicos realizaban sus trabajos en el escenario, en
la iluminación y el sonido, Esmoris mantuvo un diálogo distendido con HUM BRAL
sobre la televisión, el humor, su incursión en el cine y su falta de interés en
seguir participando del Carnaval, y hasta de política. “Queda mucho por hacer”
en materia de Cultura en el País, comentó “y bueno, pero en relación a lo que
había, de la nada se pasó a algo”.
¿De qué viene la propuesta de “Todo bien, bo!”?
-Es un
monólogo que se trata de un borracho que
llega a un lugar equivocado y a partir
de esa equivocaciones empieza a desarrollar
su temática que se basa en el recuerdo
que tiene de un tipo de boliche que prácticamente ya no existe, donde se
juntaba con una barra de amigos a conversar. A partir de ahí empieza a preguntarse
qué quedó de esa charla de amigos y de
ese boliche. Y poco a poco el escenario y la platea se va transformando en ese boliche, y el público se va
transformando en esos amigos y van
apareciendo los temas universales que
tienen que ver con la condición humana,
las contradicciones, las paradojas, con esa particularidad que tiene el borracho que
puede pasar de una reflexión con una lucidez brutal, a un disparate o un
delirio total. Va uniendo temas aparentemente inconexos entre si pero que poco a poco van encajando…
Y es que los uruguayos somos bastante nostálgicos…
-Si, pero
yo particularmente no soy nada nostálgico. Tengo buenos recuerdos y los
recuerdo, no los sufro…
Pero últimamente hay una exacerbación de que todo
tiempo pasado fue mejor.
-Si,
totalmente. Pero el borracho se va proyectando, y en ningún momento se pone
nostalgioso, sino que es el disparador
que le permite enfrentar mundos como el
de la tecnología. Hace referencia al facebook,
no entiende cómo puede ser amigo
de individuos que no los ve. Pero
también se va metiendo en temas que
tienen que ver con el sentido primigenio
de la amistad. Pero lo hace en clave de humor, y totalmente absurdo.
Vos utilizas el humor
para decir lo que te interesa, y has tenido buenas incursiones en la televisón ¿Por qué no hay programas de
humor en la televisión uruguaya?
-Es
difícil el humor. El humor que a mi me
gusta hacer no es fácil hacerlo en televisión.
Estas son
cosas que vengo escribiendo desde hace 2 años, y he quemado muchos papeles con
lo que no me gustaban; y en la televisión tenés que hacer las cosas como se
hacen los chorizos. Entonces en materia
de humor no es fácil que puedas tener un
buen nivel, más allá que pueda o no gustar. En televisión podrás hacer uno o
dos, y el tercer programa vas a tener que sacarlo así no tengas muchas cosas.
Pero vos hacías en radio El Espectador (Nacidos para perder) que era diario y que me
imagino sería un desgaste terrible.
-Si, nos enloquecíamos. Trabajábamos de repente 14
horas por día para sacar ese programa y éramos 3 libretando. En la televisión
de repente el humor lo hace una persona sola y no podés leer, cosa que hacíamos
en la radio; o sea que llegábamos contra reloj pero teníamos los libretos en la
mano.
Después,
me parece que la gente que se pone frente al televisor, no se si está
receptiva para un tipo de humor. Me da
la sensación que el humor que a mi me gusta es como para que se de la gente saliendo de su casa,
encontrándose en un lugar, con otra
gente que de repente conoce o no conoce,
y ahí se va armando el clima, que en la televisión ya es difícil.
Acá (en el
teatro) no hay muchos chistes, hay muchas situaciones; y en la televisión
pueden estar esas grandes comedias que se hacen
en Estados Unidos, que obviamente tienen un trabajo impresionante de producción. Aquí se hace difícil. Hay, de
repente experiencias y programas tienen
escenas o momentitos, pero no como estaba antes “Telecatapum”, “Plop!”, “Decalegrón”.
Ese tipo de programa como que tampoco los ves en el mundo. No hay muchas
cosas de esa. Además en la televisión el
humor, de alguna manera, se ha
bastardeado, porque se lo empezó a
asociar más con el entretenimiento, con el reírse o de una discapacidad o de un
problema. Lo de Tinelli ya es como el
borde de todo. Entonces la gente se ríe de eso …
Pero llama la atención que un discurso que solemos
repetir es los uruguayos no somos así,
pero terminamos consumiendo eso.
-Y
si. No somos así, pero somos así.
El teatro
no lo van a ver nunca en la televisión, ni en Internet. No podes ir a un Video Club.
Sucede en el momento, y es lo maravilloso que tiene. Es intransferible. Es único.
Lo que va a suceder esta noche no va a suceder más; y eso es lo bárbaro, porque
se da ese fenómeno social que es el Teatro, o un recital de música, que va gente de diferentes
lugares y conforman una unidad que es el
público.
Y vos que has participado también de la comedia en la
televisión. ¿Por qué en la televisión uruguaya hay tan poca producción nacional?
¿Solamente por un tema económico?
-Y calculo
que si. Si uno compara lo que es traer
una lata o un programa de afuera con lo
que es una producción nacional, es más costosa.
Canal 10 prácticamente es el único
que ha hecho punta con el tema de la
ficción nacional. Las dos temporadas de “Por que te quiero así”, “Bienes Gananciales”, “Dance”.
Ahora se están haciendo dos producciones
nacionales, pero es costoso y a veces la
gente tampoco está acostumbrada. Y no es fácil competir con
otros productos que no solamente
duran mientras los pasan, sino que todo el día se está hablando de eso. Todos
los canales están hablando de un programa. Entonces llega un momento que si uno
no lo ve se siente como fuera del mundo.
Y aunque no lo vea sabe lo que pasa, está enterado. Es una propaganda muy
fuerte.
Remar con tres millones de Artigas
Pasando a otro tema. Aunque ya te lo hayan preguntado,
en el imaginario popular teníamos otra
imagen de Artigas, y nos encontramos contigo. No tenés ni ojos celestes, ni sos
rubio. ¿Cuál fue la reacción que tuviste cuando recibiste la propuesta para
hacer semejante personaje?
-La
reacción fue de satisfacción y no dude un instante. Para un actor un personajes
de estas características llega una vez.
Por ahí puede que llegue algún otro, pero es muy difícil. En Uruguay es muy
difícil que pueda haber otro personaje como Artigas. No existe. Y tener la
oportunidad de hacerlo también para mi era muy difícil. Era remar con tres
millones de Artigas, cada uno tiene su Artigas. Entonces era como ir a la hoguera. Pero se encaró de una
forma auténtica, honesta y dejando que las cosas pasaran. Por lo menos yo me desprendí de toda
información previa y salí a hacer lo que sentía y lo que la película proponía.
¿Y qué respuesta recibiste de la gente?
-Fue
maravilloso, mucho más de lo que me imaginaba. A priori sabía que iba a ser
difícil. Tuve la oportunidad con la película de recorrer el interior y la respuesta de la gente era formidable. La
gente se acercaba y lo aceptaron.
Entendieron que era una película, que era una obra de arte que iba por otro
lado. Mucha gente nos dijo nunca nos imaginamos
a Artigas caminando.
¿Cómo hiciste para componer ese personaje?, porque tampoco vos lo viste caminando.
-Al
principio uno mas o menos siempre hace lo mismo…
Pero me supongo que para componer un personaje debés tener
un punto de referencia.
-Lo
primero que busqué fue en lo libros y diferían mucho unos de otro. Y ahí
también se veía que cada escritor escribía sobre su Artigas, le cargaba su
subjetividad, su ideología. Entonces también deseché eso y empecé a trabajar
más con la figura de Artigas desde el
misterio. Si bien nosotros no queríamos hacer ese personaje de la estatua y el
bronce, sino que se trataba de humanizarlo, pero yo también no lo trabajé como
un ser humano común y corriente, sino que quedó ahí a mitad de camino entre la
leyenda y el misterio. Era como una especie de sobra, de fantasma, de espectro
que andaba en ese campamento, mimetizándose
con todo el entorno y tratando de
no ser primera figura. Él salía de
repente de los lugares más insólitos, se
mantenía en silencio. Su andar era cansino. Trataba de estar mas ausente que
presente. Y después con la propia dinámica, el hecho de andar a caballo, estar
tirados ahí ensayando, en esos lugares a mi me cansaban mucho.
Algo que
capaz nadie pensó. Yo me dije, esta gente estaba cansada, tendría que sufrir
lumbago, andar medios rengos, descaderados, porque yo me bajaba del caballo y
estaba así, y estaba un par de horas. Y esta gente vivía a caballo.
Entonces
ahí el propio cansancio mío, el dolor y la fatiga… Dije esto lo tuvo que haber
sentido Artigas también; y ahí lo dejé ir naturalmente, que se cansara, que se durmiera, que gritara. Esa
fue la parte física, y la voz que fue trabajada a partir de la voz de Zitarrosa.
Para mi era que la voz de Artigas fuera
la voz de la tierra, que cuando hablara Artigas hablara la tierra.
¿Por qué la voz de Zitarrosa?
¿Por el color?
-Por el
color, por la textura, por esa forma casi que
habla en cifra, en décima, pero además porque tiene una cosa como amarga
pero tierna, triste y esperanzada. Esas combinaciones. Por supuesto que no se
trataba de hacer una imitación de la voz de Zitarrosa, pero si que tuviese ese
color.
Artigas
también hablaba en clave de milonga, en clave de vidalita, en esos estilos se
manejaba su forma de decir.
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