viernes, 19 de abril de 2013


Palabras de los que saben
“Debe sobrevivir la buena escritura”





Fermín Méndez
(MINTXO)





La vida suele depararnos, o enfrentarnos, a ocasiones en donde la elección del camino a tomar termina siendo trascendental. Por ejemplo, sin el bogotazo, un tal señor llamado Gabriel García Márquez no hubiera dejado su carrera universitaria para dedicarse a escribir. Similar el caso del es
J.J. Millás
critor español Juan José Millás (Valencia, 1946), quien empezó Filosofía y Letras en la universidad de Madrid, pero que luego abandonó a causa de lograr un, para él, provechoso trabajo como administrativo en Iberia. Una cosa determinante: pese a ello, se dedicó en sus ratos libres a la lectura y la escritura. Narrativa y periodismo podrían decirse que han sido, y lo siguen siendo, sus pasiones dentro de las letras. Premios no le faltan. Podemos citar entre los más destacados al Premio Nacional de Periodismo en 2002 o el Premio Francisco Cerecedo concedido por la Asociación de Periodistas Europeos, y el más renombrado en 2010, el Premio Don Quijote de Periodismo. Pero existe un hecho muy destacable, sobre todo porque varios “ganadores” se han quedado panchos y sin trasmitir el conocimiento, y es que Millás siempre ha sido un impulsor de la enseñanza teórica y práctica, y de la formación en sí, en la escritura creativa. Fue impulsor de la Escuela de Letras de Madrid en 1989, primera escuela de escritura literaria creada en España, donde también fue uno de sus primeros profesores. Ayer y hoy, un inquieto que vale mucho.
En recientes declaraciones, que fueron realizadas en la inauguración de la Escuela de Letras de Extremadura (ELE), centro cultural que será apadrinado por Juan José Millás, el escritor manifestó que en el periodismo actual está viviendo uno de sus peores momentos históricos. Reflexionando, además, que la profesión transita por momentos "desastrosos" y mostrándose pesimista en el futuro del periodismo “papel”. Claro, hay algo que incide en sus declaraciones, y las baña de pesado subjetivismo, y es que la crisis económica ha inducido tal situación. Dijo: "debe sobrevivir la buena escritura porque es la única manera de mantener el interés de los lectores”. 
En cuanto al papel Millás augura un que el futuro de las ediciones impresas de los diarios irá en declive,  considerando que "el papel ya ha desaparecido en alguna medida", y de seguir así, "será más elitista leer un periódico que una tableta". De todas formas, y como forma de mensaje alentador, aboga por "textos buenos" para buscar el interés de los lectores más allá del titular de la noticia. "El periodismo ha abandonado la calidad en la escritura y eso convierte al público en un lector de titulares", recalcando que un texto periodístico digno debe ser "armado y articulado" para contar los hechos con un tono literario en el que se detalle "un relato y no un cuento". Contundente, Sr. Profesor.


"A ESCRIBIR TAMBIÉN SE APRENDE"
Para el periodista el "secreto siempre será un texto bien escrito" que conquiste la atención del lector. Sin conquistar no hay interés. Pero para conquistar, hay que aprender. Millás ha elogiado desde siempre las escuelas de letras porque "es un espacio de creación creativa y una factoría del pensamiento". "La gente ve normal que se vaya a un conservatorio de Música o a una academia de Bellas Artes pero no entiende que se acuda a una escuela de Letras para aprender a escribir", reflexionó. En la misma dirección repasó algo de su propia experiencia: "El que quiere ser escritor tiene que bucear en su mirada, en su modo de enfrentarse a la realidad", una realidad que tiene que extrañar al periodista y crear un "conflicto. "Alguien que se lleva muy bien con la realidad podrá hacer textos jurídicos, pero no literarios". Dijo alguna vez que la técnica debe profundizarse pero es “fácil” de aprender, pero la "mirada" de los alumnos es todo.
LEER
"No hay escritura sin lectura. Es imposible ser buen escritor si antes no se ha sido un buen lector". Y no podría estar más de acuerdo con Millás. Quien pretenda ejemplificar el “leer y escribir” con qué fue primero sí el huevo o la gallina, no hace más que equivocarse. En todo caso, “leer” sería la gallina y el huevo a la vez. Leyendo es el primer insumo para la creación literaria. Es la caja de herramientas, el baúl de los criterios, la inyección de experiencias, la llave que abre y cierra la cajonera de la mente. Es evidente que la escritura es quien pone en práctica todo eso, pero el estímulo, y hasta la percepción (real o fantasiosa) fluye a través del contacto con la lectura. Horas, mil horas. Luego sí, el mundo contado será más rico, agradable, eficaz, perspicaz, consciente, brutal.
Me animaría a decir, y esto a título personal, que no sólo el periodismo papel mejoraría. También el radial, el televisivo, y hasta el nuevo mundo: internet. Claro, Millás se sagaz con el cibermundo: “Internet es un territorio fabuloso porque nada se respeta en él... Ya no podríamos imaginar la vida sin ese continente que nos abre a horizontes nuevos cada día... Cualquier día de estos, entro yo mismo en el artículo de Wikipedia donde se da cuenta de mi biografía y pongo que me he retirado a una isla griega para quitarme de en medio. Y sin dejar de estar aquí, en alguna dimensión de la realidad me encontraré frente al mar, retirado del tabaco, de la bebida, del deseo, retirado de mí”. Palabras de los que saben.

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