Palabras
de los que saben
“Debe sobrevivir la
buena escritura”
Fermín
Méndez
(MINTXO)
La
vida suele depararnos, o enfrentarnos, a ocasiones en donde la elección del
camino a tomar termina siendo trascendental. Por ejemplo, sin el bogotazo, un
tal señor llamado Gabriel García Márquez no hubiera dejado su carrera
universitaria para dedicarse a escribir. Similar el caso del es
critor español
Juan José Millás (Valencia, 1946), quien empezó Filosofía y Letras en la
universidad de Madrid, pero que luego abandonó a causa de lograr un, para él,
provechoso trabajo como administrativo en Iberia. Una cosa determinante: pese a
ello, se dedicó en sus ratos libres a la lectura y la escritura. Narrativa y
periodismo podrían decirse que han sido, y lo siguen siendo, sus pasiones
dentro de las letras. Premios no le faltan. Podemos citar entre los más
destacados al Premio Nacional de Periodismo en 2002 o el Premio Francisco
Cerecedo concedido por la
Asociación de Periodistas Europeos, y el más renombrado en
2010, el Premio Don Quijote de Periodismo. Pero existe un hecho muy destacable,
sobre todo porque varios “ganadores” se han quedado panchos y sin trasmitir el
conocimiento, y es que Millás siempre ha sido un impulsor de la enseñanza
teórica y práctica, y de la formación en sí, en la escritura creativa. Fue
impulsor de la Escuela
de Letras de Madrid en 1989, primera escuela de escritura literaria creada en
España, donde también fue uno de sus primeros profesores. Ayer y hoy, un
inquieto que vale mucho.
J.J. Millás |
En
recientes declaraciones, que fueron realizadas en la inauguración de la Escuela de Letras de
Extremadura (ELE), centro cultural que será apadrinado por Juan José Millás, el
escritor manifestó que en el periodismo actual está viviendo uno de sus peores
momentos históricos. Reflexionando, además, que la profesión transita por
momentos "desastrosos" y mostrándose pesimista en el futuro del
periodismo “papel”. Claro, hay algo que incide en sus declaraciones, y las baña
de pesado subjetivismo, y es que la crisis económica ha inducido tal situación.
Dijo: "debe sobrevivir la buena escritura porque es la única manera de
mantener el interés de los lectores”.
En
cuanto al papel Millás augura un que el futuro de las ediciones impresas de los
diarios irá en declive, considerando que
"el papel ya ha desaparecido en alguna medida", y de seguir así,
"será más elitista leer un periódico que una tableta". De todas
formas, y como forma de mensaje alentador, aboga por "textos buenos"
para buscar el interés de los lectores más allá del titular de la noticia.
"El periodismo ha abandonado la calidad en la escritura y eso convierte al
público en un lector de titulares", recalcando que un texto periodístico
digno debe ser "armado y articulado" para contar los hechos con un
tono literario en el que se detalle "un relato y no un cuento".
Contundente, Sr. Profesor.
"A ESCRIBIR
TAMBIÉN SE APRENDE"
Para
el periodista el "secreto siempre será un texto bien escrito" que
conquiste la atención del lector. Sin conquistar no hay interés. Pero para
conquistar, hay que aprender. Millás ha elogiado desde siempre las escuelas de
letras porque "es un espacio de creación creativa y una factoría del
pensamiento". "La gente ve normal que se vaya a un conservatorio de
Música o a una academia de Bellas Artes pero no entiende que se acuda a una escuela
de Letras para aprender a escribir", reflexionó. En la misma dirección
repasó algo de su propia experiencia: "El que quiere ser escritor tiene
que bucear en su mirada, en su modo de enfrentarse a la realidad", una
realidad que tiene que extrañar al periodista y crear un "conflicto.
"Alguien que se lleva muy bien con la realidad podrá hacer textos
jurídicos, pero no literarios". Dijo alguna vez que la técnica debe
profundizarse pero es “fácil” de aprender, pero la "mirada" de los
alumnos es todo.
LEER
"No
hay escritura sin lectura. Es imposible ser buen escritor si antes no se ha
sido un buen lector". Y no podría estar más de acuerdo con Millás. Quien
pretenda ejemplificar el “leer y escribir” con qué fue primero sí el huevo o la
gallina, no hace más que equivocarse. En todo caso, “leer” sería la gallina y
el huevo a la vez. Leyendo es el primer insumo para la creación literaria. Es
la caja de herramientas, el baúl de los criterios, la inyección de
experiencias, la llave que abre y cierra la cajonera de la mente. Es evidente
que la escritura es quien pone en práctica todo eso, pero el estímulo, y hasta
la percepción (real o fantasiosa) fluye a través del contacto con la lectura.
Horas, mil horas. Luego sí, el mundo contado será más rico, agradable, eficaz,
perspicaz, consciente, brutal.
Me
animaría a decir, y esto a título personal, que no sólo el periodismo papel
mejoraría. También el radial, el televisivo, y hasta el nuevo mundo: internet.
Claro, Millás se sagaz con el cibermundo: “Internet es un territorio fabuloso
porque nada se respeta en él... Ya no podríamos imaginar la vida sin ese
continente que nos abre a horizontes nuevos cada día... Cualquier día de estos,
entro yo mismo en el artículo de Wikipedia donde se da cuenta de mi biografía y
pongo que me he retirado a una isla griega para quitarme de en medio. Y sin
dejar de estar aquí, en alguna dimensión de la realidad me encontraré frente al
mar, retirado del tabaco, de la bebida, del deseo, retirado de mí”. Palabras de
los que saben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario