A 189 AÑOS DEL NACIMIENTO DE ALEJANDRO DUMAS, UNO DE
LOS ESCRITORES ROMÁNTICOS MAS POPULARES
DE FRANCIA
Alejandro Dumas nació el 29 de julio de 1824 en
Villers-Cotterêts, Francia, y murió el 5 de diciembre de 1870. Hijo de un
general del ejército francés que dejó a su familia prácticamente en la ruina al
morir, en 1806, Alexandre Dumas tuvo que abandonar pronto sus estudios. Llegó a
París en 1823, tras una primera experiencia como pasante de abogado, lleno de
ambiciones literarias. Gracias a su puesto de escribiente para el duque de
Orléans, que obtuvo por recomendación del general Foy, consiguió completar su formación de
manera autodidacta.
Desde 1825, editó poemas y relatos largos, y representó
vodeviles en teatros de variedades, pero el verdadero inicio de su carrera como
dramaturgo se produjo en 1829, con Enrique III y su corte, primera
manifestación de la nueva generación literaria romántica, anticipándose un año
al Hernani, de Victor Hugo. Antony, en 1831, marcó los principios de una etapa
de creación infatigable de dramas, tragedias y melodramas, casi todos de
exaltación de la historia nacional de Francia.
Gran admirador de Walter Scott, a partir de 1832 escribió
también novelas históricas, aprovechando el auge del género propiciado por su
publicación por entregas en los periódicos. A pesar del poco éxito de sus
primeras novelas, la aparición de Los tres mosqueteros, en 1844, significó su
salto a la fama. Las sumas ingentes de dinero que se le ofrecían, dada la
creciente demanda de sus novelas por parte del público, motivaron una verdadera
explosión en la producción de Dumas. Trabajando incontables horas al día, y con
la ayuda de varios colaboradores, entre los que destacó el historiador Auguste
Maquet, con quien trabajó de 1839
a 1851, llegó a producir ochenta novelas, de desigual
calidad. La mayoría de ellas pertenecen al género histórico o al de aventuras,
en el que destaca sin duda El conde de Montecristo.
La escasa profundidad psicológica de los personajes se ve
ampliamente compensada por una exuberante inventiva a la hora de crear las
intrigas, y por el perfecto dominio de los diálogos, siempre ágiles y vivaces.
Sin duda, éste fue el motivo de que sus obras fueran frecuentemente trasladadas
al teatro. Con este fin fundó en 1847 el Théâtre Historique, en París, empresa
que cuatro años más tarde quebró a causa de las deudas contraídas, a pesar del
éxito obtenido.
La vitalidad enorme de
Dumas le llevó a probar todos los
géneros de la literatura y, si bien es cierto que sus ensayos históricos no
tuvieron mucha relevancia, la serie de sus Impresiones de viaje (1835-1859), en
cambio, lo convirtió en el primer maestro del gran reportaje. Realizó una breve
incursión en el universo político; fue nombrado capitán de
Regresó a Francia en 1853 y fundó la revista satírica El
mosquetero, que se transformó, en 1857, en El Monte-Cristo. Ante la continua
censura de Napoleón III, abandonó de nuevo Francia y se sumó a la expedición de
Garibaldi en Sicilia, en 1860. Se encargó de comprar armas para el
revolucionario italiano y se instaló, durante cuatro años, en Nápoles, donde
Garibaldi lo nombró conservador del museo de la ciudad. Enemistado con el
cardenal Francesco Zamparini, fue expulsado por los napolitanos, e impulsó en
París nuevos intentos periodísticos, que abortaron al poco tiempo.
Arruinado, vivió los últimos años de su vida a costa de su
hijo Alexandre, también escritor, y de su hija, Madame Petel. Pretendía haber
escrito más de mil doscientas obras, y, aunque sin duda exageraba la cifra,
dejó unos trescientos libros y numerosísimos artículos, que hicieron de él uno
de los autores románticos más prolíficos y populares de Francia.
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