sábado, 22 de febrero de 2014

Documentos inéditos del Banco República cuentan cómo se vivió la guerra de 1904 en Carmelo




A 110 años desde que los revolucionarios blancos ocuparon Carmelo.



Aquí donde hoy está la Sociedad Italiana Vittorio Emanuelle II funcionó el Banco República que fue tomado por los revolucionarios blancos en 1904

Este mes se cumplen ciento diez años desde que el Banco República de Carmelo estuvo sitiado en el marco de la guerra que tenía como protagonistas a blancos y colorados en la revolución de 1904. El gerente de entonces retiró desmayada a su esposa y unas cuarenta personas resultaron muertas o heridas en el enfrentamiento que tuvo la Sucursal del Banco República de Carmelo como centro. En aquellos años, el banco se encontraba en el edificio donde actualmente está la Sociedad Italiana, por lo que los combates tuvieron lugar en los espacios de la cuadra donde, entre otros, tiene su Redacción EL ECO. 


Así cuentan las crónicas rescatadas por el amigo y lector Otto Fielitz –exempleado bancario-, quien nos acercó la documentación sobre lo ocurrido. Fielitz detalla que esta documentación inédita que hoy publicamos en EL ECO fue hallada casualmente por él en el libro “copiador de cartas No1 de la Sucursal”, hallazgo que hizo en junio de 1996. “De los traspasos de fondos registrados en este libro, destinados al pago de alquileres, surge que la Sucursal ocupaba entonces lo que hoy es la sociedad Italiana. Allí también funcionó el Correo y la Dirección de Rentas (DGI)”.

El lector Otto Fielitz propone que el 29 de agosto de 2014, al cumplirse 110 años de estos hechos que se iniciaron en este mes de enero, se lo recuerde colocando en el lugar del combate alguna placa recordatoria “para que las nuevas generaciones sepan que nuestra ciudad sufrió también aquella guerra fratricida”.



La historia

La historia cuenta que el Banco de la República Oriental del Uruguay inició sus actividades el 22 de octubre de 1896, mientras que la sucursal Carmelo fue abierta al público el 26 de mayo de 1902.

Dos años después, el país se vio sacudido por la Guerra Civil que enfrentó al Gobierno de José Batlle y Ordoñez con las fuerzas revolucionarias del Partido Blanco conducidas por Aparicio Saravia.

El Banco República y su Sucursal Carmelo, no fueron ajenos a estos enfrentamientos, según se desprende de la correspondencia de esta sucursal, donde quedaron registrados incidentes que modificaron el normal funcionamiento de la misma, y que ahora, pasados más de cien años, adquieren un innegable valor no sólo anecdótico, sino histórico.

Es así que el 31 de enero de 1904 el gerente de la Sucursal Carmelo, Don Juan Alvarez, comunicaba a la Superioridad:



“Sr. Gerente del Banco de la República, Montevideo

Precauciones: Confirmamos nuestra última del 9 de enero de 1904. El pueblo está en poder de los revolucionarios. Vienen con mucho orden, ofrecen garantías, no ha habido ningún atropello”. Telégrafo interrumpido.



La sucursal no funcionaba

Desde enero la sucursal bancaria no estaba operativa para el público. La correspondencia a la que accedió Otto Fielitz continúa en febrero de 1904, posiblemente entre el 1 y el 7 de ese mismo mes, cuando el gerente Álvarez comunica a sus superiores que los revolucionarios comienzan a exigir dinero para continuar la lucha, por eso envía el siguiente mensaje:

“Las fuerzas revolucionarias que ocupan este pueblo nos han intimado la entrega de los fondos que tenemos de la Comisión Auxiliar, como le hemos contestado que los habíamos remitido a Colonia, nos exigen que lo hagamos venir. Les manifestamos que tendríamos que pedir autorización a nuestra Casa Central y en eso quedamos; manifestándonos que por lo demás podíamos operar tranquilamente, haciéndonos respetar por una guardia si fuera necesario. Pero como nuestra Sucursal está clausurada desde que se ausentaron las fuerzas legales, agradecimos su oferta para casos de necesidad”, señala la misiva enviada desde Carmelo a la central en Montevideo. “En consecuencia, sírvase resolver sobre este punto a vuelta de correo para comunicarles la resolución”, señaló.



La última gran guerra

Las cartas rescatadas por Fielitz tienen el valor histórico de señalar cómo se vivían en Carmelo aquellos años de revolución, teniendo en cuenta que la Revolución de 1904 fue la última guerra civil que se libró en el Uruguay, así como la más sangrienta y decisiva de la suerte del país en el siglo XX.

Su finalización determinó, entre otras consecuencias, un nuevo orden, como la imposición de los valores eminentemente urbanos e intelectualistas encarnados por José Batlle y Ordoñez sobre la cultura del caudillismo rural imperante desde la independencia hasta aquel momento, representado por Aparicio Saravia.

A lo largo de la campaña que duraría ocho meses, unos 12.000 a 15.0900 guerrilleros blancos desafiaron a los 36.000 soldados gubernamentales repitiendo la táctica usada en la revolución de 1897: movimiento permanente, batallas ocasionales seguidas de retiradas, recibo de pertrechos desde Brasil y Argentina y extender el enfrentamiento hasta que el gobierno – agotado- acepte negociar.

Pero el 1 de setiembre se realizaría la famosa Batalla de Masoller, donde los blancos se encontraron con el ejército gubernamental al mando de J.M. Escobar y lo que parecía una batalla favorable a los revolucionarios terminó en la dispersión y posterior derrota de los blancos, después de que Saravia fuese herido en el vientre por un disparo de un Mauser mientras recorría el frente a unos 200 metros de las líneas enemigas. El caudillo blanco moriría nueve días después en territorio brasileño.



Cómo seguía la cosa en Carmelo

Mientras tanto, en Carmelo el horno no estaba para bollos y los revolucionarios seguían ocupando el pueblo, según cuentan las crónicas internas de la sucursal Carmelo del Banco República.

Una nueva comunicación del 25 de febrero de 1904 establece en su parte medular:

“Intimación: hasta ahora nos han dejado tranquilos respecto a los fondos mencionados en nuestra última. Aprovechamos la ida de Don Pedro Echeverría a Mercedes para enviar la presente, pues estamos completamente incomunicados por mar y por tierra, respecto a correos desde hace varios días”.

De enorme valor histórico resulta la comunicación del 30 de agosto de 1904, pocos días antes de que los hechos de Masoller determinaran el fin del conflicto. El texto de la misiva enviado al gerente del Banco República Montevideo señalaba lo siguiente: “Acusamos recibo de su telegrama del 21 del corriente y confirmamos la n/ del mismo día”.

“Felisberto Isbarbo, Jefe de esta plaza ha fallecido a consecuencia de un balazo recibido en el ataque que tuvo lugar ayer en este pueblo por 200 insurrectos al mando de Leopoldo Barrios por tierra”.

“Fue ayer día de sobresalto para nosotros, pues nos avanzaron la casa los revolucionarios para formar cantón y tuve que sacar a la señora medio desmayada a una casa de la vecindad con toda la familia, quedándome solo en el escritorio, pero felizmente me respetaron la Sucursal sin ninguna exigencia habiéndose retirado dos horas después, medio día, al aproximarse refuerzos de Nueva Palmira. Han caído cuarenta entre muertos y heridos de ambas partes”, cuenta el gerente Juan Álvarez, quien en aquellos años vivía con su familia en la misma sucursal bancaria. “Hace tres días que esperábamos este ataque por la proximidad de esas fuerzas al pueblo. Estamos rodeados”, cuenta.



En 1904

La revolución de 1904 fue la última patriada al estilo del siglo XIX y movilizó a un número elevadísimo de combatientes de todas las clases sociales en un país que no superaba el millón de habitantes. Expresó por un lado el deseo gubernamental de recuperar la unidad política del Uruguay y por otro, como en 1897 manifestó la aspiración de los blancos de gozar de garantías electorales –representación de minorías, voto secreto- y transparencia administrativa. Tras la paz se inició el poderoso ciclo del Batllismo, que signó la historia del Uruguay durante las próximas cinco décadas.






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