Veinte años después
Hace
20 años, el 30 de mayo de 1994, falleció en Madrid el escritor uruguayo Juan
Carlos Onetti, uno de los pilares de la narrativa sudamericana del siglo XX y
un novelista esencial para entender la literatura rioplatense.
Más
allá de las opiniones, irremediablemente favorables, que reciba ahora su figura
o de las anécdotas que se ensayen para reconstruir su pasión por las mujeres y
su obcecación por permanecer en una cama, la literatura perdió, hace 20 años, a
uno de los mejores narradores, el uruguayo Juan Carlos Onetti.
Pese
a mostrar una gran originalidad, la obra de Onetti le debe mucho a su admirado
William Faulkner. Como el escritor del sur norteamericano, el uruguayo creó un
mundo autónomo, cuyo centro es la inexistente ciudad de Santa María. Pero
también abrevó en el existencialismo: una angustia profunda se encuentra
enterrada en cada uno de sus escritos, siempre íntimos y desesperanzados.
Montevideano
por nacimiento, el primero de Julio de 1909, porteño por adopción, Onetti
parece ser el hombre exacto para describir ese cruce cultural denominado
"literatura rioplatense".
Pese
a morir en una cama de Madrid, a punto de cumplir 85 años, ese autor
uruguayo-porteño-madrileño (obtuvo la ciudadanía española en 1978) construyó
una literatura, una ciudad y una leyenda que define la cultura de ambas
orillas.
Autor
de límites geográficos y culturales, Onetti trazó una escritura del desarraigo,
una escritura en donde los personajes están siempre en falta y se instaló en un
mundo ficcional que no respeta fronteras naturales.
Mantuvo
en sus narraciones un estilo sobrio, por momentos lacónico, que impregna de
angustia el clima de las historias: desasosiego, atmósfera de fatalidad, piedad
y pudor por la condición humana son algunos de los topos que podemos extraer de
su obra en conjunto.
Ese
clima también se comprende desde las circunstancias que rodearon su vida: desde
1975 estuvo radicado en Madrid, a causa de las sucesivas dictaduras que
asolaron primero el Uruguay y luegola Argentina, y también fue a Madrid porque
el tirano Francisco Franco había pasado a la integrar la historia más terrible
de España.
En
1978,la Academiade Letras le otorgó el Premio Cervantes de Literatura, el
máximo galardón para escritores en castellano, y a partir de allí obtuvo la
nacionalidad española, donde prometió quedarse hasta morir.
Una
inmensa producción critica indagó en sus trabajos, ya sea en su escritura en
sí, ya sea en la importancia que cobró en el panorama de la literatura
latinoamericana como integrante del "Boom" que lo reunió a Gabriel
García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar, entre
otros.
Fue
el autor de novelas memorables como "El astillero",
"Juntacadáveres", "El pozo", "La muerte y la
niña", "Dejemos hablar al viento", "Los adioses" y
"Para una tumba sin nombre" y de casi cuarenta nouvelles y cuentos.
En
1993, la editorial Alfaguara-Argentina publicó su última novela: "Cuando
ya no me importe" que volvió a sumergirnos en ese mundo mítico y
metafísico de la ciudad fatal que creó para sus lectores: Santa María con su
doctor Díaz Grey incluido.
La
misma casa editorial juntó un año más tarde sus relatos en un mismo volumen
titulado "Cuentos Completos" que recoge su producción desde su
primigenio "Avenida de Mayo-Diagonal Norte-Avenida de Mayo",
publicado en el diario “La Prensa” en 1933 hasta "Ella" y "La
Araucaria" dos cuentos inéditos.
Su
amiga y par, la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, consideró que Onetti
era “uno de los pocos existencialistas en lengua castellana”.
Por
su parte, su compañero del “Boom”, Mario Vargas Llosa, quien realizó un ensayo
sobre la obra del montevideano, sostuvo que fue “uno de los grandes escritores
modernos” y se quejó porque “no ha obtenido el reconocimiento que merece como
uno de los autores más originales y personales, que introdujo sobre todo la
modernidad en el mundo de la literatura narrativa".
El
peruano sostuvo que Onetti “es un escritor enormemente original, coherente; su
mundo es un universo de un pesimismo que supera gracias a la literatura”.
Extraído
de: http://www.gacetamercantil.com/
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