sábado, 4 de julio de 2015

Al MEC “por el turismo todo le viene bien”




“Al Ministerio de Educación y Cultura y a la Comisión Nacional de Patrimonio, por el turismo, todo le viene bien” dijo el investigador Roberto Sari Torres. El columnista de HUM BRAL Roberto Sari Torres quien desde hace años viene investigando en temas históricos rebate la teoría sobre los hallazgos arqueológicos encontrados en la desembocadura del río San Salvador, indicando que se intenta “trastornar el crucigrama de una gran historia, todavía hundida, no en el río sino bajo la tierra firme doloreña”.
Roberto Sari Torres exponiendo su teoría a la Ministra María Julia Muñoz
(Junio/2015 - Dolores)
Roberto Sari Torres se entrevistó con la Ministra María Julia Muñoz en oportunidad de realizarse el Consejo de Ministros en la ciudad de Dolores. En la oportunidad le expuso sus conclusiones.

A continuación compartimos los conceptos y las conclusiones de Roberto Sari Torres.


Los navegantes de 1527 no eran los chambones que hoy aparecen como que eran (y un descubrimiento)

Este fue uno de los conceptos expresados ante la señora Ministra María Julia Muñoz, el 7 de junio cuando junto al ingeniero Washington un Eugui, ella como Ministerio de Educación y Cultura, nos recibió en la Biblioteca Municipal de Dolores.
Es parte de muchos otros que muy someramente son parte de la teoría que se oponen que se opone firmemente a que a la que a la que pregona, exhibe y sostiene que Gaboto ancló en la boca de los pamperos del río San Salvador y además, en ese punto, que levantó un fuerte. ¿Por qué? Porque hallaron unos “fierros”, clavos, y otros restos. Si fueran de algún naufragio, no son de Gaboto, que no estuvo sino del naufragio -abril 1527- de la nave de Juan Álvarez Ramón integrante de la flota gabotana.
Gaboto ancló la flota en el Arroyo de las Vacas -Carmelo- y en la ribera levantó el campamento provisorio de San Lázaro. De allí envió a Juan Álvarez y tras su naufragio, ordena la partida de Antón de Grajeda. A fines de abril o primeros del día de mayo, el Capitán remonta el río al que bautiza “SanSalvador”. En el kilómetro 21 anclada a la “Trinidad” y a la “Santa María del Pinar” -o Pilar-. El puerto tiene 7 metros y la ladera de la alta cuchilla tiene buena tierra firme para levantar un fortín y sembrar trigo. Entre tanto Gaboto se interna en el Paraná, hasta el Carcarañá, y en esa esquina fluvial levanta su fortín "Santi Spíritu" en junio de 1527. El territorio de los indios indios Timbúes los que dos años y pico después, prenderán fuego al fuerte. Entonces Gaboto aparece por primera vez en "San Salvador", fugitivo de la derrota en aquel fortín bonaerense.
Grajeda y un calafate habían muerto en combate con los charrúas, al suroeste del “fuerte de tierra firme de San Salvador”.
En octubre de 1529 Gaboto vuelve a España con sus fortineros. Pero el contramaestre Nicola de Nápoles lo convence de esperar trillar el trigo de la chacra. Con el cereal a bordo -primera exportación de trigo doloreño a Europa- en los primeros días de 1530 un desobediente y vencido Gaboto parte a España con el resto de la diezmada flota.

Nunca los charrúas tuvieron una alianza de guerras con los chanaes, y menos con los timbúes que de la pampa húmeda de los ríos Paraná y Carcarañá, no hay menos de 40 o 45 leguas hasta "San Salvador", donde supuestamente y expuesta al soplo del peligroso del peligroso Pampero, y con sólo 30 hombres en la costa inundable, la flota de Gaboto esperaba derrotar la tremenda embestida de más de mil indios coligados, que tan oscuros como el monte, nadie podía distinguirlos, de la misma manera que no se puede ver lo que no existe: ficciones y fantasmas de cuentos de antes; cuentos de fogón, donde todo lo que se diga está bien con tal de matar el tiempo.

Ni indios coligados ni Gaboto estuvo allí. El trigo se sabe por la carta de 1528 del marino Luis Ramírez que dice que el rinde parecía una "cosa de maravilla"… Y la leyenda dice que escribió que tal rinde de la primera trilla fue "el 10" -10 kg por cada kilogramo sembrados-. Tal es la certificación histórica escrita en 1528 de la calidad cerealera de esta “tierra firme” sansalvadoreña dicho por ibéricos que quizá traían en el memorial genético unos siete u ocho mil años de habilidad agrícola cerealera, sabiéndose hoy que en Jordania y a 14.000 años, se hacía agricultura.
Por otra parte en el el mapamundi del propio Gaboto -1544- están referidos gráficamente (entre otros) el río San Salvador -”de Salvador”- y en lo que sería el arroyo de las vacas hay una “C” (la seis y un punto). Nadie antes había descubierto qué significaba “C”… Significa: Cabot, el verdadero apellido de Gaboto. Ahí estuvo él, señalado por él mismo, y no en la boca sansalvadoreña. En la ribera sur de Carmelo debe quedar un rastro. La “C” es la insignia del Capitán que hace que la historia de 1527 que defiendo, tenga su sello de certificación.
El plano es malo, sin escala, en lo que el San Salvador y el río Negro corren casi de norte a sur; señal de que el navegante y el y cosmógrafo veneciano no estuvo allí, ni contaba con los mapas originales, como para errarle tan feo. Los dibujó casi de memoria.
El punto sobre el río San Salvador -kilómetro 21- donde el suscrito se el suscrito señala el lugar de la fundación del “fuerte” por Antón de Grajeda coincide con el del Comandante Oyarbide que trajo de España copias de los mapas del Siglo XVI, con los que pudo balizar el río San Salvador y “C” zaratina, también coincide con un plano que publicó Reyes Abadíe, coincidente también en la ubicación del de 1527, coincidiendo además, con el balizamiento del combate de San Salvador de 1574, entre Garay y los charrúa -sobre y al Este de ruta 21-, entre los kilómetros 314 y 317.
Otro elemento es el dibujo de 1527 que el artista florentino de ese año dejó para la historia, una vista en perspectiva del fuerte en construcción, tomada desde la prominente cuchilla, 26/27 metros sobre cero portuario. En él se ven hombres parados pagando parando palos, una cañada a su izquierda -al oeste- y más allá el río San Salvador y las dos “naos” surtas en el puerto de las “naos”: una cubeta de 7 metrs de profundidad sobre la que la “Trinidad” y la “Santa María del Pinar” -o del Pilar- estuvieron 32 meses surtas ahí, lo que lo que y por esa larga estación, el lugar se le conoció como "puerto de las naos", donde al lado , sobre la misma ribera al Este, estaba el gran médano del "Maragato" que sirvió para mantener las naves calafateadas. Aquellos grandes marinos usaban las condiciones del lugar, naturalmente, en provecho de sus objetivos: asentarse, afortinarse, tierra apta para la agricultura y ventajoso desde el punto de vista defensivo para sus costas, vidas y sus naves. Desde la objetividad, a la boca es a saber a la boca del San Salvador para estos fines, sólo un gran chambón podría caer en aquella geografía fluvial abierta, a estacionar toda una flota y pasar -los fortineros- a ser cazados como patos en un estanque por los aborígenes acechando desde la oscura y densa umbría montaraz.


Al Ministerio de Educación y Cultura y a la Comisión Nacional del Patrimonio, por "el turismo" todo viene bien; además de trastornar el crucigrama de la gran historia todavía hundida, no en el río, sino bajo la tierra firme doloreña, del kilómetro 21 de la margen izquierda.

El Ministerio Educación y Cultura desde la inmunidad institucional de su poder, dejó en claro su parcialidad, lo entiendo, como un gesto prepotente contra las creación cultural del Uruguay adentro y la y la épica que falta en “San Felipe y Santiago”.
Sin embargo, ese interior sigue siendo depositario, inspirador y autor de una saga cultural e histórica de la identidad de parte del país que somos.
Los Grajeda y Gabotos de 1527 no eran chambones ni náufragos de historias erráticas, o mal contados los eslabones de suceso que la hicieron nacer.

Esta lucha por la histórica verdad sansalvadoreña continuará; éste sólo ha sido un capítulo más de los tantos recorridos.


Roberto Sari Torres

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