Hallan
un reservorio de agua del 1700 debajo de Torre Ejecutiva
Patricia
Madrid
El
descubrimiento, que llevó a parar la obra del nuevo anexo de
Presidencia, es único en el país
La
pala de la máquina retroexcavadora se hundió en el piso. Removía y
quitaba tierra como todos los días, como ocurre habitualmente en una
obra de construcción. El lugar es la Torre Ejecutiva, el centro de
operaciones de Presidencia de la República, frente a plaza
Independencia.
Un día
de trabajo en mayo de 2014 la pala de la retroexcavadora no sacó a
la superficie tierra marrón como solía hacerlo, sino que expuso
ante la luz del día una inmensa estructura de ladrillo. De esa forma
abrupta e inesperada, un día como cualquier otro en una obra,
ocurrió un hallazgo arqueológico histórico y único en el país:
debajo de la Torre Ejecutiva yacía una gigantesca fuente de agua
construida en el siglo XVIII, previo a la construcción de la
Ciudadela (1742).
La
fuente de basamento cristalino (un pozo con unas dimensiones de nueve
metros de largo por cuatro de ancho aproximadamente) tuvo por
objetivo ser lugar de captación y reservorio de agua de la Barraca
de los Manantiales en momentos en que la falta de agua era uno de los
principales problemas para los pobladores de la zona. Los primeros
habitantes de Montevideo encontraron agua dulce en este lugar,
ubicado aproximadamente en la actual calle Florida, de acuerdo a lo
que se señala en el artículo Venas de Agua, publicado en la revista
Patrimonio de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.
"A
diferencia de Buenos Aires, cuyos pobladores recurrían al Río de la
Plata para abastecerse de agua para beber, en Montevideo la salinidad
del río impedía su consumo. Desde la colonia hasta la introducción
del agua corriente en 1871, el agua que abastecía a la población
montevideana provenía inicialmente de manantiales y pozos que
captaban agua subterránea, complementándose posteriormente con
aljibes que recolectaban agua de lluvia", advierten las
arqueólogas Virginia Matta, Yohana Aurrabarrena y Alejandra Otatti
en la misma publicación.
Precisamente
el que esta fuente se construyera previamente al levantamiento de la
fortificación de Montevideo es una de las singularidades del
descubrimiento. Una vez levantada la muralla, era preciso preservar
la fuente de agua: como los enemigos de los españoles podían
envenenarla, se edificó sobre ella una bóveda de ladrillo.
El
anexo y el hallazgo
El
descubrimiento arqueológico se dio en el marco de la construcción
de un edificio anexo a Torre Ejecutiva, donde está previsto instalar
nuevas oficinas. De acuerdo a lo relatado a El Observador por la
directora del Departamento de Arqueología de la Comisión de
Patrimonio, Elianne Martínez, fueron funcionarios de Presidencia de
la República quienes advirtieron a Patrimonio que la retroexcavadora
estaba removiendo en la tierra algo fuera de lo común.
"Frente
al hallazgo, la comisión habló con la empresa a cargo de la obra
(Stiler) y fue la empresa, en coordinación con Presidencia y la
Corporación Nacional para el Desarrollo, la que contrató un equipo
de arqueólogos para realizar el estudio de impacto arqueológico que
permitiera determinar qué había", señaló Martínez. A su
vez, la Comisión de Patrimonio trajo de Buenos Aires al arquitecto
Carlos Moreno, especialista en temas coloniales, para que realizara
una evaluación del descubrimiento.
La
obra estuvo detenida por dos meses hasta que se definió el camino a
seguir. La idea, según explicó a El Observador el director de la
Comisión de Patrimonio, Nelson Inda, es que la obra continúe
adelante en función del hallazgo. Los trabajos arqueológicos sobre
la fuente y la bóveda terminaron, y se resolvió cubrirla para
protegerla y que no se vea afectada por la obra en construcción.
"Cómo se va a armar para que la pueda ver el público, es algo
que se está estudiando", señaló Inda.
En
Uruguay rige la ley 14.040, que habilita la intervención de técnicos
del Departamento de Arqueología de la Comisión de Patrimonio en
casos de hallazgos arqueológicos durante el transcurso de obras.
Pero no siempre se llevan adelante los estudios de impacto
arqueológico debidos. "La Ciudad Vieja no tiene protección,
está a la intemperie", dijo a El Observador el antropólogo
José López Mazz. "Cuando se realizó la reforma del Teatro
Solís, no se hicieron los estudios de impacto que se debía y se
rompieron muchísimas cosas, se hicieron destrozos".
La
antigua toma de Aguas Corrientes
De
acuerdo a lo descrito por las arqueólogas Virginia Matta, Yohana
Aurrabarrena y Alejandra Otatti, del Departamento de Arqueología de
la Comisión de Patrimonio, en el artículo Venas de Agua, "en
1867, el gobierno nacional decidió realizar un llamado a proyectos
para dotar de un servicio de agua permanente a Montevideo. Resultó
ganadora la propuesta de E. Fynn, que planteaba traer el agua en
estado natural desde el río Santa Lucía, desde una toma ubicada a
56 kilómetros de la ciudad. Para llevar adelante el proyecto se
asoció con capitales argentinos, conformando la empresa Compañía
de Aguas Corrientes de Montevideo Limitada. El servicio fue
inaugurado el 18 de julio de 1871 y comenzó a funcionar la fuente en
Plaza Matriz".
(*)
Extraído de: http://www.elobservador.com.uy/
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