La obra de Fernando Cabezudo “es l visión de un artista completo, que liga la circunstancia humana con el universo a través de la pintura”
Dijo Enrique Aguerre. El director del Museo Nacional
de Bellas Artes, curador de la muestra “Mundo
de coloresy formas” se refirió a la
importancia y la vigencia de este artista mercedario.
Enrique Aguerre realizó la curaduría de la
muestra “Mundo de coloresy formas” de
Fernando Cabezudo que fue inaugurada enPinacoteca Eusebio Giménez. En ella pueden apreciarse 38 obras en diferentes
técnicas que son apenas un esbozo de la amplísimaproducción de Fernando Cabezudo (1927-2014).Aguerre en diálogo con@gesor comentó
“hay mundos de Cabezudo. Esas osamentas en campaña, carancheadas por los
cuervos.Y de repente le vas la mirada
sobre el horizonte y esa pradera ya geométrica. Y ahí cambió la luz y cambió el
color. Y es la luz del río, y es la luz del río Negro, y son los pájaros.Y hay una musicalidad. Y de repente viene a
lo grave, a lo metafísico de estos personajes, donde se puede ver la ansiedad,
el miedo, la relación de la existencia del hombre chiquitito con el universo”.
Un trabajo retrospectivo sobre la producción
de Fernando Cabezudo. Un trabajo que hacía mucho tiempo que no se veía sobre
él. Para quienes no están en el mundo de la plástica, ¿Qué significa Fernando
Cabezudo?
-“Eso es importante, que Mundo de Colores y
Formas en realidad es un homenaje. No digo retrospectivo porque estamos
hablando que la obra de Cabezudo actualmente son más de 3.000 obras. Y acá hay
38. Nos excede la palabra retrospectiva que demanda más otros tiempos.Y lo vamos a hacer porque la idea de esta
exposición es el año que viene llevarla a Montevideo, al Museo Nacional de
Artes Visuales. Entonces, es un homenaje donde junto a Aparicio Arcaus hicimos una selección de
momentos destacados o muy destacados de la trayectoria. Son 60 años de
trayectoria de Cabezudo.
Entonces, tenían que estar los grabados,
tenían que estar las litografias, la pintura, el río, tenían que estar las
abstracciones, los retratos. Es un mundo riquísimo que pasa por los ojos y por
la técnica que desarrolla Fernando Cabezudo, lo que los hace muy singulares. Y
ya ven la potencia que tienen las paredes.
O sea, 38 obras y no hay nada más. Por
supuesto que después va a haber que hacer foco en cada una de las series. Pero
queríamos, por una parte, homenajear a Cabezudo cuando se cumplen 10 años del
fallecimiento.
Pero por otro lado, abrir a todo público al
artista Cabezudo, porque creo que acá hay mucha gente, vemos mucha gente joven,
gente que lo conoció, pero mucha gente joven que no sabe quién es Cabezudo.
Nos ocurre con artistas que durante mucho
tiempo desarrollaron su obra y ya no están, que las nuevas generaciones no lo
conocen. Entonces, hay que volver sobre la obra, hay que volver a revisitar la
obra para un público nuevo, no necesariamente joven, porque hay otra gente
también que no lo conoce.
Él trabajó toda su vida en Mercedes, trabajó
desde acá, viajó para ver los referentes en arte que él tenía, pero casi dedicó
toda su energía a desarrollar su obra en el taller. Entonces, no era fácil
acceder a la obra de Fernando Cabezudo. Y las exposiciones cumplen ese rol, de
hacer público una obra que es fundamental”.
Un autor bastante particular, porque no sólo
que se instaló en Mercedes, sino que no se afilió a ninguna escuela, que siguió
su propio estilo y su propio impulso.
-“Sí, repasando el fondo documental que tiene
la familia, que quiero agradecer también a la familia, porque sin la familia no
había acceso a la obra, y tiene un fondo documental muy importante. Además de
las clases que tomó de niño con Scolpini de dibujo, es autodidacta y se definía
como autodidacta.
No le gustaba. Unos le dicen que es abstracto,
otros que es figurativo, otros que es expresionista. Él iba y venía, y depende
de las series que quería desarrollar, tomaba las herramientas que tenía que
tomar y el lenguaje. Pero para eso hay que tener un dominio de la técnica muy
importante, Cabezudo lo tenía”.
Y que tampoco lo tenía empacho, porque hay mucha influencia de
Picasso, que muchas veces puede decir, estaba copiando a Picasso, pero
simplemente estaba tomando lo que le servía para volcarlo a su obra.
-“Un artista, aunque se ponga a copiar a otro
artista, y tan inmenso como Picasso, no va a salir un Picasso. Va a salir una
obra de Cabezudo con influencia de Picasso.
Pero hay una constante, en muchos de los
cuadros que podemos ver, más allá de que sean retratos, paisajes, que está la
huella personal. Yo insisto que hay mundos de Cabezudo. Esas osamentas en
campaña, carancheadas por los cuervos.Y
de repente le vas la mirada sobre el horizonte y esa pradera ya geométrica. Y
ahí cambió la luz y cambió el color. Y es la luz del río, y es la luz del río Negro,
y son los pájaros.Y hay una
musicalidad. Y de repente viene a lo grave, a lo metafísico de estos
personajes, donde se puede ver la ansiedad, el miedo, la relación de la
existencia del hombre chiquitito con el universo.
Es una visión de un artista completo, que liga
la circunstancia humana con el universo a través de la pintura.
Y esa tarea lleva toda la vida, y Cabezudo le
puso el cuerpo a esa tarea. Y se nota, por más que haya influencia. Por
ejemplo, el otro día veía unas imágenes de Cabezudo con un gran amigo de él,
Gustavo Alamón.Y claro que había una
idea de vuelta entre Alamón y Cabezudo, Cabezudo-Solari. Pero es una idea de
vuelta no tanto de influencia, sino de ver, o de visiones del mundo que a veces
son complementarias y a veces opuestas. Y ahí surge la riqueza.
Nosotros tenemos un universo plástico propio
en el Uruguay, que es bien interesante. Y estoy nombrando justamente Alamón de
Tacuarembó, a Solari de Río Negro y a Cabezudo-Mercedes. Litoral y un poco más.Alamón además fue bombero en Fray Bentos, entonces
tomaban mate, charlaban y discutían. Los salones del interior fueron también
muy importantes.Los de Dumas Oroño en
San José y otros. Fueron para que ellos se conocieran y formaran comunidad.
Acá lo que podemos también es ver, ya del año
70, con las imágenes del Hum, los grabados ,esa carpeta maravillosa, que se rompe con el lugar común de que los
artistas más sofisticados y más complejos están en Montevideo y en el interior
hay copias. No. Cuando Cabezudo va a Montevideo en el 70, dicen¡opa!, esto es un artista. Un gran artista. Y
así fue durante toda la trayectoria.
Hay que conocerlo, hay que tener la
posibilidad de ver la obra y de eso se trata esta exposición”.
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