“EL HOMBRE NO ES MAS DE LO QUE HACE”
Antoine de Saint-Exupéry
nació en Lyon el 29 de julio de1900 y murió en el mar Tirreno el 31 de julio de
1944. Novelista y aviador francés; sus experiencias como piloto fueron a menudo
su fuente de inspiración. Tercero de los cinco hijos de una familia de la
aristocracia su padre tenía el título de vizconde, vivió una infancia feliz en
las propiedades familiares, aunque perdió a su progenitor a la edad de cuatro
años. Estuvo muy ligado a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron
profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda
su vida.
Su interés por la mecánica y la aviación
se remonta a la infancia: recibió el bautismo del aire en 1912 y esta pasión no
lo abandonó nunca. Después de seguir estudios clásicos en establecimientos
católicos, preparó en París el concurso de entrada en la Escuela naval, pero no
logró su objetivo y se inscribió en Bellas Artes. Pudo aprender el oficio de
piloto durante su servicio militar en la aviación, pero la familia de su novia
se opuso a que se incorporara al ejército del aire, por lo que se resignó a
ejercer diversos oficios, al tiempo que frecuentaba los medios literarios.
El año 1926 marcó un giro decisivo en su
vida, con la publicación de la novela breve El aviador, en Le Navire dargent de
J. Prévost, y con un contrato como piloto de línea para una sociedad de
aviación. A partir de entonces, a cada escala del piloto correspondió una etapa
de su producción literaria, alimentada con la experiencia. Mientras se
desempeñaba como jefe de estación aérea en el Sahara español, escribió su
primera novela, Correo del Sur (1928).
La escala siguiente fue Buenos Aires, al
ser nombrado director de la Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale,
donde tuvo la misión de organizar la red de América Latina. Tal es el marco de su
segunda novela, Vuelo nocturno. En 1931, la bancarrota de la Aéropostale puso
término a la era de los pioneros, pero Saint-Exupéry no dejó de volar como
piloto de prueba y efectuó varios intentos de récords, muchos de los cuales se
saldaron con graves accidentes: en el desierto egipcio en 1935, y en Guatemala
en 1938
En los años treinta multiplicó sus
actividades: cuadernos de invención, adaptaciones cinematográficas de Correo
del Sur en 1937 y de Vuelo nocturno en 1939, numerosos viajes (a Moscú, a la España
en guerra), reportajes y artículos para diversas revistas. Durante su
convalescencia en Nueva York, después del accidente de Guatemala, reunió por
consejo de A. Gide los textos en su mayor parte artículos ya publicados que se
convirtieron enTierra de hombres (1939).
Durante la Segunda Guerra Mundial luchó
con la aviación francesa en misiones peligrosas, en especial sobre Arras, en
mayo de 1940. Con la caída de Francia marchó a Nueva York, donde contó esta
experiencia en Piloto de guerra (1942). En Estados Unidos se mantuvo al margen
de los compromisos partidistas, lo que le atrajo la hostilidad de los
gaullistas. Su meditación se elevaba por encima de la historia inmediata: sin
desconocer las amenazas que la época hacía pesar sobre el "respeto del
hombre", como lo relata en Carta a un rehén (1943), optó por la parábola
con El principito (1943), una fábula infantil de contenido lirismo e ilustrada
por él mismo, que le dio fama mundial.
A partir de 1943, pidió incorporarse a
las fuerzas francesas en África del Norte y retomó las misiones desde Cerdeña y
Córcega. En el transcurso de una de ellas, el 31 de julio de 1944, su avión
desapareció en el Mediterráneo. Los cientos de páginas de La ciudadela, suma
alegórica que permaneció inacabada, fueron publicadas póstumamente en 1948. La
prosa de Saint-Éxupery impresiona por un rigor en el que la desnudez retórica
asegura la eficacia del relato de acción. Cercano a A. Malraux por su
conciencia de la aventura humana, a J. Giono por su lirismo cósmico, a G.
Bernanos por su búsqueda del absoluto, Saint-Exupéry mostró siempre que el
hombre no es más que lo que hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario