Quienes
tratamos de navegar por el mar agitado de las Artes, y sobre todo quienes lo
hacemos a bordo de un pequeño bote que “hace agua” por todos lados, nos
encontramos con un cúmulo de situaciones que la poca velocidad a la que
navegamos quizá nos permite visualizar de una manera diferente a quien pasa a
nuestro lado en una lancha veloz.
Toda una
vida remando para tratar de aprender a pintar y escribir nos enseñó que cada
día sabemos menos, y que la única manera de crecer es estar atento a todo lo
que pase –no solo a nuestro alrededor- sino en el vasto e inabarcable mundo del
Arte.
El pasado
fin de semana culminó en la ciudad de Mercedes, Departamento de Soriano, el
festival Jazz a la Calle,
que se realiza en los primeros días de enero de cada año, y que reúne a músicos
locales con invitados de países vecinos.
Como toda
actividad humana, tal evento cuenta con adeptos y detractores, y naturalmente
cada parte esgrime argumentos para defender su posición, pero hoy habremos de
procurar clarificar el pensamiento para ubicarnos en la frontera entre ambas
posturas, no por temor a emitir opinión, sino como una forma de respetar las
mismas. Como nada es mejor que encender la luz para encontrar el camino,
tomaremos como ejemplo algunas situaciones que pudimos percibir por estos días
y que justifican lo del título: cuando de abrir la cabeza se trata.
Recientemente
se presentó en el Teatro de Verano de esta ciudad de Fray Bentos el conocido
conjunto folklórico argentino “Los del Suquía”, lo cual dio lugar a
manifestaciones a favor y en contra de tal circunstancia. Quienes estuvieron a
favor aplaudieron la idea, y quienes estuvieron en contra argumentaron “falta
de apoyo a los artistas locales”.
Mas allá
de la razón que pueda asistir a quienes así lo entienden, creemos que negarse a
recibir a otros no aporta al crecimiento de quienes reclaman –sin duda con
razón- que sea promovida su participación en diferentes ámbitos.
Naturalmente
no queremos–ni es la idea- tomar partido por una u otra postura, pero quizá
debamos pensar que radicalizar el pensamiento
no contribuye precisamente al crecimiento de los pueblos. Tampoco
estamos generalizando, pues la distancia entre Fray Bentos y Mercedes es de
solo 32 kilómetros,
y cada noche fue mucha la gente que los recorrió para asistir al festival de
Jazz, entre los cuales –por citar un caso que conocemos- un amigo personal,
músico, que no paró de destacar lo enriquecedor del intercambio que mantuvo con
sus pares de Brasil y Argentina.
Tener “la
cabeza abierta” quizá pueda parecer una expresión cuasi doméstica, pero no
encontramos otra que deje mas en claro el camino hacia el crecimiento; no
significa en absoluto adoptar cualquier tipo de manifestación foránea si
consideramos que no es válida, y permite por lo tanto descartarla.
Personalmente
hemos sido –y lo seguiremos siendo- muy críticos con algunas decisiones de la Administración del
Departamento de Soriano, como –dicho esto a manera de ejemplo- la instalación
de un helicóptero en desuso (¿Cómo “escultura”?) en la ciudad de Cardona, pero
de la misma manera es de justicia destacar las acciones positivas, y en ese
sentido se perciben avances que es de esperar no se vean empañados por las
“internas” municipales, que siempre están latentes alimentadas por
protagonismos mezquinos que todos conocemos (en muchos casos hasta con nombre y
apellido), y que son capaces de destruir en segundos un trabajo de meses o
años.
Tener “la
cabeza abierta” significa estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor y
en el mundo, y eso solo se logra evitando radicalizar el pensamiento. Los
pueblos pueden tener una fuerte tendencia hacia las manifestaciones populares y
está bien que así sea, pero no es buena cosa pensar que –por ejemplo- todo pasa
por el candombe y el carnaval, porque estaríamos perdiéndonos el resto de la
fiesta.
Del mismo
quienes procuramos aprender a escribir no podemos negarnos a recibir un
conferencista que puede aportar conocimientos, o asistir a una exposición de un
pintor que nos permita visualizar nuevas tendencias. Por eso no entendemos las
posiciones “localistas” que determinan el “ninguneo” constante de quienes
llegan a una ciudad a mostrar su obra, asunto demasiado frecuente por estas
latitudes.
Mucho se
habla de la cultura de los pueblos y de la promoción que de la misma debe
hacerse desde los Organismos del Estado, pero nada será posible si cada uno de
los creadores no empieza por demostrar que puede, y si la sociedad no comparte
el producto del trabajo creativo. Mientras eso no ocurra, la “cultura” seguirá
siendo un caballo de batalla muchas veces utilizado políticamente, y no toda la
culpa será de los actores políticos, sino básicamente por nuestra propia
mezquindad a la hora de apoyar a quienes la hacen. En definitiva, el pueblo
mismo.
Investigación de ajuste a la historia ya narrada
Roberto
Sari Torres
El libro “San Salvador el
país de los charrúas” que trata de la historia
precedente a la existencia de
Dolores, desde 1527 a 1800,
culmina con el mapa de 1800 donde el Capitán Andrés Oyarbide baliza los
fortines sansalvadoreños de Antón de Grajeda (1827) y Ortiz de Zárate (1574)
ambos sobre el mismo lugar (que es el que el autor ha sostenido en su propio
libro de 1998) Tal cual estaría a 21 quilómetros de la desembocadura de este río,
entre las bocas de las cañadas “de Viera” y “de Salgado”, más o menos , y en
algunas de las cuchillas del lugar, el sitio donde los legendarios fortines y
la chacra triguera (desde 1527 a fines de 1529). Para el autor la chacra triguera es el
argumento paradigmático que guió a Grajeda para el afortinameinto y sembradío;
un sitio alto y despejado, por encima de la máxima creciente (más de los 8 metros sobre el cero portuario local).
Tras la impresión del libro
y las tertulias al respecto, el Ing. Agr. Washigton Eugui anduvo conversando con vecinos del área
estimada y de reconocida antigüedad en la misma. Contaron que: 1- (MLP) por
ejemplo, integrando una familia de
pescadores cerca del Arroyo Olivera y a dos o tres quilómetros de la
desembocadura, vivía en una vivienda construida a 3 metros del suelo,
amurada a las horquetas de los árboles y con el bote amarrado al piso alto con una cuerda larga. MLP contó que en cada “pampeada” (SO) o sudestada (SE) del
río Uruguay o del Plata el río San Salvador inundaba la llana y muy baja cota de la
barranca de dos metros sobre el cero. La frecuencia de crecientes (sin llover en la cuenca del
“Lacán Guazú”) no era menor a dos o tres
veces semanales. Un fenómeno éste que para los experientes marinos y agricultores
de 1527 no habría pasado desapercibido a la hora de decidirse por un lugar
donde vivir.
2-En la cuchilla, por Rincón de Ruiz, vive el Sr. Gómez Cervetti,
de más de 90años de edad. Es la divisora de aguas de las cañadas “Viera” y
“Deus”. Hace 75 o más años, halló dos
antiquísimas bayonetas carcomidas por el
óxido de los siglos. Ambas fueron
después dadas a otras personas (una de Dolores).
Estaban enterradas en la
ladera Oeste (hacia la cañada “de
Viera”, y entre el río y el
camino “Rincón de Ruiz”).
¿Origen?: Esta arma blanca
para calzar en el caño de las primitivas
armas de fuego de mano se forjan a partir del Siglo XV.
Dos probabilidades:
llegaron con arcabuceros de Antón de Grajeda (1527) o con Juan de Garay en 1574, año del “Combate de San Salvador”.
En cualquiera de las dos
opciones, sería el “antepatio” del área de los “Fuertes” de 1527 y 1574. muy
cerca de allí habrían sido el lugar fundacional (fuerte de 1527) y agrario
primordial de la América
meridional (y del Uruguay, lógicamente). El Sr. Gómez Cervetti, en 1943, sobre
la margen izquierda de la
Cañada “Deus” encontró (a más de 1,50 metros de
profundidad) un nido de boleadoras (13),
con un hueso humano del brazo, encima de ellas. En este caos la cañada está
al fondo de la ladera Este de la
cuchilla.
3-El Sr. Luis
Eugui, hace unos 30 años halló a unos quilómetros al oeste de la cañada “de
Viera” una gran llave de 175mm de largo Ø 18mm, y ancho del agarre de 8 centímetros. El
catálogo “Hierros de la
Conquista” del
Tecnológico de Monterrey, figuran llaves muy parecidas a esta de entre los siglos XVI y XVIII.
Al suscrito todo esto lo
induce a pensar: 1°-estos hallazgos refuerzan su teoría, lógica y convicción,
de que a 1,5 a 2 quilómetros aguas
debajo de la punta de la
Península “Timoteo Ramospé”, y en la margen sur del río,
estuvo el “Puerto de las Naos” de 1527-1529. 2°-que los fortines y la chacra
triguera de Antonio de Grajeda se situaron a 700 o mil metros al Sur de la
ribera y encima de cotas de crecientes (8metros sobre el cero portuario), y en
la cuchillla al Este de la cañada “Deus”
A los efectos de la
acumulación de realismo, evidencias y lógica de esta historia sansalvadoreña,
han sido de gran valor en esta última y
breve etapa, las colaboraciones tanto de Washington Eugui como de los vecinos que expusieron sus recuerdos de
hallazgos y otros, en an histórico sitio.
Actualizar esta
publicación todas las semanas conlleva el riesgo de caer en la repetición de
temas -asunto que uno trata de evitar- además de darle a lo que se escribe un
tono demasiado personal, que también procuramos evitar. El carácter universal
que ha cobrado Hum Bral impone que lo escrito sea de fácil comprensión para
quienes nos leen en las antípodas. Sin embargo la búsqueda de ese equilibrio
también trae riesgos, como quitarle esa frescura cuasi doméstica que quizá fue
el componente que nos diferenció de otras publicaciones. Por esas y otras
razones, cada vez que nos disponemos a hacerlo surgen las dudas acerca de la
validez de lo que escribimos.
Quizá un camino para evitar
esas dudas sea no pensar demasiado y dejar que los dedos se deslicen sobre el
teclado movidos mas por las emociones que por el raciocinio. Pero ocurre que
cuando eso acontece inevitablemente volvemos sobre los recuerdos. Tornan a
nuestra mente las noches de pescado asado y vino con aquel Amigo que estuvo 12
años preso solo por leer a Marx, allá en el fondo de su carpintería donde
hacíamos un fueguito con recortes de madera. Lo vemos con la mirada puesta en
aquel sábalo que traía Ramírez de Villa Soriano, abierto como una luna llena
puesta sobre las brasas, con un palito “atizador” en una mano y el vaso de vino
en la otra.
Entonces hoy, cuando la
edad y las decepciones nos quitaron las ganas de “arreglar el mundo”, nos
quedamos pensando en las cosas “pequeñas” de la vida. Un fuego reunidor una
noche de sábado, una charla entre Amigos, una tarde a la orilla del río con el
pretexto de pescar, o andar descalzo en el jardín poniendo una nueva planta.
Y pensamos cuánto mas
fácil sería todo si el hombre tomara conciencia que es finito, que –como dijo
Calderón- la vida es sueño, y que nada mas torpe existe que actuar como si todo
nos perteneciera, cuando en realidad todo es prestado, y apenas por un rato.
Esta mañana estuvimos
bromeando con Álvaro Parés. El envió un video de su perra, corriendo feliz en
la nieve parisina. Yo le envié fotos de la mía, que ahora duerme a mis pies y
gruñe moviendo sus patas, quizá soñando con un hueso de sabroso “caracú”. Cada
uno adujo que su perra es mas linda que la otra, pero los dos sabemos que eso
no es importante. Lo importante es estirar la mano y pasarle los dedos por el
pelo, detenerse un instante, dejar de escribir, dejar que el alma te baje por
el brazo hasta tocar el animal. “Pequeñas” cosas de la vida.
Pero qué cosas tontas que
tu escribes, quizá diga alguien… qué se yo, allá por Venezuela, o leyendo Hum
Bral en Indonesia. Cuando el mundo se agita en Wall Street, Obama asegura que
se acabó la guerra, los chinos elaboran estrategias para llenar el mundo con
sus autos, y algunos gobernantes planean “eternizarse” en el Poder.
Todos alguna vez quisimos
escribir como Galeano, lanzando la palabra hacia la diana con destino certero,
o como García Márquez, fundiendo, borrando, desmintiendo, esa frontera entre
realidad y fantasía, o como Borges, encapsulando un mundo en un átomo.
Y nos esforzamos
elucubrando ideas y teorías sobre la vida y sus razones, leímos los clásicos
buscando saber más, y escuchamos la mas excelsa música procurando
enriquecernos, y al final, concluimos que estirar los dedos hasta tocar el
perro que duerme a nuestros pies es por un segundo lo que mas importa, o que
recordar aquel sábalo-luna abierto sobre la parrilla aún hoy es importante, y
también qué importante es “pelearme” un rato con Álvaro Parés por saber cual
perra es la mas linda, o en lugar de poner Bach escuchar la lluvia que cae
sobre los techos.
Las “pequeñas” cosas de la
vida también se pueden transformar en maravillas…si señor… y si no lo cree vea
lo que dice Circe Maia:
En un gesto trivial, en un
saludo,
en la simple mirada,
dirigida
en vuelo, hacia otros
ojos,
un áureo, un frágil puente
se construye.
Baste eso sólo.
Aunque sea un instante,
existe, existe.
Pedirán a la RAE
que elimine la expresión
“trabajar como negro”
Un
video con destacadas figuras de la cultura y el deporte uruguayos invita a
firmar la petición. “Hay palabras y expresiones que hieren”, dicen sus
organizadores.
La
Casa de la Cultura Afrouruguaya tuvo la iniciativa de
presentar una carta y firmas ante la Real Academia Española para pedir que eliminen
del diccionario la expresión “trabajar como negro”.La campaña que iniciaron se
llama “Borremos el racismo del lenguaje” y del video de promoción participan
varias figuras uruguayas, como Sebastián “Loco” Abreu, Ruben Rada, Fito Galli,
Andrea Davidovics, Fernando Tetes y Deborah Rodríguez, entre otros.Uno de los
participantes de la campaña, el subsecretario del Ministerio de Industria,
Edgardo Ortuño, dijo en el programa De Diez a Doce de Radio Uruguay, que la
expresión “trabajar como negro” está legitimada en el diccionario y “reproduce
esa cosa de que los negros tienen que hacer determinados trabajos”.Según Ortuño
“el lenguaje es una de las formas más reiteradas y permanentes de expresión de
la discriminación. Hay palabras y expresiones que hieren, que refieren a una
situación de inferioridad y que continúan reproduciendo pautas de valor de hace
siglos atrás”.
En el sitio http://borremoselracismodellenguaje.com/s.php está disponible la carta dirigida a la Real Academa Española pidiendo eliminar el racismo del lenguaje. Nosotros ya firmamos, convocamos a nuestros amigos-lectores que se sumen a esta campaña.
A 209 AÑOS DE LA MUERTE DE THÉODORE
GÉRICAULT
El pintor de la injusticia y las desigualdades
Jean Louis André Théodore
Géricault nació en 1791 en el pequeño pueblo francés de Rouen en el seno de una
familia acomodada, y falleció el 26 de enero de 1824. Representa antes que
ningún otro en territorio francés el Romanticismo, corriente pictórica
caracterizada por la supremacía de los sentimientos ante la razón, dejando
atrás lo clásico e imponiendo la libertad como la mejor técnica para imprimir
colores y formas en los lienzos.
De vida intensa y muerte
violenta, Géricault comienza sus estudios artísticos con diecisiete años,
haciendo de su carrera y su vida una línea poco continua, más bien repleta de
altibajos que, por otra parte, no podía tratarse de otra forma si hablamos del
Romanticismo y es que Théodore representa en su misma existencia la esencia del
espíritu romántico. Como decimos, en la adolescencia comienza a pintar guiado
por maestros como Vernet y Guérin. Poco después, en 1816, siguiendo el gusto
aventurero de la época, viaja a Italia donde entra en contacto con la obra de
Miguel Ángel donde se familiariza con su obra que se convierte en inspiración
principal de sus obras presente sobre todo en la fuerza contenida de los gestos
de sus personajes y animales. También de él adquiere las proporciones de los
cuerpos a las que añade gran tensión, dinamismo y fuerza contenida. Parece que
sus caballos van a salir en cualquier momento trotando hacia el espectador.
Sus cuadros, expuestos en
diferentes países, no fueron, en general, bien acogidos por la crítica. Sus
obras muestran la rebeldía tanto en las temáticas tan alejadas del clasicismo
que elige Géricault, como las que
representan una crítica contra la sociedad o el poder, como la de dementes y
enfermos que reflejan los rostros de personas comunes con expresiones más
realistas que idealistas.
Tampoco podemos olvidar en
él la supresión de las normas clásicas ni el uso de las pinceladas gruesas,
pastosas, poco ordenadas, Además sus cuadros muestran la pasión y los
sentimientos propios del Romanticismo. Así lo vemos en la más famosa de sus
obras: La balsa de la
Medusa. Pintada en 1819 fue expuesta en el Salón de París ese
mismo año sin gran éxito por lo que su autor decidió presentarlo en Inglaterra
donde finalmente tuvo mejor acogida que en el país galo.
El cuadro, de gran tamaño,
representa la pasividad del gobierno frente al naufragio de la fragata francesa
del mismo nombre donde viajaban cientos de personas que, una vez el barco se ha
hundido casi en su totalidad, se ven obligados al canibalismo para
sobrevivir pues nadie acude a
rescatarlos. Los rostros de las figuras reflejan un enorme dramatismo reforzado
con la elección tan acertada de colores que hizo el pintor: tonos oscuros y
fríos que utilizó para plasmar lo trágico de la situación. Para la realización
del cuadro, Géricault se documentó sobre las circunstancias concretas del
desastre, entrevistó a supervivientes e incluso visitó hospitales donde pudo
apreciar y copiar los colores de las heridas más profundas así como los rostros
de dolor, de desesperación y agonía, tan excelentemente retratados en su obra.
El estado de la mar no viene sino a reformar lo agónico de su rescate tardío.
Embravecido, amenaza con derribar lo poco que queda de la antigua fragata.
Géricault realizó en 1822
una serie de diez cuadros de dementes de los que, desgraciadamente, solo se
conservan cinco. Para todos ellos fueron utilizados modelos reales sacados
directamente de manicomios, hecho que impactó a la crítica y la sociedad del
momento pues los enfermos mentales eran considerados como no humanos. Así de
esta serie podemos destacar obras como El cleptómano o las dos representaciones
con el título Retrato de mujer loca.
Con estos pequeños
retratos Gericault demuestra que el arte debe representar a personajes reales y
situaciones de la vida cotidiana, utilizando la fuerza de la pincelada incluso
como una crítica a la sociedad tan desigual del siglo XIX.
El tercero de sus pilares
si a temática nos referimos, fueron los caballos. Amante de la hípica, retrató
de forma excepcional la fisionomía equina que la modeló bajo las premisas del
ímpetu, el nervio y la energía pero también bajo la elegancia y la nobleza.
Cualidades todas ellas presentes en los animales que, curiosamente, fueron los
que acabaron con su vida con tan solo treinta y tres años, después de caer de
uno de ellos en el año 1824. Obras destacadas sobre este tema son Húsar a
caballo y Coracero herido ambas de 1814, Carrera de caballos libres (1816) o
Derbi en Empson (1821) fruto este último de uno de sus viajes a Inglaterra
donde asistía a multitud de carreras y encuentros hípicos.
(Autora del
artículo/colaboradora de ARTEESPAÑA:
Ana Molina Reguilón)
"¡No podéis expulsarme porque Yo soy el
Surrealismo!"
(SALVADOR DALÍ, después de ser expulsado
del movimiento
surrealista en Paris.)
SALVADOR DALI (11 de mayo de 1904 – 23 de enero de 1989)
Pintor español. Salvador Dalí nació en una madrugada de la primavera de 1904 en
el seno de una familia burguesa, hijo de un notario bienpensante y de una
sensible dama aficionada a los pájaros. Más tarde escribiría: "A los tres
años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha
hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más.
Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador
Dalí, él se aleja de mí".
Puesto que la persecución sería incesante y el objetivo no
habría de alcanzarse nunca y, dado que en ningún recodo de su biografía estaba
previsto que hallara el equilibrio y la paz, decidió ser excesivo en todo,
intrepretar numerosos personajes y sublimar su angustia en una pluralidad de
delirios humorísticos y sórdidos. Se definió a sí mismo como "perverso
polimorfo, rezagado y anarquizante", "blando, débil y
repulsivo", aunque para conquistar esta laboriosa imagen publicitaria
antes hubo de salvar algunas pruebas iniciáticas, y si el juego favorito de su
primera infancia era vestir el traje de rey, ya hacia sus diez años, cuando se
pinta como El niño enfermo, explora las ventajas de aparentar una constitución
frágil y nerviosa.
Su precocidad es sorprendente: a los doce años descubre el
estilo de los impresionistas franceses y se hace impresionista, a los catorce
ya ha trabado conocimiento con el arte de Picasso y se ha hecho cubista y a los
quince se ha convertido en editor de la revista Studium, donde dibuja
brillantes pastiches para la sección titulada "Los grandes maestros de la Pintura".
En 1919 abandona su Cataluña natal y se traslada a Madrid,
ingresa en la Academia
de Bellas Artes y se hace amigo del gran poeta granadino Federico García Lorca
y del futuro cineasta surrealista Luis Buñuel, de quien sin embargo se
distanciará irreversiblemente en 1930. En la capital adopta un extraordinario
atuendo: lleva los cabellos largos, una corbata desproporcionadamente grande y
una capa que arrastra hasta los pies. A veces luce una camisa azul cielo,
adornada con gemelos de zafiro, se sujeta el pelo con una redecilla y lo lustra
con barniz para óleo. Es difícil que su presencia pase desapercibida.
En los revueltos y conflictivos meses de 1923 sufre un
desafortunado contratiempo. En la
Academia de Bellas Artes a la que está adscrito se producen manifestaciones
en contra de un profesor, y antes de que dé comienzo el discurso oficial y se
desate la violenta polémica, Salvador abandona la sala. Las autoridades creen
que con este gesto ha sido él quien ha dado la señal de ataque y rebelión y
deciden expulsarlo durante un año. Después, de nuevo en Figueras, los guardias
vienen a detenerlo y pasa una temporada en la cárcel.
A la salida de prisión recibirá dos alegrías. La primera,
una prensa para grabado que su padre le regala, y la segunda, la visita de su
excelente compañero de la
Residencia de Estudiantes de Madrid Federico García Lorca,
quien, en las calurosas noches del verano de Cadaqués, lee a toda la familia
Dalí sus versos y dramas recién compuestos. Es allí, junto al Mediterráneo,
donde García Lorca redacta la célebre "Oda a Salvador Dalí",
publicada unos años después, en 1929, en la Revista de Occidente. Pronto será también Luis
Buñuel quien llegue a Cadaqués para trabajar con su amigo Salvador en un guión
cinematográfico absolutamente atípico y del que surgirá una película tan
extraña como es El perro andaluz.
En 1927 Dalí viaja por primera vez a París, pero es al año
siguiente cuando se instala en la capital francesa y se une al grupo
surrealista que lidera el poeta André Breton. Este último terminará
expulsándolo del movimiento algunos años después, en una memorable sesión de
enjuiciamiento a la que Dalí compareció cubierto con una manta y con un
termómetro en la boca, aparentando ficticiamente estar aquejado de fiebre y
convirtiendo así el opresivo juicio en una ridícula farsa.
La triple acusación a la que tuvo entonces que enfrentarse
Dalí fue: coquetear con los fascismos, hacer gala de un catolicismo delirante y
sentir una pasión desmedida e irrefrenable por el dinero. A esto precisamente alude
el célebre apodo anagramático con que fue motejado por Breton, Avida dolars,
acusación que lejos de desagradar al pintor le proporcionaba un secreto e
irónico placer. De hecho, después de conocer a la que sería su musa y compañera
durante toda su vida, Gala, entonces todavía esposa de otro surrealista, el
poeta Paul Eluard, Dalí declaró románticamente: "Amo a Gala más que a mi
madre, más que a mi padre, más que a Picasso y más, incluso, que al
dinero."
Salvador se enamoró de Gala en el verano de 1929 y con ella
gozó por primera vez de las mieles del erotismo. Es la época en que pinta
Adecuación del deseo, Placeres iluminados y El gran masturbador, pintura esta
última que fue atacada y desgarrada por el fanático grupo puritano los Camelots
du Roy. Mientras tiene lugar una exposición de sus obras en la Galería Goemans de
París, la joven y apasionada pareja se refugia y aísla en la Costa Azul, pasando los
días y las noches encerrados en una pequeña habitación de un hotel con los
postigos cerrados.
Enterado el padre de Salvador de la vida disoluta de su hijo
por un artículo de Eugenio d'Ors aparecido en La Gaceta Literaria,
rompe relaciones con su vástago; pero ello no debió afectarlo demasiado, o
quizás sí, puesto que es en esa época en que el artista realiza lo mejor de su
obra, como el célebre cuadro Persistencia de la memoria (1931), donde blandos
relojes cuelgan de la rama de un árbol, del borde de un pedestal y sobre una
misteriosa forma tendida en la vasta extensión de la playa.
En 1934 viaja con su ya inseparable Gala a Estados Unidos,
donde desembarca y se presenta ante los periodistas con un enorme pan cocido
por el cocinero del trasatlántico que les ha transportado. En sus erráticas
manifestaciones no duda en asociar el mito hitleriano con el teléfono y a Lenin
con el béisbol. Son todas bromas absurdas que tratan de quitar hierro a una
situación política amenazante. Dos años después se desata la atroz guerra civil
en España y una de las primeras muestras de la probidad de los militares
insurrectos es el infame asesinato de su amigo Federico García Lorca, crimen
que conmocionó a la opinión pública internacional. Dalí escribió: "Lorca
tenía personalidad para dar y vender, la suficiente para ser fusilado, antes
que cualquier otro, por cualquier español."
En 1938 conoce por fin, gracias al escritor vienés Stefan
Zweig, a Sigmund Freud, quien había sido el gran inspirador de la estética
surrealista, de la que Dalí no se siente marginado pese a las bravatas de
Breton, sino que por el contrario se considera el único y más genuino
exponente. El padre del psiconálisis había dado pábulo a la nueva indagación
del inconsciente con su libro La interpretación de los sueños (1900), pero
nunca se había tomado demasiado en serio a sus jóvenes admiradores de París.
No obstante, el 20 de julio de 1938, tras el encuentro,
Freud anotó en su diario: "Hasta entonces me sentía tentado de considerar
a los surrealistas, que aparentemente me han elegido como santo patrón, como
locos integrales (digamos al 95%, como el alcohol puro). Aquel joven español,
con sus espléndidos ojos de fanático e innegable dominio técnico, me movió a
reconsiderar mi opinión". Por su parte, el artista realizó asombrosos y
alucinantes retratos del "santo patrón" de los surrealistas.
Instalado otra vez en Nueva York en 1939, Dalí acepta un
encargo para decorar unos escaparates comerciales. El tema que elige es el del
Día y la Noche,
el primero evocado por un maniquí que se mete en una bañera peluda y la
segunda, por medio de brasas y paños negros extendidos, pero la dirección
modifica el decorado sin consultar al autor. Dalí, iracundo, vuelca la bañera
de astracán llena de agua y la lanza contra los cristales del escaparate
produciendo un gran estrépito y un notable destrozo.
Pese a que la opinión pública norteamericana le aplaude el
vigor con que ha sabido defender la propiedad intelectual, es juzgado por los
tribunales y condenado a pagar los desperfectos. Tampoco consigue concluir su
siguiente proyecto para decorar un pabellón de la Feria Internacional
de Nueva York, el cual debía llevar el significativo título de Sueño de Venus.
A España regresó en 1948, fijando su residencia de nuevo en
Port-Lligat y hallando en el régimen del general Franco toda suerte de
facilidades. El gobierno incluso declaró aquel rincón catalán que tanto
fascinaba al pintor "Paraje pintoresco de interés nacional". Para
muchos historiadores del arte lo mejor de su obra ya había sido realizado y,
sin embargo, aún le quedaban cuarenta años de caprichosa producción y de
irreductible endiosamiento y exhibicionismo, con apariciones públicas del
estilo de la que protagonizó en diciembre de 1955, cuando se personó en la Universidad de la Sorbona de París para dar
una conferencia en un Rolls Royce repleto de coliflores. En vida del artista
incluso se fundó un Museo Dalí en Figueras; ese escenográfico, abigarrado y
extraño monumento a su proverbial egolatría es uno de los museos más visitados
de España.
Durante los años setenta, Dalí, que había declarado que la
pintura era "una fotografía hecha a mano", fue el avalador del estilo
hiperrealista internacional que, saliendo de su paleta, no resultó menos
inquietante que su prolija indagación anterior sobre el ilimitado y equívoco
universo onírico. Pero quien más y quien menos recuerda mejor que sus cuadros
su repulsivo bigote engominado, y no falta quien afirme haberlo visto en el
Liceo, el lujoso teatro de la ópera de Barcelona, elegantemente ataviado con
frac y luciendo en el bolsillo de la pechera, a guisa de vistoso pañuelo, una
fláccida tortilla a la francesa.
En su testamento, el controvertido artista legaba gran parte
de su patrimonio al Estado español, provocando de ese modo, incluso después de
su muerte, acaecida en 1989, tras una larga agonía, nuevas y enconadas
polémicas. El novelista Italo Calvino escribió que "nada es más
falsificable que el inconsciente"; acaso esta verdad paradójica y
antifreudiana sea la gran lección del creador del método paranoico-crítico, de
ese maestro del histrionismo y la propaganda, de ese pintor desaforado y
perfeccionista, de ese eximio prestidigitador y extravagante ciudadano que fue
Salvador Dalí. El chiflado prolífico del Ampurdán, la llanura catalana barrida
por el vertiginoso viento del norte que recoge las suaves olas del mar
Mediterráneo en una costa tortuosa y arriscada, descubrió el arte de la
mixtificación y el simulacro, de la mentira, el disimulo y el disfraz antes
incluso de aprender a manejar su lápiz con la exactitud disparatada y estéril
de los sueños.
Su longeva existencia, tercamente consagrada a torturar la
materia y los lienzos con los frutos más perversos de su feraz imaginación, se
mantuvo igualmente fiel a un paisaje deslumbrante de su infancia: Port-Lligat,
una bahía abrazada de rocas donde el espíritu se remansa, ora para elevarse
hacia los misterios más sublimes, ora para corromperse como las aguas quietas.
Místico y narciso, Salvador Dalí, quizás uno de los mayores pintores del siglo
XX, convirtió la irresponsabilidad provocativa no en una ética, pero sí en una
estética, una lúgubre estética donde lo bello ya no se concibe sin que contenga
el inquietante fulgor de lo siniestro. Dalí exhibió de forma provocativa todas
las circunstancias íntimas de su vida y su pensamiento.
Murió el último
sobreviviente de la lista de Schindler
Se
trata de Leon Leyson, un ciudadano judío oriundo de Polonia. Tenía 10 años
cuando Alemania ocupó su país, dando inicio a la Segunda Guerra
Mundial
El
sábado último falleció Leon Leyson, el último sobreviviente de la lista de
Schindler, en la ciudad de Whittier, California. Leyson, de 83 años de edad,
sucumbió a un cáncer en el sistema linfático, según informó su hija al diario
Los Angeles Times.
Leyson
nació el 15 de setiembre de 1929 en Narewka, un pueblo de Polonia, muy cerca de
la frontera con la otrora Unión Soviética. Pocos días antes de cumplir una
década de vida, las tropas alemanas invadieron el país, dando inicio a una de
las peores tragedias de la humanidad.
Capturado
por las fuerzas de ocupación germanas, Leyson tuvo que realizar trabajos
forzados. Sin embargo, su juventud llamó la atención del industrial alemán
Oskar Schindler, quien puso al pequeño en su lista cuando ya tenía 13 años. De
esta forma pasó a ser uno de los 1.200 judíos salvados del holocausto gracias a
la intervención de Schindler.
La
guerra concluyó en 1945 y cuatro años después emigró a Estados Unidos. Su
historia se hizo famosa a raíz de la película de Steven Spielberg, La lista de
Schindler (1993).
“Yo
no vivo mi vida a la sombra del Holocausto. No les di a mis hijos un legado
dominado por el miedo. Les di un legado de libertad”, dijo Leyson durante una
entrevista en la década del noventa.
¿Por qué hay que enseñar el
Holocausto en las Escuelas?
Que el Holocausto se ha
convertido en una referencia mundial en lo relativo al asesinato en masa es una
idea cada vez más aceptada. Es un caso que implica una serie de retos
específicos en el ámbito educativo, especialmente en las regiones que no
sufrieron el Holocausto. El profesor Yehuda Bauer, una autoridad mundial en la
historia del Holocausto, afirma: “Aunque uno viva en el África central, en
China, en el Pacífico sur o en Suiza, hay que ser consciente del peligro que
representa el genocidio. La educación relativa al Holocausto tiene como
objetivo último poner a la humanidad lo más a salvo posible de semejante tipo
de exterminio masivo”.
Aprender este episodio
histórico de alcance universal puede hacer que los alumnos se impliquen en una
reflexión crítica del legado común de la humanidad, los orígenes del genocidio
y la necesidad de fomentar la paz y los derechos humanos, para evitar que se
produzcan tales atrocidades en el futuro.
Para celebrar el Día
Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto (27 de
enero de 2013), la UNESCO
publica un nuevo folleto, titulado “¿Por qué educar sobre el Holocausto?” (“Why
teach about the Holocaust”), que ofrece
una panorámica de la enseñanza relativa a ese acontecimiento. En el folleto se
explica que el Holocausto fue un momento histórico que marcó un antes y un
después, que el genocidio no es inevitable, que los Estados y los ciudadanos
tienen responsabilidades, que el silencio contribuye a la opresión y que los
prejuicios y el racismo tienen orígenes determinados. Además, se examinan los
desafíos y oportunidades que presenta la educación relativa al Holocausto y se
ofrece una lista de materiales didácticos sobre el Holocausto y otros casos de
genocidio.
¿Qué tratamiento
pedagógico se le da al Holocausto en las escuelas de las diferentes regiones
del mundo? ¿En qué países el Holocausto es parte de los planes de estudio? Las
respuestas a estas preguntas se podrán encontrar a finales de 2013 en el
proyecto auspiciado por la
UNESCO y el Instituto Georg Eckert para la investigación
internacional de libros de texto escolares. Por primera vez será posible
comparar las descripciones del Holocausto que figuran en los manuales escolares
y en los programas nacionales de estudio.
La enseñanza relativa al
Holocausto es un ejemplo de la forma de entender la educación que tiene la UNESCO, que considera la
educación el punto de partida para la construcción d ela paz y el fomento de
los principios de dignidad, igualdad y respeto mutuo entre todos los hombres y
mujeres.
LA HISTORIA DEL FUNCIONARIO CHILENO QUE ENCONTRO EL CUERPO DE
VICTOR JARA
“Me costó reconocerlo, estaba
golpeado”
El cuerpo del cantante popular chileno pudo ser
rescatado luego de su asesinato. Un empleado, simpatizante de la izquierda, y
su esposa Joan pudieron sacarlo de la morgue donde lo tenían los militares como
NN.
Por Christian Palma
Desde Santiago
El ministro en visita de la Corte de Apelaciones de
Santiago, Miguel Vázquez, remitió ayer a la Corte Suprema la
solicitud de extradición desde EE.UU. de Pedro Barrientos, procesado como autor
del homicidio de Víctor Jara, ocurrido el 16 de septiembre de 1973 en el
Estadio Nacional de Chile a sólo cinco días del golpe militar encabezado por
Augusto Pinochet. Barrientos fue procesado el 28 de diciembre pasado, junto a
otras siete personas, por la responsabilidad en el homicidio del popular
artista y dramaturgo.
Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de
Salvador Allende, unos 500 profesores y estudiantes se atrincheraron en la Universidad Técnica
del Estado (hoy Usach). Entre ellos Jara, que daba clases ahí. No resistieron
mucho. Hubo muertes y a los detenidos se les llevó al Estadio Chile. Jara
estuvo cuatro días preso, donde fue duramente torturado. Incluso sufrió la
fractura de sus manos a culatazos. “Toca la guitarra ahora”, le habrían dicho
sus captores. El cuerpo de Jara fue encontrado unos días después fuera del
Cementerio Metropolitano por Carabineros que lo trasladaron como N.N. al
Instituto Médico Legal.
En ese lugar parte la
historia de Héctor Herrera. El ex funcionario del Registro Civil tiene hoy 62
años y reside en Francia. De visita en Chile, conversó con Página/12 y contó
detalles de cómo, entre cientos de muertos, encontró a Jara, avisó a su esposa
Joan Turner, la esposa inglesa del cantautor, lo sacaron arriesgando sus vidas
de la morgue y lo enterraron en un nicho anónimo en el Cementerio
Metropolitano.
–¿Qué hacía usted el 11 de
setiembre de 1973?
–Tenía 23 años y trabajaba
como administrativo, haciendo las cédulas de identidad en el Registro Civil.
Retomé mi trabajo el 15 de septiembre, antes no pude por el toque de queda. Ese
día, un militar habló desde arriba de un camión y gritó: “Se acabó la política,
ahora se trabaja”. Pidió voluntarios para ir al Servicio Médico Legal (morgue),
me llevaron a mí y me cagaron la vida. Nos dieron las instrucciones: tomar la
altura, peso, sexo, color de piel y ojos de los muertos que llegaban por
montones. Además marcábamos las diez huellas digitales. Trabajamos en el
estacionamiento del SML al aire libre. Llegaban camiones y tiraban los cuerpos
al suelo. Nosotros los poníamos en línea. Estaban con heridas de todo tipo y
había mucha sangre. Había varias mujeres muertas, incluso una de ellas estaba
con su bebé. La gente tenía los ojos abiertos y amarrados por alambres. Todos
tenían los puños cerrados. Costaba abrirles las manos. Una vez que se fichaban,
los cuerpos se entregaban al departamento de dactiloscopia para identificarlos.
Ahí les perdía la pista.
–¿Cómo reconoció a Víctor
Jara?
–Lo vi en 1972 en un
festival de teatro en el centro de Santiago. Un amigo chilote que trabajaba en
la morgue me avisó que estaba entre los muertos. Era de día, pero el patio
estaba en penumbras. Me costó reconocerlo. Estaba lleno de tierra y con muchas
heridas. El pelo lo tenía pegoteado con sangre y tierra, y la cara estaba
desfigurada por los golpes. No estaba seguro. Anoté sus datos, pero decidí
guardar su ficha. No la entregué. Le cuento a una amiga en dactiloscopia. Ella
sabía que yo era cercano a la
Unidad Popular y allendista. A la hora del café, le pasé la
tarjeta de Víctor por debajo de la mesa. Le dije: “No hay que avisar a los
milicos sino a su familia, para sacarlo de ahí”. La chica me confirmó que era
Víctor. Busqué su informe, me doy cuenta de que era casado con Joan y que la
dirección de ambos coincidía. Quise ir a su casa, pero me pilló el toque de
queda. Le conté a mi familia y al otro día, 19 de septiembre, parto a primera
hora a la casa de los Jara. Tomé varios buses, era lejos. Desde una ventana aparece
Joan preocupada, y me presento. Me hace pasar. En el living estaban sus hijas.
Una de ellas cortaba fotos de su padre: “Usted lo conoce”, me preguntó. Joan
pensaba que yo le traía un mensaje de Víctor. Le conté la verdad, me tomó las
manos y lloró junto a mí. Eso me hizo reaccionar y decido ayudarla, a
sepultarlo antes de que los milicos se enteren de quién es.
–¿Usted arriesgó su vida?
–Sí. Salimos de su casa en
una camioneta pequeña, llevaba en sus manos un poncho andino. Llegamos a la
morgue. Había militares en la entrada. Me hicieron pasar y dije que Joan era
funcionaria. Ella se sobrecogió con el espectáculo de muertos. No estaba el
cuerpo de Víctor en el lugar donde lo dejé. Pregunté a otro funcionario,
subimos una escalera llena de cadáveres en el suelo. Unos 30 cuerpos más allá
estaba Víctor vestido con la misma ropa: jeans, camisa azul y una campera de
mala calidad que alguien se la prestó porque le quedaba chica. Joan lo ve.
Lloró en silencio, no gritó. Lo abrazó y acurrucó. Trató de limpiarlo un poco.
Yo vigilaba; si nos pillaban, no sé qué nos hubiera pasado. Rápidamente hago
los trámites legales. Después de varios minutos me dan el certificado para
sacar el cuerpo, pero no había plata para comprar un ataúd. Joan se acuerda de
un amigo que vive cerca de ahí, y lo ubicamos. Se llama Héctor, como yo. El
tipo llega a la morgue y ambos lloran abrazados. Compramos el ataúd. Todo en la
más absoluta discreción. Ahora necesitábamos un carro de mano para trasladar el
ataúd dentro del cementerio, que quedaba cerca de ahí. Le cuento a otra
funcionaria del recinto que queremos enterrar a Víctor, la señora me hace una
seña como de una guitarra. “Sí”, le respondo. “No le diga a nadie, pero a las
14.30 tres sepultureros lo esperarán en la entrada y lo ayudarán con el
carrito”, me dice. Me da un papel especial. Todo listo. Volvemos a la morgue
por el cuerpo, pero otra vez no estaba. Lo ubicamos. Estaba desnudo, listo para
la autopsia. Logramos sacarlo de ahí y lo metimos desnudo al ataúd. No había
tiempo. Lo cubrimos con el poncho andino, metimos su ropa doblada y lo
amortajamos. En una sala contigua lo velamos con cuatro horribles ampolletas
que apenas alumbraban. Joan estuvo a solas unos minutos. Subimos el ataúd a la
camioneta y salimos. Justo aparece un camión militar con más muertos. No
querían retroceder y ahí Joan hace su primera acción dura, con las manos les
dice que se corran, que teníamos prioridad y los milicos retroceden. Salimos.
Llegamos al cementerio. Ibamos Joan, Héctor, yo y el sepulturero que tiraba el
carro. No llevábamos flores. Caminamos hasta el fondo del cementerio.
Llegamos al humilde sitio
que pudimos comprar. El espacio para Víctor quedaba arriba de una hilera de
seis nichos. Entre los cuatro subimos el ataúd. Nos costó mucho, estaba muy
pesado. En ese momento, el sepulturero toma una corona fresca de otro entierro
y la pone en el lugar de Víctor. Ahí recién me quebré y solté el llanto. Joan
me abraza y me dice: “Este no es el momento para acordarnos de Víctor, debes
recordarlo cantándole a Chile”. Nos fuimos en silencio. Justo estaban
enterrando a un militar de rango. Tenía muchas flores, había mucha gente. Me
dije: “Por Dios, dos muertos por bando para qué, por qué”. Me fueron a dejar a
casa, ahí en la población Conchalí. No nos vimos en años con Joan. Yo, después
de estar varias veces preso por mi pasado UP, me fui exiliado a Francia. Los
milicos me acusaban de falsificar cédulas para que más gente votara por
Allende. Yo jamás falsifiqué algo. Nunca.
La tenaz guardiana de la memoria de Víctor Jara ya tiene 85
años, ha dejado de hacer clases de Danza y, aunque admite estar cansada, no se
permite flaquear. En el año en que se cumplen 40 años de la muerte del
cantautor, este es el relato de su viuda en primera persona.
Por Bárbara Riedemann
/
Fotografía: Alejandro Araya
“Tengo 85 años y medio. Cuatro nietos hombres. Todavía falta
la mujer y los bisnietos, pero bueno, están medio lentos los nietos.
Vivo sola en la misma casa que viví con Víctor. Nunca me he
casado ni he pinchado desde que él murió. Ser viuda al principio fue terrible,
estaba como zombie. Sobre todo porque tuve que salir de Chile. Entonces, no era
solo la soledad, era también echar de menos a Víctor y todo lo que lo rodeaba.
He sido la representante de Víctor por 40 años. No ha sido
una mochila pesada, al contrario, fue lo que marcó mi vida antes y después del
Golpe. Agradezco haber tenido que seguir este legado, porque me hizo salir del
duelo, seguir adelante. Ha sido mi razón de vivir.
Hoy me siento cansada, pero no puedo estarlo cuando tengo
tanto apoyo y solidaridad de la gente, más de lo que merezco. Ellos me
transmiten su cariño por Víctor, me dan besos, me abrazan. Entonces, no puedo
permitirme el cansancio y trato de salir adelante.
Mis canciones favoritas de Víctor Jara son Paloma quiero
contarte y Deja la vida volar, con las que me siento más cercana. Sin embargo,
yo no escucho sus canciones en mi casa: una, porque me da pena escucharlo sola,
y dos, porque ahora estoy media sorda.
Su mano. Ese es mi recuerdo más repetitivo de Víctor. Jamás
olvidaré la primera vez que me tomó la mano tentativamente, de a poquito,
porque no sabía si yo lo iba a corresponder. Y, por supuesto, yo respondí.
Desde ese momento no nos separamos más.
La última vez que lo vi fue la mañana del 11 de septiembre.
Me dijo ‘vuelvo en cuando pueda’. Antes, habíamos escuchado el discurso de
Allende por radio Magallanes. Él llamó a la universidad y decidió ir, a pesar
de las amenazas que había recibido. Llevaba una chomba negra bien bonita de
alpaca que había traído de Perú, y pantalones negros. Lo vi por la ventana,
agarró el bidón de bencina y la poca que quedaba se la puso a la renoleta y
partió. A los pocos días cuando fui a reconocerlo a la morgue, no tenía puesta
la misma ropa.
Por mucho tiempo tuve pesadillas pensando en que se podían
robar el cuerpo de Víctor. Hoy, ya no tengo sueños malos, pero confieso que no
duermo bien. Me desvelo pensando en todas las tareas por resolver en la
fundación, en todas las cosas que hay que hacer. Es que me da miedo no cumplir
con todo lo que hay que cumplir. Además, no sé hacer discursos y ahora que se
cumplen 40 años de su muerte, me pongo nerviosa cuando tengo que hacerlos.
No he tenido mucha fe en los resultados judiciales con el
caso de Víctor. A pesar del trabajo profesional y empecinado que ha hecho la Brigada de Derechos
Humanos de la PDI
y el Instituto Médico Legal, es el sistema judicial el que aún no entiendo cómo
funciona. Entonces, más que esperanzas, creo en este momento hay una puertecita
abierta. Hace unas semanas el juez procesó a ocho ex oficiales del Ejército,
dos como presuntos autores y seis como cómplices de su muerte. Vamos a ver qué
pasa. Me lo tomo con calma. No estoy celebrando.
No espero que los involucrados me pidan perdón. Tampoco creo
que vaya a ser ninguna diferencia para ellos que yo los perdone. No quisiera
tener ni un contacto con ellos. Me da un poco de repulsión.
Mientras Víctor vivía yo era alegre. En esta segunda vida
que he tenido me he puesto más introvertida, más tristona. No soy muy
entretenida, soy más bien fome. Si alguien me invitara a tomar tecito y a ver
la novela, lo más probable es que diría que no.
No tengo muchos amigos. Dejé de dar clases de Danza y he ido
achicando las puertas. Mis amigos personales tienen que ver con lo que hago y
represento. No tengo amigos que me saquen de esto, porque todos mis cercanos
están conectados con el mundo de Víctor.
No me importa nada estar físicamente sola. Toda la vida me
he sentido acompañada por Víctor. Además, él vive en la fundación, que está
repleta de afiches, exhibiciones. Tanto, que podría decir ‘Ayy no me puedo
escapar de Víctor’. No sé de qué forma se puede plasmar su presencia, pero
siempre he sentido su calor humano. Eso es lo que me ha dado fuerza para
seguir”.
La
biblioteca atesora una importante colección de trabajos de Blake, incluyendo
ilustraciones coloreadas a mano de la obra Night Thoughts (pensamientos
nocturnos) de Edward Young, que Blake ilustró entre 1795 y 1797.
Sin
embargo, la sospecha de que existieran más obras ocultas entre su colección
siempre estuvo latente, hasta que el equipo de investigadores de la
institución, en el que participaron estudiantes de la Universidad de
Manchester, comenzó con la investigación que se extendió por dos años.
La
directora del archivo de la
Biblioteca John Rylands, Stella Halkyard, declaró al diario
The Independent que "los estudiantes han recibido un curso de
especialización para identificar grabados, ofrecido por David Morris en la Whitworth Art
Gallery, antes de comenzar la búsqueda dentro de nuestra colección. Y así
averiguaron que tenemos un considerable número de grabados de Blake",
según lo citado por el portal español ABC.
Las
obras halladas serán exhibidas en la librería de la Universidad de
Manchester. Blake, que nació en 1757 y murió en 1827, fue poco valorado en su
época, pero tiempo después se convirtió en uno de los más importantes y
singulares poetas del romanticismo.
Para el prestigioso naturalista británico David
Attenborough la masificación humana y la contaminación derivarán en la
destrucción del planeta
El naturalista británico
David Attenborough cree que los humanos son “una plaga sobre la Tierra” e instó a controlar
el crecimiento de la población para que ésta sobreviva, según afirmó en una
entrevista a la revista Radio Times.
El prestigioso
naturalista, de 86 años, mostró su pesimismo con respecto al futuro del planeta,
al que, según su criterio, no afecta solo el cambio climático, sino también la
presencia masificada de humanos, para los que quizá no haya recursos
suficientes.
“No se trata solo de
cambio climático. Es también una cuestión de espacio, de si habrá suficiente
sitio para cultivar alimentos que suministrar a toda esa enorme multitud”,
explicó Attenborough.
El naturalista y
presentador de documentales sobre la vida silvestre, que fue premio Príncipe de
Asturias en 2009, instó además a controlar el crecimiento de la población antes
de que lo haga el propio planeta, “como ya ocurre” en algunas zonas de África
golpeadas por la hambruna.
“Seguimos desarrollando
programas contra el hambre en Etiopía, ahí es donde está pasando. Hay demasiada
gente allí. No pueden mantenerse, y no es inhumano decirlo en voz alta. Es la
realidad”, señaló el veterano presentador de la BBC.
Attenborough prevé que los
efectos de la masificación humana y la contaminación serán visibles en 50 años
y que, mientras no se tenga una línea de actuación coordinada por todos los
países, la situación en el planeta “no hará otra cosa que empeorar”.
Vivir por el medio ambiente
La creencia de que será el propio ser humano
quien destruya el planeta es un argumento habitual que el naturalista,
reconocido defensor del medio ambiente, ha expresado en diversas ocasiones en
sus documentales.
En sus más de 60 años de
actividad profesional, ha realizado diversas series centradas en la vida de la Tierra que le han valido
multitud de premios fuera y dentro del Reino Unido por su calidad, una forma de
trabajar que, según Attenborough, está en peligro de extinción.
“Ese tipo de programas
hechos a medida, en los que realmente se trabajaba la narración y se enlazaban
con mimo las imágenes al texto está pasado de moda… igual que un sombrero
viejo”, comentó el presentador, que achacó estos cambios al ahorro de costes.
Sin embargo, rechazó
cualquier tipo de nostalgia en cuanto a su método de trabajo, ya que no está
“seguro de que sea necesario un nuevo Attenborough”.
Un error de traducción: "no
promuevo clonar neandertales"
El científico
estadounidense que según la revista inglesa Daily Mail buscaba una mujer “que
quiera dar a luz a un Neandertal” ha negado tal propósito y ha explicado que el
malentendido se ha debido a un error de traducción de los periodistas de habla
inglesa que tomaron una entrevista suya en alemán. "Solo dije que si es
técnicamente posible a futuro, necesitamos hablarlo hoy", afirmó el
genetista George M. Church.
“Un genetista del
prestigioso centro de estudios cree que la inteligencia superior de esta
especie puede aportar nuevas miradas a situaciones complejas para la
humanidad”. Afirmaba la revista inglesa que daba por hecho que se buscaba una
madre para dar a luz a un clonado “bebé de las cavernas”.
El científico de Estados
Unidos ha salido a desmentir tales afirmaciones después de que varios medios
escribieran acerca de cómo el experto se encontraba buscando a una mujer para
que fuera la madre de un clon de una especie de ser humano que vivió hace
33.000 años. George M. Crouch cree que se trata de un error de traducción de
una entrevista que hizo al diario alemán Der Spiegel.
"Estoy seguro de que
no estoy promoviendo el clonar neandertales" señaló Church al The Boston
Herald. "Solo dije que si es técnicamente posible a futuro, necesitamos
hablarlo hoy". Church había trabajado en la genética para “mejorar la
salud, no en reproducir seres humanos prehistóricos”, y afirmó que prefería
usar el malentendido como un "momento educacional para hablar del
periodismo y la tecnología".
El hombre de Neandertal
(Homo neanderthalensis) es una especie extinta del género Homo que habitó
Europa y partes de Asia occidental desde hace 230 000 hasta 28 000 años atrás,
durante el Pleistoceno medio y superior y culturalmente integrada en el
Paleolítico medio. En un período de aproximadamente 5000 años se cree que
convivió paralelamente en los mismos territorios europeos con el Hombre de
Cro-Magnon, los primeros hombres modernos en Europa.