viernes, 15 de julio de 2011

¿Arte o artesanía?
                                                                    Nancy Fierro


Esa una cuestión que debe considerarse desde dos puntos de vista: histórico, y estético.
Históricamente, la diferenciación nace cuando se difunde la etnografía; ésta condujo al estudio del arte primitivo folklórico y arqueológico, de manera que el estudio de la artesanía como tal no proviene del arte, sino de la etnología y del folklore.
Hasta el Renacimiento italiano, los artistas, escultores, pintores, alfareros, orfebres, tejedores, herreros, carpinteros, se hallaban a un mismo nivel en lo que ha categorizaciones se refiere. Todos ellos practicaban su oficio, tenían su taller, y sus aprendices eran considerados “oficiales”, es decir: maestros poseedores de un oficio.
Posteriormente, merced al creciente capitalismo, los objetos manufacturados por esos maestros pierden poco a poco su carácter público para convertirse en objetos de lujo o en símbolos de status para la creciente burguesía. Los oficios más apreciados por esta nueva clase dominante fueron los que precisamente le servían para consolidar su posición social. La pintura y la escultura pasaron a servir a los poderosos. Un grupo de ellos poco a poco se va segregando del común de los artesanos, ubicándose bajo la protección de mercaderes, eclesiásticos, y nobles, logrando así dinero y una consideración de la que antes carecían. Estos recibieron el nombre de “artistas”, que los diferenciaba de los trabajadores manuales o “artesanos” quienes continuaron sirviendo al pueblo con su trabajo. En esta separación subyace entonces una relación de clase social: a quién se destina la producción, y a con quienes se trata.
Esta oposición es de neto cuño occidental y europeo. Jamás se dio en Oriente, América precolombina, o África, donde el trabajador manual llega a la autorrealización a través de una pieza repetida cientos de veces a partir de una pieza única.
Desde el punto de vista de la filosofía del arte, la cuestión debe abordarse teniendo en cuenta que la diferenciación se ha producido, y que existe una realidad llamada “arte”, y otra llamada “artesanía”.
En la estética se distinguen dos aspectos: cuantitativo y cualitativo.
El primero se acentúa en la medida que vamos desde el arte hacia la artesanía, y a la industria: la pieza de arte es única e irrepetible, tras ella existe la voluntad de ejecutar una sola obra. En la pieza artesanal en cambio, existe la voluntad de seriación. El artesano concibe su obra como parte de una serie, en una cuantificación donde sólo habrá variantes de detalle.
En el aspecto cualitativo, se consideran características tales como: causa formal, causa material, diseño, y contenido, que harán que una pieza ya sea artística, artesanal, o industrial, y se hallen en determinado nivel referente a la cualidad, independientemente de la cantidad. Es entonces cuando se da la posibilidad de que una obra artesanal bien diseñada y ejecutada, sea superior en calidad a una de las llamadas “obras de arte”. Es preciso entonces, saber distinguir y valorar el nivel de calidad de un trabajo manual o industrial, y en última instancia, a su creador y su actitud frente a la obra.

*Nota publicada originalmente en Hum Bral año 1 numero 4, enero 1991  


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