Un
tango de Cortázar, una joya recuperada
El cuchillo, la traición y el tango son ejes de La
puñalada/El tango de vuelta, el libro póstumo de Julio Cortázar y el artista
Pat Andrea, publicado el 15 de febrero de 1984, un día después de que fuera
enterrado el autor de Rayuela. Una joya editorial que estuvo pérdida y que
ahora se recupera.El libro de Julio Cortázar, que mañana cumpliría cien años,
saldrá en setiembre editada por Libros del Zorro Rojo, como una de sus
novedades estrella y en una bellísima edición que respeta el formato original y
que se enriquece con un epílogo de Enrique Vila-Matas.Así, este libro, que
tiene una historia detrás digna también de una novela, aúna las imágenes y
dibujos del artista holandés Pat Andrea (La Haya, 1942) con un texto de
Cortázar, un cuento que entregó a Andrea bajo el título El Tango de vuelta, la
historia de un crimen en Buenos Aires plagada de matices con un final de
muerte, venganza y desamor.La puñalada/El tango de vuelta, que tiene una
historia llena de azar y accidente, según relata a Efe Alberto Sotelo, el
editor de Zorro Rojo, comienza con la llegada del artista holandés Pat Andrea a
Argentina en 1976, justo un día después del golpe militar del general Videla,
unos hechos violentos y represivos de los que el artista será testigo en los
meses posteriores.Y unos sucesos que años después el pintor recordará a su
regreso definitivo a Europa en una serie de dibujos inspirados en la puñalada,
el tango y los ecos de Argentina bajo la bota de los torturadores que se
tradujeron en un total de 35 dibujos a lápiz, carbón y acuarela.A partir de
ahí, el artista conecta con su amigo Julio Cortázar, impulsado por la galerista
belga Elisabeth Franck para que le hiciese un prólogo para el libro. Cortázar
quedó fascinado y meses después le dio el cuento El Tango de la vuelta, que
antes había aparecido en el libro de cuentos del escritor argentino Queremos
tanto a Glenda, con el título de Tango de vuelta.De este libro se publicaron
dos ediciones en holandés y francés, de 400 ejemplares, por lo que representa una verdadera rareza.
(*) extraído de:
http://www.elobservador.com.uy/
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