ACERCA
DEL RECIENTE PREMIO NACIONAL DE ARTES VISUALES
Ángel Juárez Masares
Las
épocas de crisis suelen desembocar en etapas de transición, quizá hasta como un
hecho natural teniendo en cuenta que toda época histórica es un tránsito. Los
límites para determinarlas se desdibujan, pero indudablemente en todas vive la
herencia del pasado y alientan esperanzas de futuro.
Quizá
la crisis del Renacimiento sea una de las más importantes en la historia de arte, pues significó el
punto de inflexión entre el estatismo de la Edad Media Cristiana, y la dinámica
de La Edad Moderna. Naturalmente la época aludida también podría denominarse
Crisis del Humanismo, pero ingresar en tales asuntos excedería el espacio
adjudicado para nuestras reflexiones.
La
respuesta a tal interrogante puede sin duda tener un cúmulo de interpretaciones
pues aquí tenemos la definición del Arte como el meollo del asunto, de manera
que trataremos de enfocar el tema lo más claramente posible.
La
adjudicación del 56 Gran Premio Nacional de Artes Visuales a la obra: “Banda
Presidencial”, cuya autoría pertenece a María Agustina Fernández se encuentra
enmarcada en el llamado Arte Conceptual, movimiento artístico en el que
las ideas son
un elemento más importante que el objeto o su representación física. Recordemos que varios
autores hablan del arte contemporáneo como un arte post-conceptual, tomemos
como punto de partida (muy aleatorio por otra parte) la obra: “Fuente”
-exhibida en 1917 por Marcel Duchamp- un mero mingitorio de porcelana
común en el Salón de Artistas Independientes, como una manera de cuestionar la
naturaleza del arte, dejando claro que cualquier cosa, con una buena idea como
soporte, podía ser arte.
En
ese sentido podríamos también mencionar el “Dadaísmo”, que se manifiesta contra
la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de
la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los
conceptos abstractos y contra lo universal en general.
De
cualquier modo nos parece desacertado –o cuando menos fuera de tiempo-
adjudicar un Premio tan significativo a una obra de esta naturaleza, en un país
donde un porcentaje altísimo de artistas –en relación a su población- se ocupan
y preocupan cada día por avanzar en el estudio de las artes, que dejan horas al
pié del caballete, o que se arriesgan en la altura de un andamio pintando un
muro.
Quizá
la alternativa sea instrumentar un evento dedicado especialmente al Arte
Conceptual, evitando de esa manera el choque de tendencias que en definitiva
desestimulan a los artistas que no adhieren a tal Movimiento.
Estamos
seguros que la autocrítica y el rigor que le pongamos a cada obra nos hará
crecer, y condenamos al aplauso por el aplauso mismo. Sin embargo también
deberíamos tener en cuenta que muchos talentos de frustran por falta de
incentivo.
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