“El
más neófito
de los lectores
puede sorprendernos más de lo que imaginamos”
Entrevista
realizada por Rolando Revagliatti
(especial para HUM BRAL)
Marta
Miranda
nació el 17 de noviembre de 1962 en la ciudad de Mendoza, capital de
la provincia homónima, la Argentina, y reside en la ciudad de Buenos
Aires. Desde fines de los ’80 hasta 1997 integró la Cooperativa
Editorial “Nusud” y entre 1993 y 1996 fue miembro del consejo de
redacción de la Revista “El Desierto”. Participó como invitada
en encuentros de escritores, ferias de libros y diversos eventos en
su país y en el exterior. Poemas suyos fueron traducidos al inglés,
catalán, francés, croata y alemán. Es coordinadora, junto al
escritor Ricardo Rojas Ayrala, del Festival Internacional VaPoesía
Argentina.
Entre otras antologías, fue incluida en “Antología
de Poesía de la Primera
Bienal de Arte Joven” (selección y prólogo de Joaquín Giannuzzi, 1989), “Historia de la literatura de La Plata” (2001), “Naranjos de fascinante música” (2004), “Poetas argentinas contemporáneas 1961-1980” (2008), “Animales distintos. Muestra de poetas argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesentas” (México, 2008), “La poésie aux coeurs des arts” (Francia, 2013), “Un verano antes del verano” (Suiza, 2015). Sus poemarios son “Mea culpa” (1991), “El oleaje” (1997), “La misma piedra” (2002), “Nadadora” (2008), “El lado oscuro del mundo” (2015). Además fueron publicados dos volúmenes antológicos de su obra: “El oleaje y otros poemas” (bilingüe castellano-francés, 2013), “Antología” (México, 2013).
Bienal de Arte Joven” (selección y prólogo de Joaquín Giannuzzi, 1989), “Historia de la literatura de La Plata” (2001), “Naranjos de fascinante música” (2004), “Poetas argentinas contemporáneas 1961-1980” (2008), “Animales distintos. Muestra de poetas argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesentas” (México, 2008), “La poésie aux coeurs des arts” (Francia, 2013), “Un verano antes del verano” (Suiza, 2015). Sus poemarios son “Mea culpa” (1991), “El oleaje” (1997), “La misma piedra” (2002), “Nadadora” (2008), “El lado oscuro del mundo” (2015). Además fueron publicados dos volúmenes antológicos de su obra: “El oleaje y otros poemas” (bilingüe castellano-francés, 2013), “Antología” (México, 2013).
1
— Residiste en varias localidades del país y también en el
exterior.
MM
— Sí,
en varias ciudades. Mis padres son de Buenos Aires, pero por
cuestiones de trabajo a mi papá lo trasladaron a Mendoza, donde
nací. Y un par de años más tarde, por las mismas razones, nos
fuimos a Francia. Primero residimos en Ille de France, Meudon Val
Fleuri, ahí hice dos años de jardín de infantes. Luego la familia
volvió a Mendoza, menos mi padre, pero seguimos viajando a pasar las
vacaciones escolares con él, que ya se había instalado en Paris, en
Trocadero. Eso hasta mis catorce años. Después pasé temporadas en
Santiago de Chile, pues ahí residía por entonces uno de mis
hermanos. Y en Capital Federal y la ciudad de Campana, en donde
también tenía
parientes. Ya en el ´86 me vine a Capital Federal. Estuve unos meses
y después me fui a La Plata, en donde viví nueve años. Luego volví
a la ciudad de Buenos Aires, al barrio de San Telmo. Y aquí me
quedé.
2
— Ubiquémonos en la veinteañera que estudiaba pintura, piano e
integraba un coro.
MM
— Bueno, en alguna época fui bastante “hippie”. De hecho, mis
hermanos fueron los primeros “hippies” de Mendoza. Eso hizo, creo
yo, que mis inquietudes fueran más artísticas. Debe haber influido
bastante, lo que yo buscaba era una manera de expresarme. Aunque ya
escribía, ese hecho estaba tan pegado a mí que no alcanzaba a darme
cuenta que la cosa iba por ese lado. Así es que hice un curso de
dibujo y pintura en el Teatro Independencia, los sábados a la
mañana. Estudiaba piano acústico, que me encantaba y me encanta,
pero como no tenía instrumento tuve que desistir. Y canté en un
coro durante tres años, el Latinomúsica, de la Municipalidad de
Godoy Cruz. Era contralto. Canté hasta que me vine a Capital
Federal.
3
— No abundan aquellos que han residido en una vivienda de las que
denominamos “comunitaria”. Y vos tuviste esa experiencia.
MM
— La casa en cuestión quedaba en el centro de la ciudad de
Mendoza. Se llamaba “La Semilla” (algunos vecinos mal
intencionados, de esos que nunca faltan, agregaban: de marihuana) y
en ella había: una biblioteca pequeña, un taller de cerámica y
habitaciones para los residentes. No teníamos una organización
estrictamente comunitaria como se entendería ahora, era más un
espíritu de autonomía de un grupo de personas jóvenes con
inquietudes artísticas y políticas. Una cocina común, un parral.
Nos divertíamos mucho. Ahí aprendí a hacer cerámica y en la
biblioteca leí por primera vez a Alejandra Pizarnik. Pero lo
importante era esa sensación de un espacio bonito de libertad en una
ciudad tan conservadora como Mendoza. Un ejemplo de ese
conservadurismo es el partido local llamado Demócrata, “los
gansos”: gente de derecha que colaboró con un gobernador de su
partido durante la última dictadura militar, el Dr. Bonifacio
Cejuela.
4
— Te invito a que nos hables de tu inserción en Nusud, de la
Revista “El Desierto”, de tus incursiones radiales.
MM
— Mi
llegada a Nusud se produjo como consecuencia de la invitación que me
hicieran los cuatro fundadores para editar una plaqueta, Silvina
Zazunic, Carlos Piro, Graciela Fernández Alaimo y Paula Brudny.
Nusud comenzó editando plaquetas, la mía fue la número seis. Y a
medida que ibas integrando la colección pasabas a formar parte del
grupo. Luego de un tiempo empezamos a editar libros y es así como mi
primer y segundo poemario aparecen bajo ese sello. No recuerdo bien
en qué momento se empezó a pensar en una revista, “El Desierto”.
Se llamaba así porque en la biblia el desierto es el lugar de las
revelaciones. Bueno, la idea era “revelar” la producción de
poetas y narradores del momento, entrevistar a escritores
consagrados. Era estrictamente literaria. El primer número fue del
´94. Y se editaron cuatro. El staff estaba conformado por los
integrantes de Nusud, que iban rotando en su puesto. En uno de los
números colaboré con un dossier sobre los nadaístas colombianos.
De Nusud partí en 1998.
Con
respecto a la radio colaboré en dos programas: el primero se llamaba
“Como Cuadros” y era parte de la programación diaria de una FM
platense, en el ‘95 o ‘96. Ahí los días martes tenía un
segmento llamado “Literatura y Rock”. Y hablaba de la literatura
en relación a esa música, compositores, poetas y un largo etcétera.
El segundo programa, “Mariposas de Madera”, lo
conducíamos con el
poeta José María Pallaoro, en FM Parque, de Villa Elisa, partido de
La Plata, en 2002: literatura, música, arte en general. Lo hicimos
juntos unos cuantos meses y lo prosiguió José María. Adoro la
radio, me parece el medio masivo por excelencia. Tiene intimidad,
calidez. Es una maravilla.
5
— “Incursiones”, Marta, me lleva a las que has tenido en el
campo del guión, radial, cinematográfico, televisivo. ¿Con quiénes
te formaste, qué llegaste a concebir, es algo en lo que seguís
estando?
MM
— En
un centro
cultural de calle 58 de la
ciudad de La Plata
ofrecían
un curso de guión televisivo, dictado por Lalo Constantino,
guionista de TV.
En cuanto empecé supe que había dado con la persona indicada.
Trabajamos todo un año con él, su asistente y un grupo de alumnos.
Me quedé el segundo año y me invitó a ser parte de un grupo.
Éramos tres: Lalo, su asistente y yo. Nos juntábamos a pensar y
desarrollar proyectos concretos. Por ejemplo, estuvimos elaborando
material de “Cartas de Amor Prohibidas”,
el
reconocido programa radial que conducía Rolando Hanglin en radio
Continental. Cuando el programa ganó el Premio Martín Fierro hubo
una oferta de llevarlo a la televisión y ahí entramos nosotros.
También estuvimos en un proyecto cinematográfico y en el de un
reallity. Ninguno logró salir al aire o filmarse. Por lo que vi
siempre es un poco así. A mí me dejó una experiencia hermosa y
varios guiones escritos en la instancia del curso y del trabajo en
equipo. Luego dejé el grupo porque me vine a vivir a Capital Federal
y no pude acomodar mis horarios. Gracias a eso durante cuatro años
estuve en el Departamento de Artes del Movimiento del IUNA (ahora UNA
Universidad Nacional de las Artes), los primeros dos años como
adjunta de las cátedras de Escritura Dramática y Guión y Lenguaje
Visual. El titular era Edgardo Pacha Brandolino, bailarín, profesor
de filosofía y uno de mis amigos más queridos. Desgraciadamente
Pacha falleció en 2011 y entonces quedé como titular de ambas
cátedras, hasta 2013.
6
— Entre
las antologías en las que fuiste incluida, destaca “Animales
distintos. Muestra de poetas argentinos, españoles y mexicanos
nacidos en los sesentas”,
edición coordinada por Juan Carlos H. Vera, con selección,
presentación y notas de Ana Franco Ortuño, Antonio Portela y
Benjamín Barajas. Soy uno de los que sólo ha sabido de ella por la
Red.
MM
— Lleva
el sello de Editorial Arlequín, con apoyo de la CONACULTA y el Fondo
Nacional para la Cultura y las Artes. Llegué ahí por dos vías:
una, por el poeta y fotógrafo Daniel Grad, quien me recomendó a
Jorge Santiago Perednik (al parecer se encargaba de la selección
acá) y dos, por la escritora Andi Nachon.
Ya los textos en México, hubo otra selección. Quedó explicitado
en la contratapa del volumen que se procuraba
“dar a conocer a poetas mexicanos en Argentina y España, a poetas
argentinos en México y Esp
aña y a poetas españoles en México y
Argentina”.
Es
una muestra impresionante: 598 páginas. La edición es preciosa.
Estoy muy agradecida de estar allí y andar circulando por las
bibliotecas de varios países. Es otra manera de viajar.
7
— ¿Qué particularidades tiene el Festival
Internacional VaPoesía? ¿Cuándo,
dónde se desarrolla? ¿Transcribimos sus fundamentos?
MM
— Se
desarrolla en nuestra ciudad y algunas localidades de las provincias
de Buenos Aires y de Mendoza. La fecha para este año fue entre el 1
y 12 de junio, la primera semana en Mendoza y la tercera (lo
pospusimos una semana) por aquí.
“Este
Festival Poético está destinado a niños, jóvenes y adultos de
barrios y comunas alejadas de los centros urbanos. Haciendo eje en la
responsabilidad social que tiene cada ciudadano que conforma una
sociedad, creemos que los escritores no pueden estar al margen de la
misma y por lo tanto pensamos una actividad en la cual los mismos,
desde su labor artística, asuman la responsabilidad y el compromiso
con el resto de la comunidad compartiendo su tarea para que
constituya un incentivo para los niños, adolescentes y adultos que
asistan a las actividades. Desde esta perspectiva es que asumimos la
literatura como una herramienta de inclusión social que debe ser
puesta al servicio de aquellos con menores posibilidades de acceso a
estas experiencias. Llevamos artistas de nuestra comunidad y del
extranjero a escuelas, centros de detención y comunidades de barrios
marginales y/o en situación de vulnerabilidad. Forma parte del
CORREDOR CULTURAL TRANSPOESIA, que enlaza con actividades de
similares características a los países de México (Festival
ABBAPALABRA) y Costa Rica (ENCUENTRO ARTE COMUNIDAD).
Objetivo:
Esta es una actividad descentralizada que revierte la ecuación del
espectador que acude a escuchar un escritor que es el protagonista, y
transforma a estos niños, jóvenes y adultos en protagonistas ellos
mismos de cada encuentro, recuperando su voz, su individualidad, su
humanidad. El objetivo de este programa es que los alumnos puedan
entablar un diálogo que los acerque a considerar la escritura como
herramienta de expresión de sus sentimientos, experiencias y deseos.
Los participantes verán que la actividad literaria no les está
vedada y podrán y es lo deseado, formular durante los encuentros
preguntas que rara vez se atrevan o tengan la oportunidad de hacer.
Se buscará que se cuestionen sobre su individualidad, su sentir, sus
familias, su entorno, y que vean en el escritor y en la escritura un
reflejo, una oportunidad de ser escuchados.
La
palabra es nuestro primer medio de socialización y de comunicación
con los otros, por extensión suele ser la escritura el segundo modo
de expresarnos. La idea de transformar la literatura en herramienta
de inclusión social va de la mano de estas ideas. Todos tenemos algo
para decir. Si esto mismo nos lo dice una persona que hace de su
escritura su vida, este hecho tiene un significado poderoso. Hay que
crear entonces el espacio para que esto suceda. Esta actividad
presupone un concepto que va de la mano de una política de
integración, de no marginalidad, de oportunidad de reinserción
social para cada uno de nuestros ciudadanos. Llegando a los lugares
más lejanos o conflictivos, conversando con la gente en su lugar,
desde su cotidianeidad, es como ampliamos los horizontes para que
cada ciudadano pueda reflexionar, pueda expresarse, ampliar su
horizonte y elegir mejor.”
8
— En tanto concluyó hace poco el VaPoesía 2015, ¿qué te parece
si nos relatás cómo ha transcurrido?
MM
— VaPoesía
es siempre una hermosa experiencia y esta edición no ha sido la
excepción. En la provincia de Mendoza coordinamos actividades con la
Dirección de Promoción de Derechos Humanos que depende del
Ministerio de Acción Social y Derechos Humanos de la provincia, pues
ellos nos brindan la posibilidad de acceder a lugares a los cuales
nos sería muy difícil y hasta imposible lograrlo. Hablo de barrios
en situación de alta vulnerabilidad, vill
as, penales, comunidades de difícil acceso geográfico. Por ejemplo, allí tuvimos una labor con pueblos originarios, principalmente huarpes, etnia de la cual desciendo por parte de mi padre (mezcla rara la mía: huarpes, andaluces y franceses), y representantes de otras que confluyeron en la ciudad, por invitación del Ministerio, como parte de su política de desarrollo. En Buenos Aires articulamos principalmente con escuelas y organizaciones sociales que trabajan en barrios carenciados. En las dos semanas que dura el festival compartimos con adolescentes, mamás, pueblos originarios, jóvenes y adultos en situación de cárcel, mayores en proceso de alfabetización, alumnos de escuelas secundarias. En todos los casos fue excelente y logramos nuestro objetivo: compartir poesía, desacralizar la figura del escritor, integrar a partir de la literatura. Como co-coordinadora de este festival el trabajo es muy diferente del que realizo para el FIP Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires. Allí la tarea es de organización y logística, y formalmente inversa: recibimos escritores de todas partes del mundo y de nuestro país, e invitamos al público a que se acerque a conocerlos.
as, penales, comunidades de difícil acceso geográfico. Por ejemplo, allí tuvimos una labor con pueblos originarios, principalmente huarpes, etnia de la cual desciendo por parte de mi padre (mezcla rara la mía: huarpes, andaluces y franceses), y representantes de otras que confluyeron en la ciudad, por invitación del Ministerio, como parte de su política de desarrollo. En Buenos Aires articulamos principalmente con escuelas y organizaciones sociales que trabajan en barrios carenciados. En las dos semanas que dura el festival compartimos con adolescentes, mamás, pueblos originarios, jóvenes y adultos en situación de cárcel, mayores en proceso de alfabetización, alumnos de escuelas secundarias. En todos los casos fue excelente y logramos nuestro objetivo: compartir poesía, desacralizar la figura del escritor, integrar a partir de la literatura. Como co-coordinadora de este festival el trabajo es muy diferente del que realizo para el FIP Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires. Allí la tarea es de organización y logística, y formalmente inversa: recibimos escritores de todas partes del mundo y de nuestro país, e invitamos al público a que se acerque a conocerlos.
9
— En 2011 fuiste becaria de la Fondation Camac, Arts et Ciences,
programa de residencia de artistas, en Marnay Sur Seine, Francia.
MM
— El
Centre d´Art Camac es una residencia para artistas en general. Yo
apliqué como escritora. Fue en el mes de febrero, razón por la cual
no habían muchos artistas en residencia. Éramos sólo cuatro
mujeres, dos artistas plásticas irlandesas y una japonesa, y yo. El
hecho de estar en un lugar únicamente con el fin de escribir, ya
presupone toda una experiencia en sí misma. Llegué allí con un
conjunto de poemas y volví con la génesis de un libro, que es el
que acabo de publicar, “El
lado oscuro del mundo”.
A pesar de que febrero en Camac, más bien es época de receso,
quise alojarme durante el invierno por cierto tratamiento de la luz,
la luz del invierno, tan particular en Francia. Camac está en un
viejo monasterio al que le han anexado una parte nueva.
Afortunadamente me alojé en una habitación situada en el viejo
edificio. Todo muy melancólico y frío y gris. Pero ese es el
ambiente que buscaba. En un principio, antes de llegar, tenía mis
dudas sobre lo que pudiese producir allí, pues lo bucólico no es lo
que más me motiva. Pero finalmente funcionó, y muy bien.
10
— En Cavan, una villa irlandesa de la provincia de Úlster, se
realizó la Muestra “Memory and Landscape”, en la que
participaste.
MM
— La
artista plástica Marylin Gaffney me invitó a formar parte, a
escribir un texto introductorio para la muestra general, y además a
participar con algunos poemas. En un conjunto de veintitrés artistas
fui la única escritora. Envié cuatro poemas y un video en lengua
original que se proyectó el día de la inauguración. Cada trabajo
dio cuenta de la transformación del paisaje cuando es atrave
sado por
la memoria. Mis poemas toman mi propio cuerpo como paisaje, y desde
ahí escribí. Fue mi primera experiencia de este tipo y la verdad es
que me gratificó muchísimo.
11
— Has participado en Encuentros y Ferias realizadas en el exterior.
MM
— En
México he participado de dos festivales: uno de ellos organizado
desde la Academia de Creación Literaria de la Universidad Autónoma
de la Ciudad de México, “Letras sobre la Mesa”; el otro en San
Luis Potosí, el ABBAPALABRA. Este último es el festival fundador
del corredor cultural del que participamos con VaPoesía. En Colombia
he estado en el Festival “Luna de Locos”, de Pereira, y en el
Festival PemaRio, de Barranquilla. En Costa Rica participé del
Festival Arte Comunidad, organizado por la Asociación Cultural
Tangente, que es parte del corredor cultural que mencioné antes. En
Canadá, en el Festival International de Trois-Rivières. En El
Salvador vengo de participar del Festival Internacional de Poesía
Joven Amilcar Colocho. Salvo en el caso del festival organizado por
la UACM, los otros festivales tienen la característica de realizar
lecturas en escuelas y barrios alejados de los centros urbanos y en
situación de vulnerabilidad. Como escritora supone un cambio fuerte
en relación a los festivales tradicionales; el público es distinto
y en pocos casos con alguna preparación desde el punto de vista de
la literatura, salvo la escolar. Así es un desafío leer, pues sabés
que si gusta es porque en un punto “llegaste” de verdad. Es muy
enriquecedor como autor salirse de un público habituado a la lectura
de poemas para entrar en territorios en donde el lenguaje es otro.
Cuando viene un chico y te hace algún comentario sobre lo que
leíste, yo siento que el hecho de estar allí valió doblemente
cualquier esfuerzo. Lo digo en el sentido de que en muchos de estos
festivales sólo tenés cubiertos los viáticos y el transporte
interno, pero hay que gestionarse los tickets aéreos.
12
— Supe que en los últimos años te has ido imbuyendo de la obra de
Angèle Vannier (1917-1980).
MM
— La conocí a través de “Rimbaud Revue”, donde me publicaron
poemas en la sección dedicada a la literatura latinoamericana. En
dicha revista difundieron una selección de poemas de Angèle e
inmediatamente me interesé por conocer su obra. En Argentina es
imposible encontrarla, así es que en 2007, en ocasión de un viaje a
Francia tomé unos días para llegar hasta su pueblo,
Bazouges-la-Pérouse, situado a unos kilómetros de Rennes. Allí no
sólo pude acceder a datos sobre su vida y su obra, sino que también
a algunas ediciones originales. Tomé el té en su casa con quien
fuera su asistente hasta el día de su muerte. Estoy traduciendo
poemas y parte de su biografía.
13
— Tras
releer lo que más me atrajo del número 6 de la revista “Plebella”,
le sustraigo a Romina Freschi algunas preguntas que le formula al
norteamericano Charles Bernstein, y a mi vez urdo alguna propia a
partir de las respuestas: ¿Qué poetas que admires considerás que
se relacionan con tu escritura y tu vida? ¿Admirás a poetas que no
te gusten y te gustan otros que no admires? ¿Qué personalidades no
poetas admirás y cómo se relacionan con tu vida?
MM
— La
primera poeta es Alejandra Pizarnik, que si bien no está relacionada
en forma directa ni con mi vida ni con mi obra, fue la autora que me
hizo pensar que “eso” también podía ser poesía. Cabe aclarar
que mi formación fue clásica, y que fuera de los textos escolares
yo no tenía acceso a otro tipo de aut
ores. Con respecto a los poetas que admiro y no me gustan y viceversa, me interesa mucho Octavio Paz, aunque dicen que era una persona tremenda, pero ¿quién soy yo para abrevar en eso? Sin ser poeta, de Heidegger se ha hablado mucho sobre su relación con el nazismo y a pesar de eso me atrae su obra. Yo prefiero, si se trata de escritores, mirar lo que cada uno escribe. Es cierto que no me agradaría estar relacionada, por más bien que escriba, con un poeta o una poeta maltratadora, mal bicho, pero tampoco con ninguna persona de ese tipo, no importa el oficio. Puedo admirar a las personas por un lado y a la poesía por otro. A veces coinciden y es hermoso. Pero si no coinciden no es tan importante para mí.
ores. Con respecto a los poetas que admiro y no me gustan y viceversa, me interesa mucho Octavio Paz, aunque dicen que era una persona tremenda, pero ¿quién soy yo para abrevar en eso? Sin ser poeta, de Heidegger se ha hablado mucho sobre su relación con el nazismo y a pesar de eso me atrae su obra. Yo prefiero, si se trata de escritores, mirar lo que cada uno escribe. Es cierto que no me agradaría estar relacionada, por más bien que escriba, con un poeta o una poeta maltratadora, mal bicho, pero tampoco con ninguna persona de ese tipo, no importa el oficio. Puedo admirar a las personas por un lado y a la poesía por otro. A veces coinciden y es hermoso. Pero si no coinciden no es tan importante para mí.
De
los no poetas, admiro a la gente que trabaja desinteresadamente en
causas humanitarias, que buscan agua y comida para otros. Admiro a
quienes residen en países atravesados por la violencia, que se
levantan cada día y sostienen la vida cotidiana en los mercados, las
escuelas, la casa, a pesar de las balas que dicen lo contrario. Ellos
me ayudan a advertir qué afortunada soy. Y admiro a los hombres de
ciencia, a los que piensan el universo, como Carl Sagan y Stephen
Hawking, pues me inducen a enfrascarme en la profundidad de mi propio
cosmos.
14
— ¿Qué
incidencia creés que tiene la poesía en el desarrollo de la cultura
de un país o de una región? ¿Que poetas sugerirías que no dejen
de leer quienes están comenzando a incursionar en la poesía?
MM
— Creo
que tendría incidencia en cuanto fuera parte de una
política
educativa el acceder a éste género. Lo que me parece que sí tiene
incidencia es el desarrollo del hábito de la lectura. En cuanto al
género en sí, es una buena manera de que el lector se repregunte
sobre cuestiones que tienen que ver con su intimidad, sus deseos, su
esencia, sobre todo en lugares en donde la gente está masificada,
invisibilizada, y en los cuales preguntas como ¿a
vos que te
gustaría?
o
¿cuál
es tu sueño?
no
son formuladas por nadie, porque lo urgente no deja lugar a lo
importante o porque
simplemente a nadie le importa.
En cuanto a la sugerencia de autores, para comenzar yo me inclinaría
por autores de verso libre y con temáticas, en lo posible, locales.
Hace poco, en un encuentro de poetas en el barrio de La Boca, los
vecinos estaban maravillados al escuchar poemas que hablaban sobre la
inundación, el puerto, el puente, imágenes con las que podían
emparentarse, sentirse identificados y hacerlas propias. Pero en
realidad depende de cada uno. Nunca se sabe qué puede motivar al
otro. Recuerdo que una de las mejores devoluciones que he tenido en
toda mi vida vino de una muchacha con cero acceso al género, y te
diría casi a la literatura en general, una muchacha de campo, madre
de cuatro hijos con la que coincidí en un hospital. Yo le había
dejado mi primer poemario a una amiga que estaba internada y que
compartía habitación con la chica en cuestión. Cuando volví al
otro día me dijo que había leído mi libro y que el poema
“Fotografía” (el más complicado, por diversas cuestiones) le
había gustado mucho, y agregó: “No
entendí nada de lo que usted quiso decir, pero sentí una cosa acá”
y se pasó suavemente la mano por el pecho. ¿Qué puedo decir? El
más neófito de los lectores puede sorprendernos más de lo que
imaginamos.
Marta Miranda con Horacio Preler |
MM
— No
sé si llamarlo propósito porque nunca me propuse ni me propongo,
salvo contadas excepciones, escribir. Puedo hablar de una pulsión
que se materializa en un texto poético donde digo lo que no puedo
decir de otra manera. Luego sí viene el propósito de hacer que eso
que dije sea dicho de la mejor manera,
de la manera más fiel lo que quise decir. Parece un
trabalenguas, pero así es.
16
— Ricardo
H. Herrera en su libro “De un día a otro”: “Empezamos
corrigiendo para enmendar los descuidos de la inspiración y
terminamos corrigiendo para borrar los rastros de las correcciones.”
¿Te sucede esto?
MM
— En
el caso de los excesos de la inspiración coincido con Herrera, pero
mi idea desde un primer momento es como pulir una piedra, es
encontrar el poema escondido en esa maraña de palabras, unas veces
más grande que otras, y sacarlo a la luz. Como el escultor que va en
busca de la pieza que se oculta en el interior de la piedra. Algunas
veces, muy felices, encuentro lo que busco. También sé que
corrigiendo mucho, llevando las palabras hasta el borde corro el
riesgo de que no quede nada, pues bueno, será que ahí no había
nada y hay que asumirlo.
17
— ¿En qué tipo de situaciones es más factible que des tu brazo a
torcer? ¿Te cuesta, en ocasiones, explicar —o explicarte— por
qué te atrae determinada cosa o asunto?
MM
—
En ninguna situación. Me cuesta, mucho y por eso si doy el
brazo a
torcer me resulta más fácil hacerlo de la mano de un amigo, de una
amiga, de alguien que me quiere y me cuenta
por
qué estoy equivocada.
Marta Miranda con Tisocco y Paolantonio |
A
veces me cuesta dilucidar mi atracción hacia ciertas cosas porque
tienen que ver con el inconsciente o con la intuición. Esa atracción
es difícil de explicar, pero sé que es genuina porque la siento. Y
creo que las cosas insisten, los temas insisten porque necesitan ser
tratados, porque necesitamos atravesarlos.
18
— ¿Dirías que te resulta descarnada, impresionante, demasiado
vulgar, la expresión “Hablar sin pelos en la lengua”? ¿Sos de
hablar sin pelos en la lengua?
MM
— No
me parece una fea expresión, me parece bastante clara. Busqué el
origen pero no lo encontré; en todo caso, aquel que haya tenido un
pelo en la boca sabrá que es bastante incómodo hablar así. Y sí,
trato de hablar sin pelos en la lengua, tratando de no lastimar a
nadie, claro. Hay como una moda, una estética un poco a lo Simpson
en dónde le podés decir al otro o a la otra las peores barbaridades
en aras de ser franco. Yo creo que se puede ser franco o franca
igual, sin necesidad de herir a nadie.
19
— ¿Podrías ubicar cuál fue el primer libro que elegiste para
leer (no el que estaba en tu biblioteca sino el que de manera
conciente elegiste leer)?
MM
— Fue
“Príncipe
y mendigo”,
de Mark Twain, una versión que tenía muchos pie de página con
descripciones de joyas, vestidos, salones. A mis ocho años fue
agotador, pero lo leí entero. Creo que la culpa no me permitió
saltearme ni una sola nota al pie…
20
— ¿Qué palabras te atraen sobremanera? ¿Qué palabras has
evitado en tus escritos públicos?
MM
— No
evito palabras pero sí las elijo cuidadosamente. Según la época he
tenido diferente relación con ellas. De chica y hasta la
adolescencia me enamoraba de una palabra y la repetía por días,
hasta que quedaba vaciada de sentido y ya era otra cosa, algo de un
misterio indescriptible, recién nacido. Un poco más grande, cuando
me enamoraba de una palabra le armaba todo un andamiaje de otras
palabras para ubicarla espacialmente. El resultado era un poema. No
muy bueno, por lo general, pero me encantaba encontrarles una casa,
un lugar que las retuviera, que protegiera su fragilidad. Las
palabras que más me atraen cambian cada vez que escribo: son
aquellas que se prestan y me asisten para decir mejor aquello que
nunca podré decir de otra manera.
*
Marta
Miranda selecciona seis poemas de su autoría para acompañar esta
entrevista:
El
oleaje
El
mundo
la
película
que
te separa de él
El
mundo:
aquello
que se toca
en
la orilla
(De
“El
oleaje”,
Nusud, 1997)
*
Fauna
“No
hay amor verdadero sin un poco de inocencia.”
Albert
Camus
Asomada
al balcón de casa
disfruto
los últimos
coletazos
del verano
El
puesto de flores
ya
cerró
y
en la esquina el movimiento
es
agitado
travestis
taxi
boys
chicos
preciosos
aportan
colorido
al
paredón de la universidad
Al
pasar de las horas
se
han ido
han
vuelto han subido a los coches
y
bajado de inmediato
infinidad
de veces
Junto
con las horas
pasó
la noche
y
la pequeña fauna
ralea
En
todo este tiempo
no
sé si por el puesto
cerrado
de flores
o
qué
ninguno
de nosotros
deshojó
una margarita
(De
“La
misma piedra”,
Ediciones del Dock, 2002)
*
Camina
por el borde
contempla
el
impecable espejo
Dice
la nadadora:
no
hay
como
sumergir el cuerpo
en
la superficie azul
En
un punto preciso
se
detiene y calcula la distancia
respira
profundo
alza
los brazos
Es
corto el movimiento
las
piernas de la que nada
se
flexionan y empujan el cemento
el
resto cae al agua
(De
“Nadadora”,
Bajo la Luna, 2008)
*
La
que nada quiebra la superficie
en
un solo segundo
se
apagan todos los ruidos
Todo
es distinto
bajo
la superficie:
el
movimiento lento
y
la luz que reverbera en el fondo
mezclada
con el agua
Imágenes
de un mundo
todavía
sin formarse
(De
“Nadadora”,
Bajo la Luna, 2008)
*
El
río poderoso
En
medio de la isla
sola
en
una cama que no es mía
Para
amainar el miedo
trato
de identificar los ruidos
prevalecen
ante
todo
el
chasquido potente
de
la rama de los sauces
y
a lo lejos
el
enorme caudal
del
río poderoso
Después
de muchas horas, seca y viva
recostada
en el muelle
veo
el rostro de la amiga
que
se acerca en canoa
Imposible
me digo
pero
allí están
su
sonrisa
sus
bellos ojos claros
Luego
de la alegría me cuenta
que
su casa queda
frente
a la mía, a pocos metros cruzando el río
Hubiese
sido bueno saberla allí
anoche
en
el momento en que un rayo sacudió la isla
cuando
temía
a
todo lo que no se ve
Miro
el Paraná y calculo
son
a
lo sumo unos cuarenta metros hasta la otra orilla
en
el medio
trayendo
lo
que trae
El
río
es
variable en su anchura
y
así
entre
las hojas
lleva
y deja
la
gente que se quiere
las
partes
de
una misma
aquellos
que
no veremos más
(De
“El
lado oscuro del mundo”,
Bajo la Luna, 2015)
*
No
recuerdo la sonrisa de mi padre
Aunque
la enfermedad lo devoraba
siempre
ponderé
la
belleza de mi padre:
sus
grandes ojos
sus
manos alargadas
el
aire irónico con que miraba el mundo
Desde
su silla
si
alguien cometía una torpeza,
cosa
frecuente dado el lugar
las
circunstancias,
si
me miraba en esas circunstancias
sonreía
calladamente
yo
tomaba ese gesto como una señal de bienvenida,
de
ser parte de su mundo
Sin
embargo
no
recuerdo su sonrisa, digo,
lo
material
de
su sonrisa
¿Sus
dientes eran amarillos
o
parejos?
En
el recuerdo
la
sensación es de felicidad
pero
la imagen congelada
al
mirarme
tiene
sonrisa que ofrecemos al perro abandonado
que
al cruzarnos en la calle nos sigue
mueve
la cola, no nos muerde
con
saber que mi padre sonreía
más
allá del recuerdo
para
poder creer en la regla de bondad
de
todas las sonrisas
de
todos los perros
de
todos los padres de este mundo
(De
“El
lado oscuro del mundo”,
Bajo la Luna, 2015)
*
Entrevista
realizada a través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Marta Miranda y Rolando Revagliatti, agosto 2015.
*
*
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