sábado, 30 de octubre de 2010

Dos viejos articulos periodísticos de casi 120 años dan cuenta de un añejo problema social

La Cárcel Pública

Con motivo de una denuncia lanzada por un colega local, de habérsele retirado la ración a los presos que se alojan en la cárcel, el señor Juez L. Departamental pidió informes a la Jefatura, la que contestó manifestando que solo se suministraba la carne, habiendo retirado el arroz y el pan que antes se les pasaba.
Esto se ha hecho en razón de que el exiguo presupuesto solo señala treinta y tres pesos mensuales para gastos de Oficina y de Cárcel, cantidad completamente insignificante para atender las necesidades de los presos, sobre todo si tenemos en cuenta que siempre pasan de 15 o 20 los que se alojan allí.
Sin embargo, el Dr. Campos nos ha manifestado que ha ordenado que se les vuelva a suministrar a los presos aquellos imprescindibles artículos, pues no ha dejado de lamentarse al ver que su comida se reduce a un pedazo de carne cocida en agua y sal. Este gasto lo hará el Dr. Campos de su peculio particular, pues como decimos el presupuesto reducido que tiene no se los permite hacer a expensas del erario.

El Teléfono, 04/04/1891

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"Debido a la buena voluntad del señor juez Letrado del  Departamento Dr. D. Domingo J.Pittamiglio, se ha resuelto que  los presos que se hospeden en la Cárcel de Policía, se les suministre nuevamente el arroz y el pan, artículos que se les
había retirado, por razones de economía.
Era tiempo.
Los pobres presos se mantenían con un soquete de carne cocida en agua caliente con un poco de sal.
Los otros días salió en libertad un individuo que cuando entró la Cárcel estaba más rollizo y regordetón que el mayoral de la diligencia de Dolores José Miguel, y sin embargo, ahora ha salido convertido en un verdadero espárrago.
Tal es su flacura.
Ya tendrían que contar penas los que han tenido la desgracia de caer en el hotel de Camp!"


La voz del pueblo , 10/04/1891

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