Fontanarrosa y su wing
llegan al
cine
Un día Gastón Gorali se
acercó a Juan José Campanella y le dijo: “Tengo los derechos de un cuento de
Roberto Fontanarrosa.” Hoy, cinco años más tarde y en el marco del Festival de
Cine de Mar del Plata, se presentará un adelanto de la que parece ser la mayor
producción del cine argentino en la historia. Metegol sale a la cancha como los
jugadores que emigran a Europa y son presentados ante los hinchas haciendo
jueguito. Para verla “por los puntos” habrá que esperar hasta el 20 de junio
del año que viene. “Es como dar a luz un piano de cola”, dijo Axel
Kuschevatzky, uno de los encargados de convertir el cuento “Memorias de un wing
derecho” en una película de animación 3D.
El cuento de Fontanarrosa
es el pequeño anecdotario de un goleador de plomo, autor de más de 6800 goles
en sus 20 años de carrera con la camiseta de River. Todos en superclásicos y en
la misma cancha: un metegol de un club de barrio. “El cuento no tiene historia,
no tiene argumento, hubo que inventar todo”, dice Campanella para explicar que
a diferencia de Boogie, el aceitoso, la historieta del Negro que fue llevada al
cine de animación en 2009 por Gustavo Cova, en Metegol no se toma el relato del
cuento para hacer un film, sino que se crea una película dentro del universo de
Fontanarrosa. Tiene ADN rosarigasino, pero todo lo otro es obra de Campanella
–director y coguionista–, Gorali, Kuschevatzky, y un enorme equipo de
producción de 120 personas, con costos de más de 15 millones de dólares, y a
cargo del español Sergio Pablos, con experiencia en El jorobado de Notre Dame,
Hércules, Tarzán y Río.
El trío recién mencionado
fue el encargado de comenzar a escribir el primer boceto del guión hasta que se
topó con un obstáculo. Los tres son amantes del cine deportivo, pero hace
décadas que no tocan una pelota. Necesitaban a alguien “con pie derecho y un
pie izquierdo, alguien que entendiera de esto”, según el propio Kuschevatzky.
Ahí es donde aparece Eduardo Sacheri, uno de los herederos de Fontanarrosa en
esto de contar historias futboleras, y autor de la novela La pregunta de sus
ojos, llevada al cine por Campanella en El secreto de sus ojos, ganadora del
Oscar a la mejor película extranjera. Sacheri fue encargado de aportar la
mística de la pelota que tanto despierta interés en los otros tres guionistas,
y además de hacer respetar las leyes del fútbol y de la física, a pesar de que
los protagonistas son jugadores de metegol, que tienen vida en un mundo humano,
al mejor estilo Toy Story. “Me gusta la épica del fútbol. Mucho. Pero justo por
eso no me interesa el profesional, sólo el de potrero”, cuenta el director sin
antes adelantar que uno de los motores de la película es ese espíritu amateur
que rescata. “El fútbol era importante en la película, entre otras cosas, por
muchas ideas filosóficas. Por ejemplo, que no existe equipo si no hay rival, y
que este no es necesariamente el enemigo. O la idea de que ningún tipo juegue
solo. La película cuenta un poco eso”, agrega Kuschevatzky, quien cree lo
importante es que Metegol tenga lo emocional de lo deportivo, algo que supera a
los amantes de los deportes: “Vi mujeres llorar con Rocky I que ni locas van a
ver una pelea en serio.” Por eso los hacedores, que ya tienen en sus cabezas la
secuela de Metegol, no dudan en calificarla con una historia épica, de esas que
sólo el cine, el fútbol y el Negro Fontanarrosa pueden contar.
Extraído de: http://elgraficodiario.infonews.com
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