“La
causa de los Derechos Humanos tiene que ser una empresa nacional”
Aldo
Roque Difilippo
El Dr. Gustavo Mora es
siquiatra. Durante el anterior gobierno del Frente Amplio ocupó algunos cargos de responsabilidad política en
el área de la Salud. En
la década de los años 70 con poco más de
20 años militaba en el PVP (Partido por la Victoria del Pueblo), y trabajaba en la empresa
ONDA cuando fue detenido y torturado hasta cumplir más de 6 años de prisión en
el Penal de Libertad. Pero previamente pasó por el centro de reclusión
clandestina “300 Carlos” y el Batallón 9° de Caballería. Hace pocos días junto
a un grupo de ex presos políticos y la jueza Mariana Motta ingresaron al “300 Carlos” el tristemente conocido lugar de torturas de la
dictadura uruguaya, luego de sortear el escollo impuesto por el Ministro de
Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro que había impedido el ingreso de cámaras
fotográficas a ese recinto en una anterior oportunidad.
El Dr. Mora dialogó con HUM
BRAL sobre esa experiencia, sobre su
visión política del tratamiento que el gobierno viene dando al tema de los
derechos humanos, y por supuesto de los militares, alguno de los cuales,
paradójicamente ha tenido que brindar asistencia en su rol de médico siquiatra.
“Caímos en el año 1976” , comenzó diciendo.
“Fuimos llevados al 300 Carlos
que funcionó en el Batallón Nº
13 de calle instrucciones cerca de la
Virgen de Lourdes. Por distintos recuerdos que teníamos, identificamos
donde habíamos estado, por las palmeras, las características del terreno, etc. Todos
nos manejábamos con recuerdos parciales,
porque andábamos siempre vendados. Juntando información y datos se llegó
a la conclusión que habíamos estado en el “300 Carlos”. Hicimos la
denuncia en diciembre del año pasado con este grupo de compañeros donde había otra denuncia donde estaba el periodista Rodolfo Porley, de
la misma característica que estaba llevando adelante la Jueza Motta.
Entramos al
cuartel. A los fondos está la
barraca donde habíamos estado nosotros. Un
galpón grandísimo. Un gran espacio con una edificación de dos plantas, una escalera y unas barandas con varios cuartos abajo y arriba. Un baño
arriba y otro abajo, lo mismo que
nosotros conocíamos y donde
habíamos estado. Entramos con la jueza, los actuarios, estaba también el Abogado
Alvarez Petraglia.
Yo tenía recuerdos de un baño
de la escalera, de una baranda donde colgaban las cuerdas, identificamos donde estaba el caballete,
donde estaba el tacho para el submarino”.
Cuando
Ud. dice identificamos…
-Ubicamos el lugar…
¿Qué
modificaciones había de aquellos
recuerdos que tenían del lugar?
-Ninguna, porque el caballete estaba en uno de los cuartos de
arriba que está igual, con un baño al lado. Las barandas están, lo que si nos
preguntamos es si aguantarían 4 o 5
personas colgadas. Capaz que no, fue la única duda. Pero después esta todo igual.
¿Cómo
llega al 300 Carlos? ¿Cuánto tiempo estuvo allí?
-Estuve un mes, un mes y medio
más o menos no recuerdo exactamente. A mi me detuvieron en el trabajo, en la ONDA , y le llevaron ahí. Recuerdo que identifiqué
unas palmeras que todavía están al frente del cuartel, y después no me acuerdo
más.
Con el tiempo de estar ahí
uno se va dando cuenta, mira por debajo
de la venda. Incluso algunos compañeros se sacaban la venda, o los mismos
militares le sacaban la venda. Una compañera
incluso se puso a discutir con ellos cara a cara; tampoco les importaba
mucho ocultar la identidad.
¿Había
algún compañero de Mercedes?
-En los mismos días que yo fue
detenido Fernando Funcasta, que también
es de Mercedes, y que estaba viviendo en Montevideo. Se había ido a estudiar. Yo también de hecho estaba
viviendo y militando en Montevideo.
¿Ud.
identificó militares de Mercedes en el 300 Carlos?
Identifique a los que me
detuvieron. Después los vengo a identificar por las fotografías y la exposición
pública que han tenido: Silveira (Jorge) y Arab (Ricardo) [Ambos procesados junto a José Gavazzo, y
Gilberto Vázquez como coautores de homicidio muy especialmente agravado de
María Claudia García Irureta de Gelman]
¿Cómo
fue el grado de tortura?
-Como en todos lados: el
tacho, el submarino, te colgaban. A mi lo que más me tocó fue la colgada, y
después plantones, garrote y todo.
¿Ellos
apuntaban a alguna información en especial?
-En general buscando
información acerca de las organizaciones.
Cómo funcionaban, en fin.
Después de ahí fuimos al 9no.
de Caballería que era una especie de depósito. Ya habían terminado los
interrogatorios y quedabas ahí medio como en reserva, porque también de ahí
algunos compañeros fueron sacados nuevamente.
Más allá que hubiera otros lugares
de interrogatorio, en Montevideo estaba centralizado en el 300 Carlos.
En el año 76 cayeron muchos compañeros del
Partido Comunista.
¿Ese fue el primer centro de
detención donde estuvo?
-Si.
¿Después
de ahí a dónde lo llevaron?
-Pasé al 9no. de Caballería,
donde estuve 6 meses. Después de ahí pasamos al Penal de Libertad .
¿En
algún momento temió por tu vida?
-Si. Ahí en el 300 Carlos.
Uno lo ve ahora en
perspectiva, el Batallón 13 es un gran espacio. El lugar que nosotros visitamos
era como 5 cuadras para adentro del Cuartel.
Lo que yo identifiqué me
parecía que era una fábrica todavía sigue siendo, son los barracones del Cuartel. O sea un gran espacio.
Ahí estabas en medio de la
nada, a merced de lo que pudiera pasarte.
¿Tiene
conocimiento que hubiera muerto gente
ahí?
-No estoy seguro. Un compañero
piensa que podría haber estado Elena Quinteros allí. Él tiene indicios que de
que estuvo ahí.
¿En
el 300 Carlos ubicó a algún detenido más de Mercedes?
-No.
El
Cuartel y el Penal
¿En
el 9no. de caballería identificó a algún detenido de Mercedes?
-No, tampoco.
¿En
el Penal de Libertad?
-Si.
¿Cómo
fue el trato en el 9no. de Caballería?
-Cada cuartel tenía su
peculiaridad. Pasamos bien. Estábamos en depósito. Empezamos a recibir visitas,
a recibir paquetes con comida. O sea la familia ya había sido avisada. En los primeros
tiempos la familia desconocía dónde estábamos.
Ahí pasamos bien. Ahí no había
apremios físicos.
¿En
el Penal de Libertad?
-La misma característica. Apremios físicos pero aislados…
¿Cuánto
tiempo estuvo en el Penal de Libertad?
-Seis años y dos meses.
¿Cómo
era el trato?
-Variaba, iban rotando las
guardias. Había algunas que aflojaban un poco. Otras que eran más duras. En realidad las condiciones de vida en el
Penal de Libertad, parece paradójico decirlo, pero eran mejores que la que
teníamos en los cuarteles, porque teníamos espacios, podíamos hacer
manualidades, deportes, teníamos una
biblioteca. En ese sentido fue mejorar la condición.
¿En
el 9no. de Caballería o en el Penal de Libertad identificó algún militar de
Mercedes?
-En el noveno si, al Capitán
Ubillos (Ariel) que estaba al frente del S2.
Nosotros no teníamos nada que
ver porque éramos de otra organización.
Pero una o dos veces nos llevaron frente a él, amenazándonos y el Facha
a su vez era pariente político. Él es Funcasta y la mujer de Criado es Funcasta.
Como éramos de Mercedes nos
llevaron frente a él pero la verdad me parece que era para joder.
¿Cómo
fue el trato con Ubillos?
-Neutral.
-Al Facha lo llegó a amenazar
bastante mal. En realidad no tenía nada que ver pero como tenía ese parentesco
aparecía como sospechoso.
¿En
el Penal de Libertad a quiénes recuerda de Mercedes?
-De varios pero en el Penal de
Libertad en realidad el trato fue sin ninguna verdugiada. En realidad fue a
distancia, cada quien en su lugar y más
nada.
A su vez la gente que iba de
acá las características no eran de las más
resaltables.
Lucha
política, descarnada y muy dura
¿Con
el tiempo se llegó a cruzar con alguno de ellos?
-Si.
¿Entablaron
algún trato?
-Con alguno si y con otros no.
Con
los que pudo hablar, ¿cómo fue ese trato? ¿Le pidieron disculpas?
-No. Pero tampoco no me lo
planteo. Cada cual en su función.
¿Llegaron
a hablar del tema?
-No.
En realidad si, hablé con “El
Capincho” Sierra, el Heladero, que en ese tiempo era un soldado.
“El Capincho” fue de los pocos
que decía: ¿Gustavo, precisás algo?
¿De
los militares de Mercedes que concepto tenés?
Era una relación de respeto,
te impresionaba más eso, alguno si te verdugiaba.
¿Con
el tiempo la relación llegó a darse médico-paciente?
-Con alguno.
¿Qué sintió la primera vez que te tocó atender a
uno de esos militares?
-Me pareció paradójico, pero
nada más. Hago lo que tengo que hacer y trato de hacerlo lo mejor posible.
¿Cómo
se hace para salir del encierro y la tortura con la cabeza limpia?
-Fue una experiencia muy embromada
pero para mi fue una escuela de aprendizaje y de maduración. En ese momento tenía 24 años,
lo que hoy tiene mi hijo más chico. En
realidad salí fortalecido.
Hoy por hoy uno recuerda con mas emotividad. Se generó todo un vínculo tan estrecho de acompañamiento, de fortalecimiento
y de solidaridad que se daba incluso
afuera entre los familiares, que en
realidad era un excelente espacio de sostén y de acompañamiento. No te sentías
solo, sino que eras parte de una troupe,
compartiendo una experiencia que había
que llevar delante de la mejor manera posible.
En general era es lo más
fuerte que recuerdo. La consistencia del grupo heterogéneo de presos, que no
obstante había una comunión en cuanto a
la necesidad de fortalecer los vínculos,
y afianzar el apoyo unos con otros.
¿Cómo
se sale sin sed de venganza?
-Nunca estuvo en nuestra
cabeza. Porque en realidad forma parte de la lucha política, descarnada y muy
dura, pero es así. Lo que no quiere decir que uno diga está todo bien. No está
todo bien.
Hoy por hoy yo me imagino en
el lugar del torturado y no me veo. No
me saldría, es de tal deshumanizad y fuera de contexto que me resulta difícil concebir eso.
Lucha
política y no de guerra.
-Es una lucha política.
Ud.
sigue siendo una persona de izquierda. ¿Qué siente que un Ministro de Defensa
de la izquierda tuviera la reacción
conservadora al impedir se tomaran
fotografías y entrara a investigar en un centro de torturas emblemático como el
300 Carlos?
-En principio me dio rabia. Me
pareció fuera de lugar el frenar una investigación de estas características, que en realidad lo que quiere es
trasparentar estas cosas.
A mi me parece que la causa de
los Derechos Humanos tiene que ser una empresa
nacional, que no lo es. Que un Ministro
de Defensa impida el ingreso de una
jueza a los efectos de investigar, me
parece una cosa desproporcionada.
¿La
defensa de los Derechos Humanos no son una
causa nacional porque el Gobierno no
tiene voluntad política?
-En parte el gobierno no tiene
voluntad política de darle la jerarquía que debería tener. Por otra parte a nivel de la justicia también pasa que
depende del juez que toque en la causa…
La biblioteca que aplique.
-Exacto.
El juez que participó en la causa nuestra, como la jueza Motta tienen características
similares, en el sentido del tipo de preguntas, o el espacio que crean para la efectivización de la denuncia, que
era de contención; que no fue por ejemplo lo que le pasó a Jacqueline
Gurruchaga. Eso es así.
Como
hablábamos del Ministro de Defensa. Hay visiones conservadoras y progresistas
en todos los ámbitos. Entonces la
justicia también va a depender del juez que esté, y de la biblioteca que
utilice.
-No
soy capaz de decir eso. Creo que tiene que ver con visiones políticas distintas. Creo que esas visiones conservadoras y equivocadas que
pretenden ocultar y entorpecer, que están equivocadas, que no contribuyen…
¿En esa visión incluye al Presidente
Mujica?
-No
lo incluiría pero en última instancia forma parte de un aparato que en algún sentido tampoco
son los temas prioritarios. Que no digo tampoco que sea el prioritario, creo
que lo que importa es que todos tengamos para comer, lo educativo, la salud,
que hiciéramos de eso lo central.
El Presidente Mujica ha dicho el tema se
va a solucionar cuando los que protagonizamos estos hechos estemos muertos.
-No
comparto esa idea. Es un tema que tiene una vigencia principal
independientemente de quienes sean los protagonistas.
La
causa por los Derechos Humanos tiene que ser eterno y de todos los días.
Yo
lo asumo desde mi profesión. No sé si me sale del todo, pero
constantemente uno se tiene que estar
llamando la atención. Desde dónde estoy posicionado para cumplir una función.
(*)
Las fotos que acompañan esta nota corresponden a la recorrida realizada por la Jueza Motta y la delegación de
ex presos políticos al “300 Carlos”. Imágenes
captadas con teléfonos celulares, constituyendo las primeras fotografías que se
difunden del interior de ese nefasto centro de reclusión clandestina de la
dictadura uruguaya.
1 comentario:
Excelente reportaje; muy aclaratorio. Y muy buena la postura del compañero.
carlos pérez
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