El
surrealismo, hoy
Luis
Benítez
(especial
para HUM BRAL)
Desde
que André Breton redactó en 1924 el Primer Manifiesto del
Surrealismo, mucha agua ha pasado bajo el puente de esta corriente
literaria y artística que ha intentado unir la existencia con el
pensamiento. A casi un siglo de aquel momento inaugural, para sus
seguidores el surrealismo parece estar tan vivo en todo el mundo como
en sus épocas fundacionales. Al respecto, desde París brinda sus
precisiones un destacado exponente de esta postura, el activista
cultural, poeta y artista plástico Guy Girard.
El poeta y artista plástico Guy Girard, en su estudio parisino junto a una de sus obras.
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Luis
Benítez: ¿Cómo describiría la situación del Surrealismo hoy
en Francia y en el extranjero?
Guy
Girard: Cualquiera
que sea lo que generalmente dicen al respecto aquellos que se dedican
a pensar e informar en medio de la cacofonía ambiente, el
Surrealismo hoy todavía es un movimiento vivo y activo para aquellos
que reconocen en él sus pasiones y exigencias de revuelta y de
conocimiento poético. Vivo y activo es cierto, pero según una
circulación entre las más subterráneas, en la medida en que, en
estos tiempos de confusión y obscurantismo mezclados, la idea de un
cambio revolucionario de civilización -del cual del Surrealismo
siempre hizo su principio motor y del cual no renuncia en cuanto a
querer proponer la más evidente imaginación del mismo- está
compartida únicamente por una ínfima parte de la humanidad, la
cual, lo lamento, sólo puede actualizar esa idea de manera demasiado
esporádica, sino insignificante respecto a la situación
catastrófica en que están hundidos los habitantes de ese planeta.
Los surrealistas, mal que bien, publicamos revistas, libros de
reflexión o investigación, poemarios, ello en varios idiomas y
según modos diversos y, entre aquellos que, a nuestro ver, han
marcado el año 2014, citaría Ce
qui sera, Almanach
du mouvement
surréaliste international – [Lo que será, Almanaque del
movimiento surrealista internacional] – editado
por nuestros amigos de la revista holandesa Brumes
Blondes, la cual,
en tres idiomas (francés, español e inglés) agrupa los tributos
teóricos, poéticos y plásticos de más de 180 camaradas del mundo
entero, así como el voluminoso catalogo de una exposición
internacional, “La Caza del objeto del deseo”, que tuvo lugar en
junio pasado en una galería de Montreal, en Canadá. Tendré cuidado
también en no olvidar otras dos publicaciones, con sumario también
repleto, recibidas en las últimas dos semanas: la segunda entrega de
la revista Hydrolith,
publicada en Estados Unidos, y el último número (el 21-22) de
Salamandra,
la revista del grupo surrealista madrileño.Claro que es difícil
medir cómo será recibida esta actividad, la cual no insiste en
ubicarse en las categorías predefinidas del arte, de la literatura o
de la reflexión social o política. Nuestras ideas y maneras no
funcionan según las leyes de la oferta y de la demanda y para nada
ambicionan integrarse a lo que se nombra como cultura, en tanto que
campo específico de una actividad intelectual manejada por códigos
y costumbres que seguimos viendo como ridículas. El caso es que,
mientras el primer Manifiesto
del Surrealismo data
de 1924, siempre han aparecido nuevas generaciones según el hilar
del tiempo. En nuestros grupos del mundo entero se encuentran y se
arman amistades fructuosas entre individuos de cualquier edad, a
quienes reúnen los mismos desafíos y las mismas sensibilidades,
imantadas tanto por una inextinguible revuelta como por la necesidad
de la maravilla. En eso se conjuga, para los surrealistas, el
imperativo de buscar sin cesar los medios para reencantar el mundo,
un mundo devastado por el capitalismo, lo cual, a las varias plagas
de la miseria social y económica suma cínicamente una miseria
intelectual, la cual, ironía de la historia, no toca solamente a las
clases más desfavorecidas. Esta miseria, en el plano de la
sensibilidad colectiva, se produce por lo que llamamos el
miserabilismo, esta máquina de descerebrar que se dedica a mezclar
(y de manera explosiva, como lo muestra la sangrante actualidad) la
confusión de los valores y los valores arcaicos vehiculados por las
religiones imbéciles. Frente a ello, los surrealistas recomiendan la
invención y el compartir de un mito emancipador, volviendo a darle a
la libertad la potencia de un deseo siempre inacabado.
LB- ¿Cuál
es la historia del grupo surrealista al que pertenece? ¿Quiénes son
sus miembros?
GG-
El grupo surrealista de París, tal como hoy está conformado, se
ubica en la continuación del colectivo de los surrealistas, quienes,
alrededor de Vincent Bounoure, Jean-Louis Bédouin, Michel Zimbacca,
han rechazado en 1969 la liquidación del Movimiento Surrealista
decidida de manera abusiva por Jean Schuster y algunos de sus amigos.
Por supuesto, desde esta fecha, nuestro grupo ha atravesado varios
períodos, que se pueden caracterizar por la sucesión de revistas
diferentes, alternando con momentos de tensión más débil: le
Bulletin de Liaison
Surréaliste (1970-1976)
–[Boletín de la Conexión Surrealista]– Surréalisme
(1977-1978),
S.U.R.R
(1996-2005). Pero dispongamos o no de nuestro propio modo de
expresión, siempre hemos participado regularmente en las revistas
lanzadas por nuestros camaradas surrealistas extranjeros, más
particularmente, desde 1990, en Analogon,
la revista del grupo surrealista checo y eslovaco. El grupo, en su
composición actual, está integrado por una docena de individuos:
Michel Zimbacca y Hervé Delabarre, los cuales participaron en el
último grupo reunido alrededor de André Breton; Claude-Lucien
Cauët, Michaël Löwy, Joël Gayraud, Pierre-André Sauvageot, Anny
Bonnin, Alfredo Fernandes, Elise Aru, Virginia Tentindo, Pierre
Petiot y yo mismo.
LB- ¿Por
qué se siente en afinidad estética con el Surrealismo?
GG-
Desde el fin de mi
adolescencia me siento afín al surrealismo, afinidad que no ha
tardado mucho en transformarse en completa adhesión, desde que pude
encontrar a aquellos para quienes este movimiento subversivo todavía
tiene algo que decir. Las cenizas de mayo de 1968 no me parecían
entonces (al inicio de los ’80) totalmente caídas y ahí lucían
algunos brasas preciosas, entre las cuales no me parecía pretencioso
poder divisar algunas que venían de más allá en el tiempo, que
participan de lo que podemos nombrar como el romanticismo
revolucionario y del cual el surrealismo es más bien el más
resistente componente, así como el más activo y actual. En cuanto a
esto, el surrealismo es un movimiento poético y no estético, pues
es un movimiento de activación y de liberación del pensamiento
poético (el que coexiste en la mente humana al lado, sino en
conflicto, del pensamiento racional). Ello en el sentido de que la
poesía es una actividad de la mente que se dirige hacia el
conocimiento y la transformación de lo real. Su proyecto entonces es
más amplio que obrar hacia nuevas aceptaciones de la belleza, aunque
pudiera manifestarse la experiencia de la misma y magnificarse bajo
los impensados registros de la sorpresa (como ya lo preconizaba
Apollinaire), de la maravilla y siempre de manera que relumbren los
intercambios entre el corazón y el espíritu, sometidos a las mismas
impulsiones deseosas, incluso delirantes, de Eros. Uno sabe que uno
de los más preciosos talismanes del surrealismo radica en la
sucesión de los “bellos como…” de Lautréamont, y el
surrealismo desde entonces se esforzó en demostrar que estas
espléndidas manifestaciones del pensamiento analógico no tienen la
meta de ampliar el catálogo de los procesos estéticos, sino de
cuestionar las relaciones de este pensamiento con el mundo, lo que
nos parece que establece las pruebas de una armonía y no de una
separación entre el microcosmos humano y el macrocosmos. En este
sentido, seguimos el proyecto de André Breton, el que tiende a la
“refundición total del entendimiento humano”.
LB-
¿Qué otros grupos surrealistas existen en la actualidad en Europa y
en las Américas?
GG-
Hoy hay en Europa,
además del grupo de París, grupos surrealistas en Madrid, España;
en Leeds y Londres, Gran Bretaña; en Praga, República Checa; en
Coimbra, Portugal; en Atenas, Grecia, y en Estocolmo, Suecia. Otros
amigos también se reivindican como partidarios del surrealismo en
los Países Bajos y en Bélgica. Hay varios grupos en los Estados
Unidos, entre los cuales el más activo se halla en Chicago, pero
también tenemos colegas en Nueva York y San Francisco. En Canadá
hay actividad surrealista en Montreal, la cual se debe principalmente
a Enrique Lechuga, de la editorial Sonámbula,
quien con el poeta cubano en el exilio Fernando Palenzuela, se
preocupa por traducir para el público francoparlante algunos de los
poetas surrealistas actuales de América Latina. En el Canadá
anglófono también hay una presencia surrealista, especialmente en
Toronto. En América del Sur, en Brasil, el grupo surrealista de San
Pablo hoy está muy activo, así como lo está en esa misma ciudad el
grupo Décollage [Despegue].
En Chile, en Santiago, contamos con el grupo Derrame y tenemos
contactos con otros surrealistas en Buenos Aires, Argentina, y en
Colombia. También hay surrealistas en Australia, pero no conozco a
ninguno en África, tampoco en Asia…
LB-
¿Cuáles son las relaciones de los surrealistas franceses con estos
otros grupos?
GG-
Tomando en cuenta el hecho de que el surrealismo no es una ideología,
tampoco una organización militante que se aplica indiferentemente en
tal o tal contexto geográfico, el movimiento no tiene sede, ni en
París ni en otro lugar. Entre grupos e individuos en el mundo, los
intercambios se hacen primeramente por afinidades y sin duda también
de manera más o menos dispersa. Claro que las comunicaciones por
Internet tienen sus ventajas, las cuales sin embargo no reemplazan a
los encuentros reales, como a veces puede suceder cuando uno de
nosotros sale de viaje, por ejemplo con motivo de asistir a
exposiciones colectivas internacionales. Pero claro que nadie de
entre nosotros puede pretender conocer a todos aquellos y aquellas
que hoy puedan encomendarse válidamente al surrealismo. Tomando en
cuenta igualmente el peso que tiene la diferencia de idiomas, para
nosotros es de primera importancia concretar el mejor intercambio con
nuestros amigos extranjeros y trabajar en proyectos comunes.
LB-
¿Cuáles son las actividades desarrolladas hoy por los surrealistas
franceses?
GG-
Actualmente
nuestras actividades, en la medida en que desde hace diez años no
disponemos de nuestra propia revista, se articulan alrededor de dos
polos, uno lúdico y el otro reflexivo. Practicamos asiduamente unos
juegos de creación o de interpretación colectivas, y en los últimos
meses hemos experimentado con varios medios para escribir poemas
colectivos, guardando en la mente el famoso dicho de Isidore Ducasse,
cuando pronosticó que la
poesía será hecha por todos.
Y en el marco reflexivo, por supuesto estamos más que atentos frente
a los movimientos de rebeldía y contestación radical al sistema que
han brotado aquí y allá, en los últimos tiempos. También, por
otra parte, como se puede constatar en Francia y en el resto de
Europa, estamos atentos ante las inquietantes manifestaciones de un
nacional-popularismo por un lado y, por el otro, de un islamismo de
naturaleza evidentemente bárbara.
París,
22-23 de enero de 2015
Traducción
del francés: Françoise Laly y Luis Benítez
Fotografía:
gentileza de Pierre-André Sauvageot
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