A modo de EDITORIAL
Se aproxima fin de año. Época de
hacer balance, de evaluar lo que nos quedó pendiente por hacer y de prometer
que el año que viene, sin falta, lo concretaremos. Antes de ponernos solemnes y
melodramáticos compartimos esta reflexión de Cuque Sclavo publicada en www.vadenuevo.com.uy que algo tiene que
ver con estos temas.
Y con esto de la
eternidad,
¿qué hacemos?
Por Jorge Cuque
Sclavo
El Hombre se ha pasado la vida con este problema arriba.
Que hay que vivir para la
Eternidad , que qué lindo sería si uno fuese eterno, que de
aquí a la eternidad y tantas cosas que uno oye todos los días por todos lados.
Yo no quiero ser presuntuoso pero creo que lo de la Eternidad no da para
tanto, que se exagera un poco y lo de la Eternidad es bastante sencillo.
Por ejemplo, agarremos la Eternidad y saquémosle
un día. ¿Qué nos queda? La
Eternidad menos un día. Y si la agarramos al otro día, a la Eternidad , como quien
dice del otro lado, nos queda: la
Eternidad , pero más un día.
Para hacerlo clarito hagamos de cuenta que la Eternidad es una piola
de cometa o un aparejo que uno tira para adelante y para atrás, según y
conforme quiera agarrar como para el Pasado o para el Futuro y que si lo deja
quieto, esperando que piquen, se queda en el Presente.
- Es una obra de arte que quedará para la posteridad.
- Lo que escribió Mengano es y será eterno.
- Se lo reconocerá por siempre y a través de todos los
tiempos.
Y al final termina, como mucha otra cosa, en una vereda de
Tristán Narvaja y con la dedicatoria del autor a su Maestro, Mejor amigo,
Lector fiel y todas esas cosas que el autor en el día del lanzamiento del
libro, ya mamado, le escribe mecánicamente a todos los ejemplares que firma.
Se dice que el Creador hizo al Hombre a su imagen y
semejanza. Minga. El tipo nos hizo para que sirviésemos como mano de obra y
entonces asegurarse la
Eternidad para él. Él es el único eterno en este asunto.
Nosotros somos los que le hacemos el trabajito, una generación tras otra,
totalmente desechables y hasta intercambiables porque ni siquiera saca nuevos
modelos de hombre. Al contrario, cada vez somos más cambaláchicos y devastadores, egoístas y narcisistas.
Pero vayamos al Presente que es ahora. Mejor dicho que era
antes de que yo lo escribiese hace un momento. Ahora ese Presente es Pasado y
como quien no quiere la cosa ya nos estamos metiendo en el Futuro. Con lo que
queda claro que lo que no se sabe bien qué es, no es la Eternidad , ni el Pasado
ni el Futuro, sino el Presente.
Y ése es nuestro verdadero drama. El Hombre no sabe
reconocer el Presente y por eso hace guerras, tira bombas, chorrea, coimea,
mata y después dice: ”Qué cagada que hice. Dios mío”.
Otras veces hace estas mismas macanas y se pone en prócer,
se sube al caballo del monumento y dice con voz de bronce, esquivando las
palomas:
- En fin, el Futuro me
juzgará y dirá si hice bien o si la embarré.
Porque el Hombre es frívolo hasta para hablar de la propia
Eternidad. Tanto te jura amor de aquí hasta la Eternidad y después te
manda al bombo, como va al Municipio a pagar una multa y cuenta que lo demoraron
una Eternidad.
Con lo que queda claro que hay muchas eternidades, lo cual
nos dice o bien que la
Eternidad no existe o que la Eternidad es relativa y
depende de cada cual. Lo que no me parece nada serio, porque se parece mucho a
eso de Einstein con el tiempo, que él decía que era relativo. Claro, así
cualquiera explica todo:
- Disculpá, mi amor, se me hizo tarde, ¿viste? Después que
había salido me di cuenta que refrescó y volví para buscar un saquito y justo
en ese momento me llama Graciela que el marido la dejó por una que conoció a
fin de año en una despedida... ¿Fue media hora, nomás?
Cómo se ve que Einstein jamás tuvo que esperar media hora,
de remerita, en 18 y Andes con el viento colándosele hasta los huesos en uno de
esos días en que dejan abierta de par en par la ventana de la Rambla.
Por esas y otras razones, que no vienen al caso, algunas
que yo no sé explicar y otras que ustedes no entenderían, yo creo que a esto de
la Eternidad
se le ha dado más importancia de la que se merece.
Con ella sucedió lo mismo que con el Infinito, que para lo
único que sirve es para ver si las paralelas se juntan. Y eso está por verse
todavía, porque nadie se ha tomado la molestia de comprobarlo. Pero igual se lo
enseñan a los niños en las escuelas, quienes a su vez se lo enseñarán a sus
hijos, tal como nos lo enseñaron a nosotros y, ahora, cada vez que nos
preguntan:
- ¿Qué es el Infinito?
- Es un ocho, pero acostado.
Describir qué es la Eternidad es más difícil que decir qué significa
fofo, sin juntar los dedos de la mano mirando hacia arriba, tal como si se
tratase de un bidé o una ducha al revés.
En todo caso, no deje que esto mío le complique la vida,
que bastantes problemas tendrá ya usted.
Resumiendo:
Esto de la
Eternidad , mire, es como todo.
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