A 131 AÑOS DEL NACIMIENTO DE JOSÉ ORTEGA
Y GASSET
Más cerca de la prosa literaria
que del discurso filosófico, su estilo posee una brillantez expositiva en la
que reside una de las claves del éxito y difusión de sus libros.
José
Ortega y Gasset nació en Madrid el 9 de mayo de 1883 y murió el 18 de octubre de 1955. Fue
filósofo y ensayista, su pensamiento quedó plasmado en numerosos ensayos
ejerciendo una gran influencia en varias generaciones de intelectuales.
Hijo del periodista José Ortega Munilla, hizo sus estudios secundarios en
el colegio de Miraflores del Palo (Málaga) y los universitarios en Deusto y
Madrid, en cuya universidad se doctoró en Filosofía y Letras con una tesis
sobre Los terrores del año mil (1904), subtitulada Crítica
de una leyenda. Entre 1905 y 1908 completó sus estudios en Leipzig, Berlín
y Marburgo, donde asistió a los cursos del neokantiano Hermann Cohen.
Fue catedrático de Metafísica (su titular anterior había sido Nicolás
Salmerón) de la
Universidad de Madrid entre 1910 y 1936. En 1916 fue
designado académico de la de Ciencias Morales y Políticas. Fundó la Revista
de Occidente (1923-1936), la publicación intelectual más abierta al
pensamiento europeo de nuestro siglo. Aneja a ella ha funcionado una editorial
que, así como su salón de tertulias, ha representado la más selecta modernidad
intelectual de su época.
Elegido diputado al proclamarse la república, fundó con Marañón y Pérez de
Ayala la Agrupación
al Servicio de la
República. A partir de 1936 vivió en Francia, Holanda, Argentina
y Portugal. Regresó a España en 1945 y residió (salvo viajes al extranjero,
especialmente a Alemania) en Madrid. En 1948 fundó con su discípulo, el
prestigioso Julián Marías, el Instituto de Humanidades.
Ortega ocupó un lugar de privilegio en la historia del pensamiento español
de las décadas centrales del siglo XX. Maestro de varias promociones de jóvenes
intelectuales, no sólo fue un brillante divulgador de ideas sino que elaboró un
discurso filosófico de notable originalidad.
Gran parte de su actividad se canalizó a través del periodismo, un mundo
que conocía por motivos familiares y se adecuaba perfectamente a la esencia de
sus tesis y a sus propósitos de animar la vida cultural del país. Además de
colaborar en una extensa nómina de publicaciones, fundó el diario El Sol
(1917), la revista España (1915) y la Revista de Occidente (1923)
En sus artículos y ensayos trató temas muy variados y siempre incardinados
en la actualidad de su época, tanto de filosofía y política como de arte y
literatura. Su obra no constituye una doctrina sistematizada sino un programa
abierto del que son buena muestra los ocho volúmenes de El espectador (1916-1935),
donde vertió agudos comentarios sobre los asuntos más heterogéneos.
No obstante, como denominador común de su pensamiento puede señalarse el
perspectivismo, según el cual las distintas concepciones del mundo dependen del
punto de vista y las circunstancias de los individuos, y la razón vital,
intento de superación de la razón pura y la razón práctica de idealistas y
racionalistas. Para Ortega, la verdad surge de la yuxtaposición de visiones
parciales, en la que es fundamental el constante diálogo entre el hombre y la
vida que se manifiesta a su alrededor, especialmente en el universo de las artes.
El núcleo del ideario orteguiano se encuentra en obras como España
invertebrada (1
921), El tema de nuestro tiempo (1923), La
rebelión de las masas (1930), Ideas y creencias (1940), Historia
como sistema (1940) y¿Qué es filosofía? (1958).
Las cuestiones de estética y crítica literaria fueron objeto de sus
reflexiones en Meditaciones del Quijote(1914), Ideas sobre
la novela (1925), La deshumanización del arte (1925), Goethe
desde dentro(1932), Papeles sobre Velázquez y Goya (1950)
e Idea del teatro (1958). Permanentemente cercano a la
realidad inmediata, abordó los asuntos políticos en Vieja y nueva
política (1914), La decadencia nacional (1930), Misión
de la universidad (1930) o Rectificación de la República (1931).
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