Pierre
Paul Prud'hon, también
conocido simplemente como Pierre Prudhon nació el 4
de abril 1758 en Cluny
y murió el de 16
de febrero 1823 en
París.
Fue un dibujante y pintor
romántico
conocido principalmente por sus retratos y
sus pinturas alegóricas.
Realizó
estudios en Dijon y
luego se mudó a París,
donde diseñó grabados. En 1784 ganó
un premio para viajar a Roma,
meta de todos los pintores académicos. Allí conoció al
escultor Antonio
Canova,
pero no se dejó atraer por el neoclasicismo puro
y prefirió estudiar los rasgos más sensuales y decorativos
de Rafael
Sanzio, Correggio y Leonardo
da Vinci.
De
vuelta en Francia,
Prud'hon atravesó una etapa gris, subsistiendo con el diseño de
grabados y algunos retratos. Su suerte cambió con el ascenso
de Napoleón;
sus dos esposas las emperatrices Josefina
de Beauharnais y María
Luisa de Austria prefieron
el estilo amable y decorativo de Prud'hon al neoclásico predominante
en la época, que resultaba demasiado severo para los cuadros
mitológicos y retratos.
Prud'hon
realizó un famoso retrato de la emperatriz Josefina (Louvre)
así como del rey de
Roma (Napoleón
II);
también diseñó decoraciones y muebles, incluso la cuna del infante
imperial. Para estos proyectos seguía el gusto neoclásico, pero
para las pinturas, prefería otro más sensual y mórbido que
anticipa el romanticismo. Jacques
Louis David,
líder del neoclasicismo puro,
definió a Prud'hon «el Boucher de
nuestro tiempo», por sus
cuadros mitológicos de texturas suaves, y (acaso también) porque su
éxito se apoyaba en el sector femenino de la corte.
En sus
últimos años, Prud'hon vivió una agitada relación con una
discípula, Costance Mayer, después de un matrimonio poco
afortunado. El suicidio de la joven en 1821 le
afectó de tal forma que, según algunos biógrafos, le produjo una
depresión que aceleró su muerte.
Prud'hon
fue estimado por Delacroix y
otros artistas y literatos de su generación, pero ya en la época
del Realismo empezó
a ser cuestionado y Honoré
Daumier le
caricaturizó.
Es
famoso principalmente por su obra Crucifixión (1822),
que pintó para la catedral de San Esteban en Metz (ahora
en el Louvre).
También son famosas El
rapto de Psique y
la alegoría La
Justicia y la Venganza divina persiguen el Crimen (1808),
del Louvre.
Produjo también algunas litografías.
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