sábado, 22 de enero de 2011

Editorial

Esquivando culebras
 
Aldo Roque Difilippo
 
 
La reciente visita del Premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa,  sirvió para revivir a algunos personajes de la escena política local.  En coquetas instalaciones los ex presidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle, rodeados de toda una rancia concurrencia, convirtieron la presencia del laureado escritor en un verdadero acto político, donde, como era de esperarse, Vargas Llosa la emprendió contra la izquierda y todo lo que se mueva por ese sector. Y no está mal, cada quien dice lo que piensa y tiene derecho a hacerlo. Lo que estuvo mal a nuestro entender, fue la postura adoptada por el gobierno uruguayo que no se enteró de tan ilustre visita, y  dejó hacer  a los tres líderes de la oposición que no desaprovecharon la oportunidad.
Está bien, hay que reconocer que para el gobierno uruguayo no es lo mismo recibir a Joan Manuel Serrat, o Juan Gelman, por poner dos ejemplos antojadizos, que  a Mario Vargas Llosa, un escritor que fue del mismo palo y después se pasó a la derecha, que encabezó en su país un movimiento político intentando ser presidente, que opina sin doble discurso en contra de la izquierda, que se ha enfrentado con intelectuales de izquierda, y que tiene un hijo que es un fiel  representante de ese pensamiento, y que si bien no está desprovisto de una vastísima cultura, está teñido de un tufillo de desprecio a todo lo que provenga del llano o roce lo popular.
La única representante del gobierno nacional en esos actos fue la  sub secretaria del Ministerio de Educación, la Lic. María Simón, cuando  debería haber sido el propio Ministro  Ricardo Erlich el que recibiera al  visitante; más allá de las diferencias políticas que pueda haber entre ambos. Es más, debería haberlo recibido el propio Presidente José Mujica, agasajarlo a su manera, y desarticular así los argumentos de sus opositores.

Manuela, la mascota del Presidente,
hubiera sido una buena anfitriona
para el Premio Nobel de Literatura.

El propio Mujica, cuando era Ministro en el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, no tuvo ningún  inconveniente en estrecharle la mano  al presidente norteamericano George W. Bush. Hasta compartió un asado con semejante representante del imperio, y unos meses después se candidateó a la presidencia y aplanó a sus opositores en las urnas.

Recientemente la Presidenta de la Cámara de Diputados, Ivonne Passada (MPP) visitó Irán, y al entrevistarse con Mahmud Ahmadinejad tampoco tuvo inconvenientes de someterse a las reglas del Islam. Ivonne Passada que ha encabezado movimientos que promueven la igualdad entre el hombre y la mujer, no dudo y se calzó el bátik, el pañuelo con que deben cubrirse las mujeres occidentales que entran a Irán. ¿Renegó de sus principios? Creemos que no.
El presidente Mujica ha dicho en más de una oportunidad que no tenía inconvenientes de “abrazarse a las culebras”  si ese era el precio para gobernar. Esta vez esquivó la culebra.
Otra hubiera sido la actitud del ilustre visitante si el primer mandatario lo hubiera recibido en su casa (en su “sucucho” como lo calificó el ex Presidente Lacalle) y bajo los árboles, y con Manuela observándolos, prosear esperando que estuviera pronto el asado de tira y un tinto uruguayo para amenizar la velada.
 



2 comentarios:

Juan del Hum dijo...

Aldo,

Yo no se de donde sacaste que:

" como era de esperarse, Vargas Llosa la emprendió contra la izquierda y todo lo que se mueva por ese sector"

http://www.elpais.com.uy/110115/pciuda-541193/informe/-ahora-tengo-mas-responsabilidad-/

"me alegra mucho ver al Uruguay creciendo, desarrollándose, modernizándose", dijo Vargas Llosa a El País.

-¿Por qué pone a Uruguay como ejemplo?

-Uruguay fue siempre una excepción a la regla. Es muy estimulante ver que ahora Uruguay está saliendo adelante, que está prosperando. Que al mismo tiempo que ha habido una transformación política muy grande con la subida del Frente Amplio, la democracia se conserva, que la democracia no se ha deteriorado, que hay una política económica muy moderna que está trayendo a Uruguay muchos beneficios. Eso es muy bueno para el resto de América Latina, un tipo de ejemplo de lo que debe ser la institucionalidad, legalidad, libertad, al mismo tiempo que se renuevan en el gobierno los distintos partidos políticos, pero siempre dentro de una coexistencia civilizada."

No se, pero como fue una forma muy positiva de "emprenderla" con la izquierda.

Anónimo dijo...

Tenés razón, debí decir a excepción de Uruguay. Gracias por la atenta lectura.

Aldo