sábado, 5 de febrero de 2011

EDITORIAL

Breve e ingenua reflexión en torno a la política

Ángel Juárez Masares


¿Carrera política sólo un escalón hacia
intendencias, diputación o senaturías?

Cuando muchas veces escucho a la gente referirse a los actores políticos en forma despectiva, siempre tiemblo.
Evidentemente que las personas que lo hacen actúan a influjos o impulsos de situaciones personales que les impiden reflexionar sobre el fondo del asunto, porque el sistema político es la base de la Democracia, y el Alfa y Omega de la República (valga la frase hecha).
Quienes vivimos (o sobrevivimos) los años de dictadura quizá estemos más preparados para entenderlo que los jóvenes que no lo hicieron, y si lo quieren más claro, prefiero un cuestionable Parlamento a un Salón sin Pasos Perdidos.
Pero como ingresar a fondo en estos temas responsablemente significaría apelar a conocimientos que creo no poseer –y tampoco es la idea- prefiero ir derivando esta reflexión por caminos aparentemente menos intricados.
Es decir, descartar por un momento la aseveración popular de que “son todos iguales” (porque no lo son), y reconocer que a todos nos corresponden las generales de la Ley en lo que a “pasiones humanas” se refiere. Todos traemos implícita la capacidad de matar a otro, quedarnos con lo ajeno, aceptar “una prebenda”, o codiciar la mujer del prójimo; así como el mecanismo que nos indica que no lo hagamos, y que ya sabemos lo que pasa cuando no funciona.
Ahora bien, sin llegar a los extremos de desconocer “el juego político” y trayendo el tema al plano departamental, ¿por qué no esperar que los dirigentes del Partido Nacional discutan si es sensato “embretar” a un Intendente obligándole a pagar con “cargos” los votos recibidos, dejando gente idónea afuera, y yendo en detrimento de la calidad del Gabinete y Directores, y en definitiva de la función pública?
¿Por qué no esperar que los Partidos de oposición representados ante la Junta Departamental ejerzan su cometido con decisión y carácter, aportando ideas y proyectos en los grandes temas?
¿Por qué no esperar que la carrera política tenga como objetivo servir a la sociedad, y no se transforme en una suerte de escalera hacia intendencias, diputaciones, o senaturías -cargos a los que no es condenable aspirar- pero no con el poder como único objetivo?
¿Por qué no esperar que este tipo de esperanzas –que sin duda tienen un altísimo componente de ingenuidad- algún día sean realidad?

2 comentarios:

charosaez dijo...

A veces actúa el denominado Principio de Peter.Alguien produce avances en su "Carrera de los Honores", de repente con la legitimación de capacidad y, por ende, sobreviene la recompensa socio- institucional.Un escalón más,adorna como trofeo su curriculum dorado.Pero ocurre que servía hasta donde llegó, y el plus de + 1 le excede. Es el caos. Servía para portero, pero no para supervisarlos...

Edgar Cadiac dijo...

Es la discusion eterna...
Quien puede evaluar a quien?
Si no se pagan con cargos los votos aportados... como se pagan??
Porque los votos cuentan y hay que "pagarlos"....esa es la "ley" y corre para todos los partidos y candidatos.
En fin...