Don Oscar
Rivero
* Falleció
el veterano periodista de hablar pausado, de libreta y lapicera en mano.
Aldo Roque Difilippo
Uno tiende a pensar que las personas que quiere o estima son eternas,
que estarán ahí, al alcance de la mano cada vez que necesitamos de su ayuda, de
su consejo, o simplemente para saber que
están. Y no es así.
Falleció don Oscar Rivero y a mi me quedó pendiente una charla donde prometí y no cumplí registrar su vida y su
oficio.
Don Oscar Rivero y decimos Don porque era un
individuo de otra época, donde decir Don
definía a una persona sin más necesidad
de adjetivación. Pero también porque refleja una época.
Periodista
de la vieja guardia, de lapicera y papel en el bolsillo. Del tiempo de los
periódicos sábana y las imprentas casi santuarios reservados para algunos
elegidos. Tiempos sin celulares, computadora, grabadores y cualquier
elemento que generara presión o prisa.
Tiempo de prosas largas. De un periodismo distinto, de lenguaje medido y
formal. Teñido de apasionado periodismo partidario.
A los que
éramos novatos en los primeros años de los 90
nos llamaba la atención aquel hombre ya mayor, de cabeza blanca, de
hablar pausado, que no usaba grabador y que escribía en algunos papeles lo que
otros decían en una conferencia de Prensa o en un reportaje. Que escribía casi
con la misma velocidad que el declarante
y que nunca supe producto de que
destreza o sortilegio redactaba sin
omitir prácticamente nada.
Más de una
vez leí al otro día en Acción lo
que alguien había dicho en una
conferencia de prensa en la que estuve, y que me había costado tanto desgrabar,
rebobinando más de una vez para escuchar la cinta.
A él le
había bastado una vez para escucharlo y en el mismo acto escribirlo. Nunca supe
cómo lo hacía.
Fue periodista
del legendario y apasionado “El Radical” y también fue actor;
pero también fue político, primero en el Partido Colorado, pasó por el Partido Nacional y después en el Partido
Comunista.
Fue,
fundamentalmente, un devoto cristiano y un incansable trabajador hasta el final
de sus días.
Don Oscar
Rivero falleció casi como había vivido, sin
llamar la atención, sin ostentaciones, en un acto íntimo.
El lunes
pasado la Junta Departamental
de Soriano lo recordó con un minuto de silencio. Quizá como él hubiera querido. Un acto austero y protocolar para
después seguir con lo que estaba previsto.
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