Nueva,
definitiva y brillante traducción de Arthur Rimbaud
Luis Benítez
(especial para HUM BRAL)
En
una fecha tan reciente como febrero de 2015, una vieja y poderosa voz
vuelve a tirarle de las orejas a los malos poetas, los imitadores de
voces y los apropiadores de canciones. Se trata de una excelente
traducción realizada por el autor argentino Juan Arabia (Buenos
Aires, 1983) de los “Nuevos Versos y Canciones” de Jean Nicholas
Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891). El volumen,
publicado por el sello Buenos Aires Poetry en su colección
“Abracadabra” (ver: buenosairespoetry.com) incluye dos docenas de
las composiciones menos conocidas de uno de los padres más feroces
de la poesía moderna, escritas en París, Bruselas y otros sitios
-de imposible registro- hacia 1872. Como nos tiene acostumbrados ya
la joven y pujante editorial argentina, la realización artística
del objeto libro es de destacar, gracias al talento de la diseñadora
local Camila Evia, del sitio Doppelgänger (ver:
camilaevia.tumblr.com).
El
relevante trabajo de Arabia fue infundirle una energía todavía más
poderosa a las magistrales creaciones de Rimbaud llevadas al
castellano, brindándonos cuidadas traducciones y datos aclaratorios
consultados con especialistas del nivel de Pierre Brunel, entre
otros, amén de que el obsesivo traductor viajó durante el proceso
de elaboración del libro a Charlesville y visitó el Musée Arthur
Rimbaud, la Maison des Ailleures y la Libraire Rimbaud, confirmando
la información que ya poseía e incrementándola con nuevos datos.
No
contento con eso, Arabia –el tipo de traductor que a todos nos
gustaría tener- comparó buena parte de las traducciones ya
realizadas de las obras del “véritable dieu de la puberté”
(“verdadero dios de la pubertad”), al decir de André Breton,
dando con vacíos, pasos falsos y ambigüedades que empecinadamente
se consagró durante meses a resolver. Sin duda la traducción de
poesía, si no es la tarea imposible que señalan varios, es una de
las más difíciles, como sostienen muchos. No es de extrañar,
entonces, que en sus registros más de una vez el dedo se deslice en
falso sobre el teclado del ordenador o los “falsos amigos”, esas
palabras cognadas, nos jueguen una muy mala pasada en el trayecto del
original en lengua extranjera a la versión española. Basta señalar,
entre el amplio arsenal de aciertos que contiene esta flamante
edición, la apropiadísima traducción que hace Arabia, en el poema
Larme (Lágrima, págs. 20-21, op. cit.), escrito por Rimbaud
en París entre mayo y junio de 1872, de la expresión francesa
“colocase”: se puede apreciar en otras traducciones al
español el error de interpretación -que en definitiva tampoco
configura un crimen, pero duele como cuando te matan el perro-
cometido al adjudicarle significados distintos del real, fielmente
reproducido por Arabia y ratificado por el poeta, erudito y
especialista Pierre Brunel, como bien lo indica la nota al pie
(reproducida a continuación de estas consideraciones, junto con la
traducción de Arabia de Larme).
En
síntesis, se trata de una concreta joya de colección este bello
volumen titulado “Nuevos poemas y canciones”, que lleva a nuestra
lengua con renovado esplendor y tras minucioso trabajo
interpretativo, una buena parte de las composiciones menos difundidas
del gran poeta francés y se impone como una presencia obligada en el
anaquel del buen amante de la mejor poesía occidental.
……………………………………………………………………………………………
Larme
Loin
des oiseaux, des troupeaux, des villageoises,
Je
buvais, accroupi dans quelque bruyère
Entourée
de tendres bois de noisetiers,
Par
un brouillard d'après-midi tiède et vert.
Que
pouvais-je boire dans cette jeune Oise,
Ormeaux
sans voix, gazon sans fleurs, ciel couvert.
Que
tirais-je à la gourde de colocase?
Quelque
liqueur d'or, fade et qui fait suer.
Tel,
j'eusse été mauvaise enseigne d'auberge.
Puis
l'orage changea le ciel, jusqu'au soir.
Ce
furent des pays noirs, des lacs, des perches,
Des
colonnades sous la nuit bleue, des gares.
L'eau
des bois se perdait sur des sables vierges.
Le
vent, du ciel, jetait des glaçons aux mares...
Or!
tel qu'un pêcheur d'or ou de coquillages,
Dire
que je n'ai pas eu souci de boire!
Mai
1872. …………………………………………………………………………………………….
Lágrima
Lejos
de pájaros, rebaños y campesinos,
Yo
bebía, acurrucado en un brezal,
Rodeado
de suaves bosques de avellana,
Entre
la verde y tibia niebla de la tarde.
¿Qué
podía yo beber en este joven Oise[1],
Olmos
sin voz, hierba sin flores, cielo nublado?
¿Qué
sacaba de la cantimplora de colocasia[2]?
Cierto
licor de oro, ardiente y que hace sudar.
Así,
yo hubiera sido un pésimo cartel para una posada.
Después
la tormenta cambió el cielo, hasta el anochecer.
Eran
países negros, lagos, percas,
Columnas
bajo la noche azul, estaciones.
El
agua de los bosques se perdía en arenas vírgenes.
El
viento, del cielo, lanzaba estalactitas sobre los charcos…
¡Y,
como un pescador de oro[3] o de caparazones,
Decir
que no tuve ganas de beber!
Mayo
de 1872.
__________________________
[1]
El Oise es un río franco-belga.
[2]
La colocasia es una planta de la familia de las aráceas, originaria
de la India y de las regiones tropicales de Asia, con las hojas
grandes, de forma aovada y ondeadas por su margen, y la flor de color
de rosa. Pierre Brunel señala que su elección no sólo responde a
una necesidad sonora [Oise / Colocase], sino que además tiene
su origen en la obra Quatrieme Églogue, de Virgilio (en
Arthur RIMBAUD, Œuvre Complètes. Poésie, prose et
correspondance. Introduction, chronologie, édition, notices et
bibliographie par Pierre Brunel, Le Livre de Poche - La Pochothèque,
Clermont-Ferrand, 2010, p. 329).
[3]
Enid Starkie, citando la versión dada por Rimbaud en Une Saison
en Enfer (Pleaurant, je voyais de l´or –et ne pus boire.-
[Llorando, veía oro –y no pude beber.]), ve en el autor la
“posibilidad de beber el aurum potabile, el oro del
filósofo, el oro líquido que da la vida eterna. Pero el autor no
siente ni deseo ni sed (en Enid STARKIE, Arthur Rimbaud. Una
biografía. Traducción del inglés de José Luis López Muñoz,
Ediciones Siruela, Madrid, 2007, p. 264).
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